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Descendí las escaleras con cierta preocupación. No sabía si resultaba correcto dejar a Dulce sola. Puede que ella tuviera otro colapso.

—No llevaré a Dulce a ningún lado sin saber que es lo que sucede con ella —exigí a Jimin.

Él únicamente suspiró y peinó su cabello hacia atrás como lo hacía siempre. Esa costumbre nunca la perdió.

Él se acercó más a mí, ambos nos encontrábamos en la sala de espera, frente a frente con una tensión que era inevitable. En unos minutos pedirían a Jimin pasar a la habitación de Dulce para ayudarle a ordenar todo ya que hoy la darían de alta después de semanas largas.

—Dulce —pausa y me observa con cierta melancolía—. Ella tiene amnesia, ella no puede recordar sucesos antes del accidente. Yoongi ella... —vuelve a pausar y desciende su mirada— ella comienza a perder su memoria poco a poco. Hace tres años. Meses después del accidente me preguntaba por ti, ella te recordaba y siempre me preguntaba por ti, dónde estabas. Y yo siempre le respondía que llegarías pronto o que llegabas a verla cuando le colocaban sus medicamentos y ella caía dormida; yo le mentía Yoongi, le mentía haciéndole creer que tú ibas a cuidarla mientras dormía.

Hablaba Jimin con una expresión frívola, su mirada se encontraba clavada en una de las zonas del suelo de la sala. Jimin me observó. Y la culpa me invadió.

»Ella recordaba lo sucedido en el accidente pero me fui dando cuenta que poco a poco comenzaba a olvidar muchas cosas. Ella al pasar del tiempo y mientras continuaba en recuperación, dejó de preguntar por ti con frecuencia al punto de olvidarte por completo y no sólo tú, su madre, su padre, Taehyung, todo. Ella olvidaba todo con el paso del tiempo —la mirada de Jimin y lo dicho me causó un sentimiento de mortificación, no soporté observarle más—. El doctor que la atendió desde el día del accidente, fue percatándose de ello. Le hizo unos estudios y una de las zonas de su cerebro tenía problemas debido al impacto del accidente. 

Ahora todo tenía sentido. 

»Dulce comenzaba a olvidar quién era, comenzaba a perderse en sí misma. Ella dejó de recordar a las personas o las cosas que ella no veía por un largo periodo de tiempo. A mí nunca me olvidó porque siempre estuve con ella a todo momento, —Jimin se movió con levedad y llamó de mi atención— Yoongi. Pero si en algún tiempo, ella se aleja de mí, pronto no me recordará. Dulce está muy mal, al pasar del tiempo comienza a olvidar más y más cosas y todo es causado por sucesos que la contengan en un estado de estrés o impresión. 

—¿Ese es el motivo por el cual me prohibes hablarle de lo que sucedió conmigo?

—Así es. Ella por más que lo deseemos, no podrá recordar lo que fue hace años. Dulce se apaga con lentitud, Yoongi. 

Recordé la plática con Jimin.

«Dulce se apaga con lentitud Yoongi». Recordé.

No podía entender en qué momento todo sucedió así. La culpa me consumía. Había sido un completo imbécil, había abandonado a Dulce por una pelea estúpida y en el momento en que más me necesitaba.

Simplemente yo no merecía continuar con bien, al final de todo, Jimin tenía razón. Yo era un imbécil. 

—¿Está todo bien, Yoongi? —me pregunta el padre de Dulce.

Reacciono y lo observo parado a unos pasos de mí. Descendí los últimos cinco escalones que me faltaban y me dirigí a él.

—Qué es lo que sucede. Debería de preguntar yo.

—¿De que estás hablando, Yoongi?

—¿Qué está sucediendo? ¿Por qué Jimin me ha pedido traer a Dulce hasta acá? Te estoy exigiendo de una buena manera a que me respondas —le amenacé y le observé con enfado. Estaba yo desesperado por encontrar la verdad a todo esto. Necesitaba conocer que sucedía con todo esto.

—¿Qué es lo que quieres saber? —respondió neutral con otra pregunta.

—Todo. ¿Por qué me ha pedido Park Jimin traer a Dulce hasta acá?

Él simplemente calló unos momentos y observó con detenimiento mi expresión, sonrió sin más y me palmeó la espalda con suavidad.

—Acompañame, Yoongi.

Avanzó él hacía el living, yo le seguí. La decoración de la casa era elegante, además no había nada en exceso, simplemente un par de sofás, unas cuantas pinturas, decoraciones pequeñas en el librero ubicado a la izquierda de la entrada al living y libros diversos; de la pared contrario al librero, una pequeña barra donde se ubicaban varias botellas de vinos y alcohol.

El padre de Dulce se encaminó a ese sitio y me ofreció amable una copa. Yo le rechacé la oferta. Ahora no.

Me senté en uno de los sofás sin autorización y observé con detalle las pinturas en la habitación.

—Los he hecho yo —habla—. No son perfectos pero me gusta verles mientras me encuentro aquí. Me hacen recordar lo frágil que soy.

Observé con mejor detenimiento. En una de las pinturas, llamó de mi atención el detalle con el cual una pequeña bebé caminaba encima de lo que parecía una delgada cuerda y bajo ella una gran oscuridad. Pese a ello, la bebé de la pintura aún mantenía una sonrisa hermosa, conocida ya para mí.

—Esa pequeña es Dulce —habló nuevamente su padre.

—¿De verdad es ella?

—Me dolió en el alma cuando su madre me llamó diciéndome que ella había fallecido. Yo no me encontraba aquí en ese tiempo.

—¿Y que era más importante que su hija? —pregunté sin más.

Él se acercó haciendo el sofá donde yo me encontraba y se sentó a mi lado. Lo escuché suspirar y el como depositaba su copa de vidrio en la mesita de café frente a nosotros.

—Estuve en prisión dos años, Yoongi.

Me avergonce y me odie a mi mismo. Está plática comenzaba a ir a un camino de incomodidad, sabía perfectamente que el intentar hablar para mí sería complicado puesto que esto era algo delicado de hablar.

—Lo-lo siento, no tenía idea de...

—Tranquilo, Yoongi. No hay necesidad de pedir disculpas. Cualquiera pensaría que deje a mi hija morir sola y no te juzgo.

—¿Puedo preguntar el por qué?

Tal vez este hombre tenía razón no deseo juzgarlo. Pero me dio sus motivos para que sea así aunque aún me faltaba descubrir tanto y posiblemente él pueda ayudarme a descifrar que ocurre con Dulce y todo lo que le rodea.

—Hay muchos problemas —responde volviendo a tomar su copa—. Y lo que menos deseo es que mi hija se vea envueltos en ellos.

—¿Qué es lo que sabe Park Jimin que yo no? ¿Por qué él?

—Yaneth, —habla— mi esposa, esa mujer está loca, obsesionada con el dinero. Obsesionada con lo ajeno.

—No has respondido aún lo que te he preguntado —exigí con un tono de voz más severo. 

Muchas gracias a todas por sus lecturas. La historia comienza a tener un poco más de sentido y poco a poco se verán revelados muchos secretos. Las amo y gracias por su apoyo. <3

Sugar Melody | SUGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora