Capítulo 13

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Need you now — Lady Antebellum






Con fuerza y brutalidad siento un puño que se estampa contra mi mejilla. A causa de ello, caigo al suelo de espaldas sintiendo el dolor y como las lágrimas corren por mi rostro.

—Quiero hacer las cosas por las buenas, perra. Así que dime, ¿donde vive la rata maldita de Mikhailov?.

Se acerca a mi y apunta mi cabeza con una pistola.
Mi cuerpo tiembla, sollozos salen de mi boca y siento el miedo correr por mi cuerpo.

—No te lo diré.—susurro con un atisbo de valentía.

—Si no me lo dices, ¡haré un maldito agujero en tu cabeza!.—me golpea en el cráneo con la pistola y gimo de dolor mientras que siento como algo escurre por mi cabello, hasta que gotea sobre mi ropa.

Es sangre.

—Volveré y más vale que estés dispuesta a hablar, porque tus días están contados.

Ya no soportaba más el dolor, no quiero seguir sufriendo y estar aquí.

—Auxilio.—susurro con dolor y me quedo acostada en el frío suelo.









El agua de la ducha corría por mi cuerpo quitando los restos del jabón y espuma, mi cuerpo tenía escalofríos debido al agua fría. Cuando cerré la llave, me cubrí con una toalla y salí del baño para encontrar —como todos los días— mi ropa sobre la cama.

—Esta noche es especial.—dicen a mis espaldas y giro con brusquedad al saber que no estaba sola.

Aquél hombre cubierto no dice nada más y se va de la habitación. Retiro la toalla de mi cuerpo y la arrojó al lado del espejo.
Mis ojos se llenan de lágrimas al verme, mi piel está cubierta por hematomas horribles, intento cerrar los ojos pero el terror se apodera de mí, la respiración se me vuelve irregular y decido abrirlos. Cada vez que sucedía esto, los sentía a ellos, tocándome.

Me acerco a la cama y comienzo a ponerme el vestido, era muy hermoso. Pero no entendía a que se referían con "noche especial", aunque de solo pensarlo, ya sentía asco.
Las mangas del vestido cubrían mis hematomas y eso me agradaba. Me puse las zapatillas, arreglé mi cabello lo más que pude, no tenía ánimos ni mucho menos felicidad para una fiesta en un país que no sabía ni el idioma.

Extraño tanto mi hogar, a mi familia, sobretodo a Sky. Solo espero que ellos estén bien y no se preocupen por mi, aunque necesitaba hablar con ellos, ya que desde que había amanecido, en mi pecho se albergaba el presentimiento de que jamás volvería a Manhattan. Ya había perdido las esperanzas.

Mis ojos de pronto se llenan de lágrimas, no podía seguir recordando lo feliz que un día intenté ser, ya nada sería igual, nadie venía a buscarme, ni siquiera Harry. Solo había sido un juego para él, había caído en sus encantos como estaba segura de que les había pasado a todas con las que se acostaba.

De todas maneras, ¿quién querría a alguien como yo?. Primero había sido Brayden, después mi bebé, nazi se quedaba conmigo. Tal vez, mi destino era estar sola.

—Mamá, ayudame a salir de aquí por favor.—susurro viendo por la ventana.

Aún el jardín seguía igual, todo parecía ser idéntico a la casa de los padres de Harry. Excepto por un par de cosas. Todo era falso y estábamos ocultos debajo de la tierra.

Amor Inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora