Larga Vida Al Futuro Rey

1.3K 95 12
                                    

Subaru al fin llego ante la torre de su madre. Una alta torre de roca que se alzaba sobre un amplio jardín de rosas donde algun lugar de el se encontraba la tumba de Yui.

Abrió la desgastada verja de metal, la única entrada y se adentro en ella.

Siempre le pareció un lugar frio pero hoy le parecía aun mas como si aquellas paredes de piedra se hubieran vuelto de hielo.

Una vocecilla en su cabeza le decía que se fuera, pero como de costumbre Subaru no la escucho.

Llego hasta el lugar mas alto donde la otra noche estuvo allí con Shu. Juraría que había dejado caer su daga al suelo cuando el rubio le pidió que le matara.
El mayor no lo supo pero por un instante aquella escena le recordó al día en que su madre le dio la daga de plata y le pidió que la matara a ella y luego que se quitara la vida el mismo, esa parte de lo que le dijo su madre nadie lo sabia, porque se avergonzaba de ello.

Ese día no mato a nadie, aunque eso no sirvió de mucho. Su madre encontró la forma de arrebatarle la daga y matarse sin la ayuda de nadie. El estuvo hay cuando eso ocurrió y fue en este sitio, el lugar mas alto de la torre.

Por eso solía venir aquí y mirar por la única ventana el patio de rosa. Era una ventana demasiado estrecha como para que alguien  que no fuera un niño pudiera caber por ella. Esa fue una vez su entrada cuando venia a visitar a su madre. Pero cuando esta murio, la verja que daba acceso a la torre quedó abierta y pudo entrar por hay cuando su cuerpo, ya mas grande, no pudo pasar por la ventana.

—Tiene que estar por algun lugar—gruño histérico Subaru cuando no encontró su daga en el lugar donde se le resbalo de las manos el día anterior.

No podía haberse ido sola, alguien tuvo que cogerla.

Tal vez fue Shu...no, el se lo hubiera dicho.

Olfateó el aire hasta dar con un aroma desagradable. Un olor que se asemejaba a libros viejos y a desinfectante.

—Reiji...—El había estado aquí y de seguro fue el quien tomo su daga. —¡Cabrón ya veras cuando te encuentre! ¡TE VOY A DEJAR CIEGO Y PARAPLÉJICO!

Golpeó la pared con rabia.

Un olor intenso le llego al alvino, el olor a humo como si algo estuviera quemando. Quedo aun mas desconcertando ¿Acaso alguien estaba quemando el jardín de rosas de su madre? O tal vez fueran los trillizos de nuevo en la cocina.

Subaru rápidamente asomo la cabeza por la minúscula ventana y no se creyó lo que vio.

Todos estaban hay, a los pies de la torre guardando una prudente distancia de esta. Ayato y Reiji riendo mientras Laito y Kanato hacían gestos raros. De sus manos salían llamas como si estos las crearan y poco a poco, las llamas envolvieron la torre como un tornado de fuego.

El menor quedo horrorizado a ver como los dos trillizos mayores lograban prender fuego hasta a la mismísima roca que componía la torre haciendo que esta se incendiara y rápidamente comenzara a desmoronarse sobre si misma.

El aire se lleno de un espeso humo negro. Subaru comenzó a toser y a costarle respirar, le quemaba la garganta.

Bajo lo mas rápido que pudo por unas largas escaleras en llamas mientras todo comenzaba a desmoronarse a su alrededor. Un trozo de una de las vigas del techo se desprendió y cayo ante el. Diminutas astillas volaron directas hasta Subaru y se le clavaron en los brazos cuando este los usó para protegerse la cara.

Desesperado y asustado como estaba no podía concentrarse y teletransportarse a cualquier otro lugar.

Estaba atrapado.

Pensó en Shu y el le devolvió su fuerza de voluntad, se levanto y continuo corriendo escaleras abajo.
Logro al fin alcanzar la única salida, la verja de la entrada, pero esta estaba cerrada y por mucho que lo intentara no podía abrirla.

—Es inútil—rio Reiji—La he cerrado, ahora ni siguiera tu fuerza te servirá, vas a morir como la abominación que eres. Abecés ser el unico con Telekinesis es de utilidad ¿verdad? Tu fuerza no es nada contra este poder. Un ser como tu no puede ocupar el trono de nuestro padre jamás.

Subaru trato de doblar los barrotes pero estos no cedían. El humo comenzaba a asfixiarlo. Tenia que salir rápido o moriría mucho antes de que lo incinerara el fuego o la mismísima torre se viniera abajo.

—¡REIJI ABRE LA ESTUPIDA VERJA Y ENFRENTATE A MI COBARDE!

El de ojo magenta sonrió mostrando sus colmillos. Una mirada feroz y siniestra le mostro a su hermano menor haciéndole estar seguro de que eso no ocurrirá, el no abriría la verja y le dejaría morir quemado en la que debió ser su tumba hace tantos años.

—Larga vida, al futuro rey.

La Daga Blanca  (Shu x Subaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora