Infierno parte 2

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Ayato tenia razón, pensó Subaru. El estaba solo.

A su padre no le importaba, su madre se suicido para no tener que verlo mas, sus hermanos lo odiaban y la única persona que le quiso estaba muerta. Que mas da si el moría aquí.

Podía oír en la lejanía las risas y burlas de los pelirrojos alejándose de el. Dejándole solo con el cadáver de su amada Yui.

Subaru vio como su sangre se mezclaba con la de ella en un gigantesco charco que hacia imposible identificar de quien era cada gota de sangre.

El vampiro estaba cansado, no tenia fuerza de voluntad para levantarse, sacarse la daga de su abdomen y buscar a alguno de sus hermanos que estuviera dispuesto a ayudarle, aunque bien sabia que no lo encontraría.

Ayato no lo haría por obvias razones, Laito tampoco, kanato le arrancaría la daga y se la clavaria una y otra vez por satisfacción, Reji le extraería la poca sangre que le quedaba para usarla para alguno de sus experimentos y daría su cuerpo a Kanato para que lo convirtiera en una mas de sus muñecas de cera. Y Shu...Shu era demasiado vago como para moverse de la cama o de cualquier lugar en el que se encontrara tumbado.

-Y-yui... lo siento... siento no haber podido protegerte.

Subaru finalmente reunió las pocas fuerzas que le quedaban y se levanto impulsado por la rabia y el deseo de acabar con Ayato. Vengaría a Yui y no descansaría hasta ver muerto al pelirrojo por su mano.

Miro una ultima vez el cuerpo sin vida de la rubia y le planto un corto beso de despedida antes de teletransportarse.

Apareció en la torre donde una vez estuvo exiliada su madre, donde ella decidió acabar con su vida con la misma daga que el llevaba incrustada en el cuerpo.

Su cabeza le daba vueltas y su vista se nublaba. El suelo pareció temblar cuando Subaru cayo sobre una de las paredes deslizándose por ella hasta acabar sentado en el suelo.

Ya no le quedaban fuerzas para moverse y a pesar de no haber perdido aun la consciencia se sentía como si estuviera en un sueño. Débil, agotado y con la mente nublada.
Se estaba desangrando rápidamente, cubriendo la roca del suelo con su liquido escarlata.

El alvino veía lo que sucedía a su alrededor como si lo viera desde la pantalla de una televisión. Veía como si no fueran sus propios ojos, no sentía nada.

Observo como una figura pequeña se acercaba silenciosamente a el. Bajo la luz de la luna que se colaba por la única ventana de la torre diviso unos cabellos violáceos.

Kanato estaba ante el, con su osito de peluche Teddy firmemente sujeto a su brazo izquierdo.

Su hermano sonrió mostrando sus colmillos.

El olor a sangre le había alterado, pensó Subaru luchando por permanecer despierto.

Kanato se arrodillo ante su hermano menor. Dejo a Teddy a un lado y con brusquedad rasgo parte de la camiseta del alvino que le estorbaba para llegar a su cuello.

Subaru sintió un escalofrió recorrerle todo el cuerpo. ¿En serio le iba a morder? ¿otro vampiro? ¿Eso no estaba prohibido?

Por desgracia para el de ojos rojos, no podía moverse y no pudo evitar que su hermano se acercara a el y desgarrara su piel con sus afilados dientes.

No emitió ningún sonido de dolor, ya no podía hablar o gritar.
Subaru se dejo caer en la oscuridad

A Kanato no le importo que su Subaru se hubiera desmayado, bebería hasta saciar su sed, hasta dejar el cuerpo de el menor como una de sus mulecas de cera. Blanca, perfecta y frágil. Como una marioneta echa de porcelana.

La Daga Blanca  (Shu x Subaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora