La Ira Del Zafiro

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Shu se quito los auriculares al oír el grito.

Estaba seguro que había oído la voz de Subaru llamándole pero cuando se despertó no lo encontró.

La habitación del rubio estaba igual de vacía que cuando se había quedado dormido. Se volvió a colocar el auricular creyendo que lo abría soñado.

Se levanto y salió de su habitación con la intención de buscar al alvino y ver si estaba bien cuando se topo con la escena que transcurría en medio del pasillo.

Subaru estaba sentado en el suelo acorralado contra la pared por Laito quien portada una expresión de horror a la vez que Subaru sonreía con cansancio.

—Atrévete a... morderme... y moriremos los dos. —Soltó el alvino antes de desplomarse contra el suelo.
Laito se quedo quieto sin saber que era lo que estaba pasando.

—¡TÚ MAL NACIDO MAS TE VALE DESAPARECER ANTES DE QUE TE ROMPA TODOS LOS PUTOS HUESOS! —grito Shu golpeando a Laito en el estomago.

Pero antes de que pudiera seguir golpeándolo, se teletransporto.

El rubio tardo unos segundos en calmarse. Le enfurecía ver como todos allí maltrataban a mas pequeño como si el solo hecho de haber nacido antes les diera el derecho a hacer lo que quieran con el.

Noto como el alvino le cogía de tobillo y cundo Shu miro, vio horrorizado como el menor tosía y de sus labios salía sangre que caia a la moqueta.

Subaru se retorcía de dolor apretando su pecho con fuerza. Respiraba agitada y entrecortadamente sin saber cuanto mas lograría aguantar.

Shu se arrodillo ante el y lo sujeto con cuidado temiendo que al hacerlo el cuerpo del alvino se hiciese pedazos. Vio como su rostro estaba rojo y sudaba. Rápidamente llevo a su mano a su frente descubriendo que efectivamente tenia fiebre.

—¿A sido Reji verdad?

—Si...—susurro Subaru recargando su cabeza el hombro de el mayor. —T-tiene una.... Droga... con la que pretende.... Matar.... A.... nuestro padre...... no ..dejes que... lo consiga.... si no.....será...imparable.

—¿Te la dado a ti? —pregunto el rubio teniendo la clara respuesta de su hermano. Solo el  efecto de una droga podía hacer que un vampiro enfermara con tanta rapidez. Hace unas horas se encontraba bien, era imposible que fuera un resfriado y menos con la sangre que había comenzado a toser.

—S-si...no... puedo usar ....mi... fuerza ...ni ...mis poderes.

Shu asintió.

—Tranquilo, te dejo en mi habitación, yo voy a buscar el antídoto.

Tomo en brazos a Subaru y se lo llevo rápidamente a su habitación donde lo recostó sobre las mantas.

—Resiste, no tardo mucho. —dijo el rubio .

Shu conocía lo suficientemente bien a su hermano Reiji como para saber que el jamás fabricaba algo  que estuviera diseñado para ser ingerido sin antes preparar un antídoto contra el. El muy gafotas era demasiado precavido.

Se teletransporto al laboratorio del pelinegro encontrándose una situación que en cierto modo le aterrorizo.

Su unico hermano de madre se hallaba tambaleándose por la habitación buscando algo, tiraba todo lo que estuviera sobre las mesas con frustración al no encontrar lo que verdaderamente buscaba.

El rubio noto que se tapaba el ojo derecho con una de sus manos y que sus gafas estaban tiradas por el suelo hechas añicos.

—Vas a pagar lo que le has hecho a Subaru—hablo gélido Shu.

Reiji detuvo lo que estaba haciendo para mirarle.

—¡Él será el que pague lo que me a hecho a mi! —grito furioso el menor quitando la mano de su ojo.

—¿P-pero que...?—Shu quedo impactado al ver lo que tenia su hermano en la cara, o mejor dicho, lo que le faltaba. Su ojo derecho había desaparecido, tan solo quedaba una cuenca bacía cubierta de sangre que se escapaba por ella. —¿Eso te lo a hecho... Subaru? —Pregunto incrédulo.

Subaru era con diferencia el hermano mas agresivo de todos pero jamás había herido a ninguno salvo que hubiera una clara provocación como en el caso de Ayato cuando mato a Yui. El alvino siempre descargaba su ira contra los muros y paredes de la mansión para no descargarlo sobre ellos. El siempre fue bueno en ese sentido y Shu se podía hacer una idea de lo desesperado que debía estar para hacerle semejante mutilación a Reiji.

—¿Drogarle no te parece suficiente? Dame el antídoto o te juro que acabo el trabajo que el empezó. —le amenazó Shu.

—¿Por qué le ayudas? Si tu supieras que clase de monstruo es no te acercarías a el.

—Si el resto de nuestros hermanos vieran el monstruo que tu puedes llegar a ser tampoco se te acercarían. ¡CREES QUE NO SE LO QUE LE HICISTE A EDGAR Y A SU PUEBLO! ESPERO QUE TE HALLAS DIVERTIDO MUCHO VIENDOLOS ARDER, PERO TE ASEGURO QUE NO TE DIVERTIRAS TANTO CUANDO SEAS TU EL QUE ARDA.—Shu tomo del cuello a su hermano y lo levanto en peso haciendo que al pelinegro le fuera imposible zafarse. —Ahora vas a darme el antídoto o acabo con tu patética existencia aquí mismo.

—S-si me matas.... nunca lo.. sabrás.

—¿No? —sonrió traviesamente.

Caminó  por la habitación con Reiji de un lado a otro tirando frascos al suelo. Hasta que encontró uno que le llamo la atención. Er un botecito de un brillante color fucsia que igualaba al color de los ojos de Reiji. —¿Es este?

El pelinegro aparto la mirada con los dientes apretados. Su reacción dio a entender al rubio que así era.

La metió en el bolsillo de su chaqueta y rio al ocurrírsele una idea para hacerle pagar a su "Querido hermano" el haber tocado a su alvino.

Tomo un bote de alcohol para desinfectar y se lo arrojo en el ojo.
Nunca había oído a alguien gritar tan alto como había gritado Reiji. Un chillido desgarrador que siguió de un incontrolado llanto de dolor. Cuando Shu lo soltó, el pelinegro se hizo un ovillo en el suelo para protegerse del rubio.

Shu obligo a su hermano a mírale. A plantarle cara a la furia qué era reflejada en los ojos zafiro del mayor.

—Vuelve a tocar a Subaru y lo que le paso a nuestra madre, te pasara a ti.




(A mi uke se le respeta XD)

La Daga Blanca  (Shu x Subaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora