🏁Yume🏁

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Tsh. El transporte público.

Si había algo que odiaba, más que una mala mañana, pero menos que Knights, era el transporte público.

Por eso amaba viajar en su lujoso mercedes benz, pero esta vez no podía usarlo, pues iba en cubierto.

Después de haber terminado de comer con sus compañeros, él se había marchado rápidamente a su hogar -que por suerte no estaba lejos- y se cambió de ropa, para que no sospecharan nada.

Un frenado brusco lo sacó de sus pensamientos. Parpadeó un para de veces y bajó la mirada cuando el chico pelinegro hubo dirigido sus orbes hacia él.

Yukio entrecerró la mirada y tomó asiento en uno de los puestos libres. Era más que obvio que el oficial iba ahí. Sonrió por lo bajo, justo lo que no quería que pasara.

Que lo viera en casa de su supuesto hijo.

Uffff~ Ojalá pudiese ver la cara de decepción que pondría cuando viera al niño.

En el camino todo iba muy silencioso para ser un transporte lleno de personas, aunque claro, el oficial estaba contento por el cambio repentino, mas Yukio sabía que algo no andaba o no iba a andar bien.

En eso, el vehículo se detuvo nuevamente y tres hombres subieron, sonriendo al ver a los pasajeros.

-...Vaya, vaya...Hoy nos trajiste más~ —Relamió su labios mientras uno de los que recién había subido, apuntaba con un arma al conductor—...Conduce, y no te detengas...—Le gruñó, y el hombre así lo hizo.

Los pasajeros entraron en pánico. Ryota no sabía como reaccionar; tenía un arma bajo la camisa, pero temía que si los enfrentase, algo peor sucediera.

-...Maldición...—Gruñó por lo bajo.

-...Oe, Kōn, mira lo que tenemos aquí~ —Ronroneó el  que parecía ser el líder, mientras sostenía del brazo a una joven de no más de 15 o 16 años—...Ya sabes que hacer~ —Rió cínicamente y se la lanzó.

-...Me divertiré mucho~ —Rió el chico de cabeza rapada, mientras desabrochaba su pantalón y miraba con lujuria a la joven.

Ryota apretó la mandívula, y apretó el mango del arma que llevaba escondida, a punto de sacarla y dispararles.

Sin embargo...

-...No creo que deban hacer algo como eso...—Dijo el pelinegro, de brazos cruzados y con los ojos cerrados.

-...Jejeje...¿Y tú quién te crees para hablarnos así, basura? —El mayor de todos volteó a verle con burla—...¡¿Qué no sabes quienes somos?! ¡Somos miembros de Knights! —Exclamó mientras le mostraba el tatuaje que llevaba en el brazo.

Ryota jadeó desde su puesto ¡Lo sabía! Solo los miembros de esa asquerosa banda podían hacer algo como eso.

Yukio miró de reojo lo que con orgullo le enseñaba aquel hombre y bufó mientras negaba.

-...Hoy en día hacen una imitaciones muy malas...—Rió y se puso de pie.

-...¡¿Qué?! —Gruñó y dió un paso al frente, apuntándole con un arma.

-...Oye, ensuciaste mi zapato...—Frunció el ceño y subió su pie al asiento del vehículo comenzando a limpiarlo.

-...¡Me importa un comino, tu zapato! —Le volvió a gruñir—...¡¿Qué dijiste sobre mi banda?! ¡Respeta a Knights!

Ryota estaba más sorprendido. El tipo le apuntaba con un arma y el doncel ni se inmutaba. No parecía tener miedo alguno.

-...Bueno...—Murmuró mientras limpiaba su zapato—...Ese no es el emblema de Knights...—Sonrió burlón.

Pasión sobre ruedasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora