Capítulo 3

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If walls could talk — 5SOS



Un par de brazos sostienen mi espalda y al no recibir el impacto, levanto la mirada y lo observo a él. Mi delgado y pequeño cuerpo tiembla por su cercanía dejándome atónita al ver sus ojos verdes que brillan con intensidad.

Sus labios estaban a escasos centímetros de los mios y entonces, me levanta de golpe

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Sus labios estaban a escasos centímetros de los mios y entonces, me levanta de golpe.

—Señor, debemos marcharnos.—un hombre alto, algo mayor y con algunas canas, lo llama y él me suelta para avanzar hacia la salida.

Mi pecho sube y baja a la velocidad de mi acelerada respiración, entonces llevo una de mis manos al pecho.

Él había sido el mismo hombre que salió del auto que casi me atropella.

—Oh dios mío.—jadeo al recordarlo. Aquél sujeto era extremadamente atractivo, mi cuerpo lo había dejado claro al reaccionar ante su gruesa y poderosa voz. Estaba lleno de autoridad, arrogancia y su delicioso olor totalmente masculino era una delicia.

—¡Aquí estas!, ¡te he estado buscando por todos lados!.—grita Sky.

—L-Lo siento, sólo tomé algo.—señalo la barra y llevo las manos a mi cabeza.

—Ya es algo tarde, así que pediré que te lleven y mañana nos vemos con tu tía después del almuerzo, ¿de acuerdo?.—acepto ante su propuesta y camino con ella colgada de mi brazo hacia la salida.

—Nos vemos mañana.—le digo y nos abrazamos antes de que yo suba a la limusina y ésta se ponga en marcha.










Tan pronto como llegó la mañana, me levanté de mi cama antes de que mi despertador sonara. No había podido conciliar el sueño todo la noche a causa del recuerdo de aquel par de orbes brillantes como una esmeralda. Aquél hombre de ayer —cuyo nombre desconocía— había movido algo en mi interior. Mi nariz se gozó todo el rato que estuve a su lado deleitando me con su exquisito olor, uno tan embriagante, incluso más que el coñac y el whisky juntos.

Suelto un suspiro frente al espejo de mi tocador, y humecto mi rostro antes de buscar un corrector que cubra mis ojeras ligeramente notorias. Sello con polvo y aplico máscara en las pestañas, peino mis cejas, coloco un poco de brillo en los labios, perfume en el cuello y peino mi cabello suelto con los dedos. Tomo el bolso que estaba sobre el asiento con el celular, cartera y cargador dentro, para después salir de mi habitación.

Cuando llego a la sala, una joven del servicio me alcanza antes de salir:
—Buenos días, señorita. ¿Desea que le sirvan el desayuno?.

—No, lo siento. Voy un poco retrasada y realmente no tengo tiempo. Desayunaré algo en la oficina.—salgo de la casa y me subo a la limusina.

El trayecto a la empresa se me hace eterno y la cabeza comienza a doler me. Así que lo primero que hago al cruzar la puerta de mi oficina, es llamar a mi secretaria.

Amor Inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora