un ángel

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Ya oscurecía cuando llegaron al local, pues se habían parado por el camino a comprar algo que mezclar con el alcohol.

Cuando entraron, escondieron todas las botellas en la mochila que siempre llevaba el mayor encima.

Cogieron un buen sitio, por la mitad, y esperaron a que se llenase el lugar.

Aunque ya había bastantes asientos ocupados, aún había muchos por llenar, pues habían llegado un poco pronto, además, cabía tener en cuenta, que esos eventos siempre se atrasaban más de la cuenta.

Así que, estuvieron allí, esperando, por más de media hora, aunque no se les hizo largo, pues estuvieron conversando y saludando de vez en cuando a algunos chicos y chicas que los más mayores conocían.

Hasta que empezó el evento y salió una mujer a presentarlo, explicó cual sería el orden de las actuaciones y como era de esperar, ellos serían los últimos, pues eran los más mayores.

-Lo mejor para el final.

Rió el pelinegro.

-Claro, lo bueno se hace esperar.

Dijo Chan, riendo también.

El pequeño les siguió las risas, pero se quedó callado, sin saber que más decir.

Y sin tener, tampoco, oportunidad de hacerlo, pues se apagaron todas las luces y salió el primer grupo de todos.

A medida que iban cambiando los grupos e iban avanzando en el tiempo, se iba notando la mejoría en los pasos y el ritmo que cogían.

Y cuando ya llevaban una hora viendo bailar a gente, que con suerte, conocían de vista, por fin, salieron los chicos que habían ido a ver.

Eran un grupo de diez chicos, todos iban de negro y, aunque desde su sitio no se podía apreciar del todo, lucían una sombra sutil sobre el párpado y la mayoría se habían hecho unas hondas en el pelo.

-Dios, Dios, que son ellos ya.

Susurró el pelinegro, sacando sus gafas del bolsillo.

Chan sonrió, sin decir nada y no apartó la mirada del escenario en ningún momento.

Y el menor, abrió bien los ojos, y se centró en los chicos que iban a empezar a bailar delante suyo.

Fue una mezcla de más de cinco canciones y todos se sorprendieron cuando vieron a Minho liderar al grupo.

Todas las miradas eren de asombro y admiración pura por haber conseguido aquella exactitud a la hora de bailar, con tan poco tiempo de ensayo.

El siguiente en liderar al grupo fue el pecoso, le tocó la parte más rápida de todas e hizo absolutamente todos los movimientos perfectos y en el ritmo adecuado.

Al poco rato se cambió Hyunjin al centro, guiando los últimos pasos de los chicos.

Había sido una coreografía perfecta, con una sincronía impresionante y una exactitud asombrosa, todo el público se levantó a aplaudirlos.

Los diez chicos saludaron y la profesora subió con el micrófono, dijo que Woojin y Hyunjin habían sido los creadores de esa maravillosa coreografía y más tarde despidió el evento, dió las gracias en numerosas ocasiones y se fue.

Detrás suya se fueron todos y, entonces, todo el público comenzó a levantarse y a quitar las sillas, poniéndolas unas encima de otras, en una esquina.

Changbin metió sus gafas de vuelta al bolsillo y se levantó de seguida.

-Voy a verlos ¿Venís?

minsung // minho y jisung skzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora