Jisung se dejó caer en aquel suelo sucio y se llevó las manos a la cara comenzando a llorar.
Sentía una impotencia enorme ante aquella situación, sentía que todo era culpa suya porque no quería hablarle sobre su padre o alguna cosa así.
Nada más apoyarse contra la pared sitió todos los arañazos arder en su piel y todos los golpes, que habían dejado su espalda completamente destrozada, doler de manera exagerada.
No quería volver a su casa. No podía volver allí si seguía teniendo la sudadera del mayor.
Le faltaban fuerzas para levantarse y subirse a la bicicleta, le faltaban fuerzas para hacer cualquier cosa.
Y se dió cuenta de aquello nada más incorporarse y notar como un enorme mareo le quitaba la vista de manera rápida, como durante unos segundos comenzó a verlo todo negro y creía que se caía.
Se apoyó sin ver absolutamente nada a la pared de detrás suya y esperó a que le volviera la vista.
Y cuando todo hubo pasado, se quedó parado unos segundos, pensando en si iba a ir al banco a esperarlo o no.
Se secó las lágrimas que aún había bajando por sus mejillas y se fue a donde su bicicleta.
Tomó un camino con calma. Respiraba de manera tranquila, intentando calmarse y centrarse en cada uno de los movimientos que hacía, quería mantener su cuerpo completamente controlado para no volver a sentir aquel mareo.
Y sobre las cuatro llegó al banco en el que había quedado con el castaño y se sentó a esperar, hasta que ese se dignara a aparecer.
Nada más llegar, un nerviosismo gigantesco le invadió todo el cuerpo.
Comenzó a temblar sin saber por qué, a sentir una presión en el pecho que no le dejaba respirar con normalidad y como su vista se nublaba de nuevo.
Y ante aquella situación, tomó la muy mala decisión de acabar con los cinco cigarros que amenazaban en su bolsillo desde hacía horas, los cuales no duraron ni una hora en fundirse entre sus labios.
Fumaba con ansiedad, sin saber que más hacer, se sentía fatal.
Le temblaba el cuerpo y ya no sabía si era por el frío, porque hubiese más tabaco que comida en su cuerpo o por la de horas que llevaba despierto.
Y entonces se puso a pensar; desde el día anterior que no comía, y había sido la pizza precocinada que hizo Minho. Y desde la noche anterior que no dormía, y había sido también con él.
Se tumbó de largo en el banco, notando como el tabaco solo había empeorado su mareo y como, además, ahora se sentía triste de nuevo, pero sonreía cuando pensaba en él, al mismo tiempo que unas ganas tremendas de llorar le ahogaban los ojos.
Las horas pasaban y Jisung iba entreteniéndose con sus comidas de cabeza, mientras miraba las nubes.
Pudo ver al completo como el sol acabó escondiéndose cuando la hora se acercaba, como la luz iba desapareciendo tras los edificios, dejando las calles silenciosas y las farolas iluminado el parque tranquilo.
Durante aquellas cuatro horas quizás se había quedado dormido una media hora, aunque de manera completamente interrumpida.
No se sentía más descansado, ni muchísimo menos.
Se había mentalizado de que iba a sentir aquel dolor de espalda de manera constante, pues daba igual como se tumbara porque aquellos barrotes de madera, que formaban el banco, se le clavaban sin miedo alguno.
Pasó el tiempo pensando en rimas, letras que le venían de vez en cuando, a la cabeza.
Intentaba no gastar mucha batería del móvil y solo escribía cuando de verdad le parecían muy buenas.
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minsung // minho y jisung skz
أدب المراهقينJisung es nuevo en Seúl y por tanto también en el instituto. Ahí conoce a un grupo de chicos con el que tiene bastantes cosas en común, y hay uno de ellos en específico que le llama más la atención.