⚠ Lemon II ⚠

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Shu llevo a Subaru a su habitación y lo tumbo en  su ataúd. Necesitaba descansar en un lugar en el que se sintiera ha gusto. Luego iría a deshacerse de los cuerpos de ambos pelirrojos.

—No te asustaste—murmuro el menor desde su ataúd aun abierto—cuando dejaste a Reiji junto al fuego.

—¿Ah no? —el rubio entrecerró los ojos. Subaru tenia razón, por un momento había olvidado su trauma y había sido capaz de darle algo de dignidad al cuerpo vacío de su hermano de sangre, a pesar de que este no se la mereciera. —Eso fue porque sabia que tu estabas a salvo.

Beso la frente de su hermano y acaricio sus mejillas con los pulgares, teniendo cuidado de no rozar accidentalmente el corte que le hizo Ayato.

—Duerme un poco, yo me ocupo de limpiar tu desastre—le sonrió el mayor, pero cuando se levanto del suelo para irse noto como su hermanito menor le agarraba por la camiseta en un adorable intento por impedir que se fuera.

—Quédate, no quiero dormir. Te quiero a ti. —Suplico el alvino apartando la mirada algo avergonzado. Sus mejillas estaban rojas, casi tan rojas como las manchas de sangre que salpicaban su ropa.

—¿Quieres que duerma contigo?

Subaru asintió.

—Puedes dormir solo un dia , ya nadie te molestara.

—Ya te lo he dicho—dijo molesto—No quiero dormir.

—¿Y que quieres hacer jugar al veo veo? Porque si es así te advierto perderé, odio adivinar cosas.

—idiota—gruño Subaru sonriendo. Le hacia cierta gracia lo difícil que era insinuarle algo al mayor.

Opto por provocarlo, de esa manera entendería lo que realmente quería. Necesitaba sentir al rubio en todo los sentidos, solo había tenido el placer de disfrutarlo una única vez y estaba deseoso de volverlo a hacer. Lo necesitaba, aunque ya no estuviera roto se sentía hambriento de el amor que solo Shu podía proporcionarle.
Como el había dicho, ya nadie le molestaría, podrían hacerlo en cualquier lugar, grita a pleno pulmón y aun así nadie les interrumpiría.

El alvino atrajo al rubio hacia si, logrando que este se metiera dentro del ataúd. El mayor sonreía por la actitud de su hermano, aliviado de que finalmente estuviera bien, que lo de antes solo hubiera sido un bajón.

Subaru se subió encima del mayor y comenzó a besarle con desesperación, necesitaba sentir su calor para contrarrestar el frio que sentía. Sentirse abrazado por Shu sin las molesta ropa de por medio.

Bajo sus besos hasta su cuello, no le mordió en ningún momento, ya había saciado con anterioridad  su sed con la sangre de Laito. Simplemente le beso para que también sintiera que le quería y que le agradecía profundamente haber estado a su lado todo ese tiempo. El fue el unico que le animo cuando perdió a su humana, estuvo allí cuando su madre se suicido, aunque en aquel entonces el solo lo veía como una molestia ya ni siquiera podía imaginarse una vida sin el.

—Subaru—gruño Shu en el oído de su hermano.

El menor se removía contra el ocasionando fricción entre ambos cuerpos y sus besos le daban escalofríos con sus fríos labios.
Entendió lo que trataba de decirle.
Sonrió divertido por lo desesperado que parecía el menor. Aunque no entendía como, después de todo lo que había hecho, le quedaran fuerzas para continuar. Tal vez beber tanta sangre le hubiera embriagado.

Acaricio sus caderas bajo la ropa mientras lo besaba como si fuera la ultima vez que lo haría. No volvería a perderlo, no volvería a vivir un solo segundo sin el a su lado. El rubio no quería revivir el infierno que sintió cuando creyó que las llamas habían devorado a su hermanito.

La Daga Blanca  (Shu x Subaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora