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Me detengo frente el aparador de una tienda de música. En éste se exihibía un hernoso piano en tono marrón y de hermosas decoraciones doradas. Por alguna razón, creí o tuve un tipo de visualización.

Yo sentada en el taburete del piano, tocando alguna melodía en éste además de estar acompañada con alguien a quien me fue imposible reconocer por mucho que haya intentado observarle al rostro.

Despeje mi mente de aquello y me desvié mi mirada hacia la pequeña tarjeta dónde el precio de dicho piano de encontraba expuesto. Realmente era caro e imposible de adquirir para mí.

–Luce asombroso ¿No crees? –escuché la voz de aquel tipo a mi lado. Le eche un vistazo de reojo y él se encontraba observando al igual que yo el piano. Igualmente usaba un cubrebocas negro.

–¿Qué haces aquí? –pregunté sin más observándole.

Él me miró fijamente, desvió su mirada para observar el vaso desechable que yo sostenía en mi mano y comparó su vaso con el mío. Era realmente obvio, ambos habíamos comprado café en la cafetería de siempre.

–Te he visto en la cafetería –movió su cubrebocas y dió un sorbo–. No te percatarse de mí así que decidí seguirte.

–¿Ahora te dedicas a acosarme?

–No –dijo él–. Simplemente te he seguido –y volvió a beber de su café– es todo.

–¿Por qué? Tan sólo –niego con leves movimientos de cabeza– déjame en paz.

Y dicho lo último comienzo a caminar dejándole atrás sin importar su reacción. Tan sólo quería que me dejase en paz realmente, no quería más pesar con personas. La ausencia de Jimin me afectaba.

–Grecia –me nombra y lo siento detrás mío.

–Dejame en paz –intento acelerar el paso deseando escapar de él.

–¿Por qué huyes? –cuestionó–Tan sólo quiero hablar...

–No deseo hablar contigo –le interrumpí–. Por favor.

–¿Por qué? –me detiene tomándome del hombro– No me conoces.

—¿Y que deseas que conozca de ti? —me giro a observarle y su mirada desciende. Agita con leves movimientos circulares del vaso de su café y lleva su mano izquierda al bolsillo de su chaqueta gris.

—Olvidalo —dicho esto se aleja dando unos pocos pasos hacia atrás—. Sólo creí que tú... Que... —suspira y me observa—. Es sólo que me recuerdas a alguien.

•••

"...deja tu mensaje después del tono".

—¿Jimin? Espero que estés bien. Tan sólo llamé para saber cómo estabas, no he recibido noticias tuyas durante esta semana. Y bueno —suspiro—. Tan sólo márcame cuando puedas.

Y así finalizo la llamada. Me acerco hasta la mesa de mi improvisado comedor y observo aquellas flores que Jimin me obsequió. Eran hermosas y me traían el recuerdo de su sonrisa aquel día.

Vuelvo a recordar ese momento en el que sus labios se unieron a los míos en un tierno beso que me robó el aliento. Sonrío atontada y vuelvo mi vista hacia las dichosas flores. Acaricio el pétalo de una y una imagen viene a mí.

Era tan borrosa, me resultaba imposible distinguirle entre sueño o realidad. Un mismo petalo en un lugar con demasiada luz, alguien. Había alguien a mi lado, no pude distinguirle ni mucho menos continuar con más de aquella visión. No sabía a ciencia cierta lo que me ocurría, tal vez sólo eran sueños tontos. Soñaba despierta.

•••

"No te dejaré morir..."

Se repetía una y otra vez aquellas palabras generando en mí un ataque de desesperación que me provocó despertar alarmada.

Sentía calor, ardor y dolor. Podía sentir como mis marcas de las quemaduras volvían a causarme un dolor agrio. Ahora era presa del pánico y del miedo, por qué realmente era miedo.

Me abrazo a mi misma llorando y me concentro en eliminar el dolor mental que se generó en mí. Todo ya había pasado, todo fue sólo un mal sueño. Las cicatrices no volverían a doler más.

Pero mentía si decía que no me dolía la partida de Jimin. Él decidió irse pese que tuvo la amabilidad de despedirse muy lejanamente, se fue y no me permitió asimilar la declaración de su amor. No me permitió reaccionar y sé que posiblemente le lastimó el escuchar de mi boca pronunciar otro nombre que no era el suyo pero ni siquiera yo misma conocía el motivo del por qué dije aquel nombre.

Fue algo que no controlé y me salió sin pensarlo. ¿Por qué?

Hay tantas cosas que aún no sé y que Jimin puede hacerme olvidar con su presencia pero...

Él no está ahora conmigo.

Sugar Melody | SUGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora