La Torre Caida (versión 1)

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Shu se despertó al fin. Miro a su alrededor sin encontrar por ningún lado al alvino.

Algo pasaba, no era normal que tardara tanto.

Tuvo un mal presentimiento ¿Y si algo le hubiera pasado?

Se levanto mas rápido de lo que lo había hecho en toda su vida y fue al cuarto del menor con la esperanza de que se encontrara hay pero no fue así.

La habitación de Subaru seguía tal como su dueño la había dejado hace unos dias, el tiempo que llevaba durmiendo con el. La ropa negra y roja que solía usar estaba tirada de cualquier manera por el suelo en torno al ataúd y las paredes repletas de agujeros y golpes.

—Mierda—mascullo el rubio sintiendo una anormal presión en el pecho.

Noto algo raro en el paisaje que se veía tras los cristales agrietados de la ventana. Llego hasta ella a grandes zancadas y se quedo sin aliento al ver lo que sucedía.

La habitación de Subaru había sido elegida con la intención de poder ver la torre de su madre desde allí como un medio de tenerla a ella cerca, aunque con los años esa inocente decisión infantil se había convertido en una maldición para el alvino.

Shu vio horrorizado como un torbellino de llamas verdes y violetas devoraba la torre. Supo entonces que el amor de su vida se encontraba allí, en un grave peligro y también averiguo quienes invocaron aquellos fuegos de extraños colores.

Se teletrasporto hasta los pies de la torre.

Vio a Kanato y Laito creando el fuego que devoraba la torre haciendo uso de sus poderes. A su lado se encontraban Ayato y Reiji mirando con gracia hacia la entrada donde se encontraba Subaru tratando de respirar y deshacerse de los barrotes que le impedían salir.

Shu quiso llegar hasta el pero su cuerpo no respondía. No podía moverse.

—Mira lo que tenemos aquí, si es nuestro hermano mayor—rio Reiji—¿Te encuentras bien? No tienes buen aspecto.

—Su....suéltale....Para esto. —tartamudeo Shu presa del pánico. El rubio comenzó a hiperventilar y a tirarse del pelo aterrado.

El fuego era su mayor temor.
Aquel elemento solo traía muerte y dolor para el mayor. Perdió a su mejor amigo con el y ahora perdería a su amor.

—¡SHU! —le llamo Subaru. Su expresión era de puro terror, no podía salir ni defenderse y dentro de unos minutos tampoco siguiera podría respirar.

—Subaru...yo...lo...siento..n.no...puedo..yo...el..fuego.

El menor sonrió conteniendo las lagrimas que amenazaban con salir.

—Shu... ¡TE QUIERO! —grito con todas sus fuerzas el alvino sintiendo que tal vez esta fuera la única vez que pudiera decírselo al rubio.

Con los ojos brillosos de contener sus lagrimas, se alejó de la verja y desapareció dentro de la torre a punto de desmoronarse.

—Subaru...no.. —murmuro el de ojos zafiro.

Reiji rio aun mas alto.

—Que patético eres. Vas a dejar que muera porque tu no eres capaz de ver una simple llama encendida. —el pelinegro miro a Laito y a Kanato—¡QUEMARLA DE UNA VEZ, QUE NO QUEDE NADA!

Los trillizos obedecieron y un nuevo tornado de fuego azoto a la torre envolviéndola por completo. Las llamas penetraron en su interior por la ventana del ultimo piso.

Se oyó un grito de dolor proveniente de Subaru.

—Tan vez aun siga vivo—dijo Ayato.—Darle con mas gana hermanos.

—Teddy dice que tu no nos das ordenes—contesto Kanato remetiendo con aun mas fuego a la torre.

Esta comenzó a tambalearse y a desprender trozos de roca que hizo que los Sakamakis menores tuvieran que alejarse aun mas dejando a un estático Shu clavado en el sitio.

—Venga ve, quizás aun siga con vida. Todavía puedes salvarlo, o dejarle morir como dejaste arder a tu amigo humano.—provocó Reiji.

Pero Shu no podía moverse, el miedo era tal que ni su mente ni su cuerpo reaccionaban, solo se limitaba a ver la la torre arder y contemplar como esta se desplomaba sobre si misma.

Los muros de la torre de Christa se agrietaron y cayeron. Toda la estructura colapso y cedió sobre si misma. Todo se lleno de polvo y escombros ardientes que llenaban al suelo a sus pies.

Nada salvo pedazos desechos quedaba de la alta torre, ni tampoco había ningún rastro de Subaru.

La Daga Blanca  (Shu x Subaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora