minsung // minho y jisung skz

Sung...

El día continuó y no fue más que tranquilidad para ambos, comieron en la comodidad del sofá de Minho.

Se llenaron a besos y mimos, todo eran caricias mientras tenían su serie de fondo.

Pasaban las horas y los episodios con alguna que otra siesta por parte de ambos hasta que un móvil comenzó a sonar. Los dos chicos se despertaron algo confundidos por esa llamada.

El mayor cogió el móvil al reconocer su tono de llamada y se lo pegó a la oreja sin despegarse del cuerpo de Jisung.

-¿Hmm?

Gruñó el castaño aun soñoliento.

-¿Minho?

Preguntó Chan al otro lado.

-Sí, sí...

Afirmó Minho.

-Tío, es que... Es para saber dónde estás que queremos ir de fiesta y íbamos a coger mi coche, sabes...

Habló el mayor, mientras se oían varias voces de fondo.

-Ay, sí, perdona. Estamos en mi casa. Puedes venir, tranquilo. Ay, perdón, eh, me olvidé de llamar, lo siento

-Eh, eh, tranquilo ¿Estás bien?

Lo paró el peliblanco, cuando notó tan nervioso a su amigo.

-Sí, sí.

Volvió a afirmar, Minho.

-Vale, tío... Pues... Ahora vamos.

Terminó de decir el mayor de todos.

-Vale, hasta ahora, Chan.

Dijo el castaño, colgando.

-Te has puesto rojo.

Rió Jisung, quien no se había movido del pecho ajeno en toda la llamada.

El mayor dejó el móvil en la mesa de al lado y se llevó las manos a las mejillas, confirmando lo que decía el rubio.

-Ay, es que me he olvidado por completo de llamarle.

Habló con las palmas de las manos pegadas a sus mejillas.

-Bueno... Tranquilo... Así camina un poco.

Volvió a reir el más pequeño, tratando de despreocupar al contrario.

-Ah, no, es que quieren ir de fiesta.

Habló rápido el castaño.

-Uf...

Suspiró Jisung, nada más oír esa palabra.

-¿Quieres ir?

Preguntó, alzando un poco la vista.

-Qué va... ¿Tú?

Respondió el mayor, con cierta cara de asco.

-No, no.

El rubio contestó, de seguida.

Y ambos rieron sin motivo en cuanto contestaron.

Sonó el timbre y Jisung ni se inmutó.

-¿No les vamos a abrir?

Preguntó el mayor viendo que el otro no se había movido ni lo más mínimo.

-Qué dices... ¿Son ellos? ¿Ya?

El más pequeño se empezó a incorporar, sorprendido.

-Sí, Chan vive a una calle de aquí.