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Jimin canceló su cita conmigo para el final del día. Debía trabajar hasta tarde además de que debía imaginarme lo agotado que saldría del trabajo.

No tuve más opción que salir esta misma noche y dar una vuelta recorriendo un poco del centro de Seúl. Antes de salir de casa, mi prioridad fue cubrir mi rostro con cubrebocas de aquel estilo que la mayoría de los Idols usaban. Peiné el flequillo de mi cabello de modo que cubriera lo suficiente mi rostro y las cicatrices en éste.

Utilicé una gorra negra para dejar mi cabello en su lugar y así decidí tomar el valor necesario para lograr salir a dar un corto paseo nocturno. Como era obvio, jamás decidí un lugar en específico a donde partir. Únicamente mi objetivo era el marcharme de casa y dar una caminata nocturna en paz.

Tomo mi libreta y la guardo en la bolsa interna de mi chaqueta guinda a la par que mis llaves y así salgo de casa cerrando con seguro la puerta.

Atravieso el corredor que lleva hasta las escaleras y en mi recorrido paso por enfrente de la puerta del apartamento de Jimin. Suspiro resignada y un tanto decepcionada a la par, tenía ciertas esperanzas de salir con Jimin esta noche pero debía dejarme en claro lo difícil que resultaría actualmente tal capricho con él. Y realmente me sentía feliz por él, aunque me doliese admitirlo.

•••

Las personas venían e iban. Todas se encontraban en su mundo, riendo, conversando unas con otras o entre pequeños grupos que recorrían el parque este Jueves en la noche.

Predominaban los grupo de estudiantes que dejaban ver una noche joven y fresca. El clima era un tanto frío con pequeñas brisas de aire helado que únicamente te rozaban el rostro con sutileza provocando leve hormigueo debido a lo frío que se dejaba notar.

Junto mis manos, exhalo en ellas y las froto una con otra en busca de calor y comienzo a observar con más detalle mi alrededor. A los pies de aquella farola, una jardinera lo bastante amplia, dejaba ver un gran muro de arbustos altos que continuaban su recorrido abarcando una gran parte del parque.

Recorrí con la mirada dichos cuerpos arbolados y al final de éste recorrido visual, capté desde lo lejos, la presencia de aquel tipo de la cafetería y del incidente del café. Los nervios se volvieron locos en mí y el temor por ser reconocida aumentó al verle acercarse con cierta tranquilidad.

Descendí la cabeza y esperé por pasar desapercibida ante él. No sabía con exactitud qué era lo que me esperaba si el llegase a reconocerme y cuestionarme nuevamente mi nombre como aquella última vez en la cafetería.

No resistí un segundo más y salí huyendo de ahí, teniéndolo a unos cuatro o cinco metros de distancia. La distancia perfecta para lograr reconocer la chica del cubrebocas de aquel día en aquella cafetería.

–¡Hey! –escuché– ¡Hey, espera! –insistió esa voz llamando mi atención.

Era el mismo tipo, no había duda alguna. Pero yo no deseaba volver a verle, no después de la inseguridad que me hizo sentir al exponerme como una deforme frente a tanta gente en la noche del incidente del café sobre su chaqueta.

Aceleré mi paso sintiendo que trotaba en vez de caminar tranquilamente. Estaba huyendo, literalmente huyendo y él presenciaba ello.

Escuché las pisadas fuertes de alguien tras de mí. Al parecer corrían para alcanzarme y yo aumentaba la velocidad de mis pasos a la par que mi respiración se aceleraba.

—¡Hey! —lo sentí demasiado cerca. Estaba a mi lado intentando continuar a mi paso—. ¿Tú eres Grecia?

No respondí.

—¿Tú eres la chica de la cafetería? —insistió pero no obtuvo respuesta alguna— ¿Me responderás?

Continúe mi camino realmente no quería verme hundida en esta incomodidad con aquel tipo.

—Maldita sea, responde —insiste pero me vuelvo a limitar y continuo caminando con prisa y pánico.

El sonido de su móvil le anuncia una llamada entrante y esto provoca que detuviera su acoso y respondiese la llamada. Ignoro totalmente lo que dice sólo por el simple hecho de que no me interesaba en absoluto lo que sea que hablase. No me desprendía confianza.

Salimos del parque juntos sin quererlo pero así fue. El continua hablando en su móvil mientras camina a mi lado creyendo que le dejaré hacerlo por más tiempo.

Nos detenemos en la luz roja de peatones y observo a los automóviles pasar, las personas al otro lado de la calle y un poco de mi alrededor con la intención de buscar manera alguna de apartarme de aquel tipo de cabello teñido.

Continuaba hablando y puedo darme cuenta de que la llamada era en motivo laboral por lo serio que se dejaba ver. Le echo una mirada de reojo y él se distrae observando tras de si como si buscase a alguien. El momento de alejarme de él llegó en cuanto la luz cambió a verde y comenzó el paso de las personas y los automóviles se detenían.

Me alejé de él escabulléndome entre las personas, me abría paso hacia el otro lado de la calle además de que mis pasos eran rápidos y desesperados.

Al llegar al otro lado de la acera y decidida a continuar mi camino de regreso a casa, me detengo a observarle y puedo ver cómo me busca con la mirada entre tanta gente. Él ya había terminado su llamada y su móvil aún lo llevaba en su mano.

No entendía el por qué de su insistencia.


Sugar Melody | SUGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora