¿Qué coño...?

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Jisung se alejó del grupo de chicos y fue a la farola donde había atado su bicicleta, se subió de una y comenzó a pedalear en dirección a la casa de Minho.

Confiaba en su orientación, a pesar de haber paseado por aquellas calles solo unas dos veces, se veía con posibilidades de llegar hasta el lugar.

No le costó mucho más de media hora para comenzar a divisar a lo lejos aquella casa de paredes color amarillo gastado, al igual que también se pudo dar cuenta del coche que estaba aparcado justo delante del portal, el cual debía ser de la madre.

El rubio recordaba que Minho le había dicho que su madre llegaría aquel día.

Bajó nervioso de la bici, la dejó un poco escondida y se acercó a la puerta para tocar el timbre.

Se quedó parado unos segundos, aún sin valor para darle al botón, pero antes de que pudiera arrepentirse pensando en si haber ido hasta allí era una buena idea, sus impulsos ya le habían ganado y ya estaba llamando al timbre con uno de sus dedos.

Permaneció de pie, parado frente aquella puerta unos segundos, oyendo como se acercaban unos pasos de zapatos de tacón de manera agitada en aquella dirección, Jisung tragó saliva y se preparó para lo peor.

Una mujer mucho más alta que él abrió la puerta.

Tenía el cabello teñido de un rubio muy bonito y cuidado, muy diferente a como lo llevaba el menor, la mujer lucía unas ondulaciones casi perfectas por sobre los hombros y un maquillaje perfecto, sutil sobre los párpados y un rojo fuerte en los labios.

Pegó una mano al marco de la puerta, dejando ver sus uñas rojas y Jisung alzó mucho más la mirada para ver la cara de enfadada que llevaba, mientras con la otra mano sujetaba un cigarro, al cual le dió una calada antes de hablar;

-¿Y bien?

Preguntó alto la señora con una mirada desafiante.

-¿Chico, a qué has venido?

Volvió a preguntar al no obtener respuesta del menor.

-Sí... E... Venía... E... ¿Está Minho?

Consiguió hablar Jisung a medida que sus mejillas se teñían de rojo.

-¿Minho? ¿Y tú quién eres?

Habló la mujer pegando aquel cigarro fino de vuelta a sus rojos labios.

-Jisung. Han Jisung. Voy con él a clase.

Esa vez consiguió responder de manera más rápida e intentó mirar a los ojos de la mujer.

-A clase... Dios mío... Espera.

Terminó de hablar haciendo rodar los ojos y desapareció hacia dentro de la casa, dejando nada más que el humo y la puerta ligeramente entreabierta delante de las narices del rubio.

Unos segundos más tarde, volvió a oír pasos de vuelta al portal, pero esa vez la suela era plana y reconocía el andar del chico.

-¿Qué coño...?

Habló el castaño saliendo de la casa y cerrando la puerta detrás suya.

-¿Qué coño haces aquí?

Volvió a hablar el mayor empujando un poco al otro para llevarlo lejos del portal.

-¿Qué coño haces tú aquí? ¿Por qué no has venido a clase?

Preguntó Jisung aún caminando, hasta que terminaron en el callejón que había entre la casa del mayor y la del vecino.

-¡Joder, que no voy a volver a clase, Sungie!

Habló de sopetón el castaño casi sin mirar al otro.

-Qué.

El menor se lo quedó mirando sin saber que más decir.

-Ayer... Cuando me llamaron... Buah, es que... Dios

-¿Qué pasa?

Lo interrumpió el rubio viendo que sus palabras no llevaban a ninguna parte.

-No... No tengo tiempo para esto. Oye, lo siento, tengo que irme, de verdad que

-Pero qué. ¿Cómo que te vas? ¿Dónde?

Volvió a interrumpirlo Jisung sin entender nada.

-De verdad, Sungie, que

-¡De verdad qué! ¿Qué coño pasa?

El rubio habló casi a punto de llorar sin poder controlar sus emociones, ya no sabía ni qué estaba haciendo en aquella situación, en aquel momento solo se arrepentía de todo.

-¿Podemos vernos más tarde?

Preguntó Minho intentado tranquilizar al más pequeño bajando su tono de voz.

-¿Dónde?

El menor contestó de seguida casi con un hilo de voz, sin dirigirle la mirada al contrario.

-En el parque. Delante del colegio. A las ocho.

-Pero qué dices. Si solo son las dos, Minho.

-Ya. Te espero allí. Ven si puedes. Tengo que irme.

Se acercó rápido al rubio y dejó un beso súper corto que con suerte rozaron los labios del otro.

Se fue casi corriendo, salió de allí y Jisung lo vio subirse al coche que estaba aparcado delante de su portal, pudo identificar a la mujer de ondulaciones perfectas al volante.

Con rapidez se puso en marcha y salieron disparados por la carretera.








No llega a 1000 palabras porque soy un fraude una vez más pero ok akí está au idò

minsung // minho y jisung skzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora