Capítulo 11

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Never let me goFlorence + The Machine







—¿Siempre es así?.—le pregunto cuando me da mi taza de té.

—Bueno...yo no lo había visto perder el control de esa manera. Estaba muy furioso, ¿qué fue lo que sucedió?.

—Es que, yo...

—Vaya, ni en mi propia casa puedo tener tranquilidad.—la hostilidad en el tono de su voz era evidente, Harry venía entrando a la cocina en boxers y con una chica con su camisa.

—Ya nos íbamos.—masculla Louis.

—Oh no, tranquilos. Nosotros ya nos vamos, ¿no es así?, también queremos seguir divirtiendo nos.

—Harry...

Intento acercarme pero no me lo permite.

—Descuida, no le molesta en lo absoluto que te revuelques con Louis, después de todo, él y yo siempre nos compartíamos las mujeres.—dice en una carcajada y sus ofensas me humillan.

—¡Hijo de puta!, ¡no le hables así.—explota Louis.

—¿A caso dije una mentira?. Éramos buenos amigos hasta en las orgías.

—¡Maldito bastardo!.—esta vez si me acerco a él y golpeo su mejilla.—me das asco.

Salgo de la cocina entre sollozos y cuando llego a mi habitación, hundo mi rostro en la almohada para evitar que mi llanto se escuche.




















A la mañana siguiente, despierto con un fuerte dolor de cabeza —por haber llorado hasta haberme quedado dormida—, y una vez que salgo del baño, me coloco un vestido negro que había traído especialmente Anne para mí.
Bajo al comedor y solo se encuentra ella con Liam desayunando.

—Privet [Hola].—Los saludo y los dos se asombran al escucharme.

—Buenos días, cariño. ¡El vestido te quedó hermoso!.

—Gracias, Anne. ¿A qué hora salgo para Manhattan?.—le pregunto cuando me siento a la par de ella y sirvo un poco de jugo a mi vaso.

—Te quería hacer una propuesta. La verdad, es que no quiero que te marches por las estupideces que hace y dice mi hijo.—prosigue.—y esta noche hay una fiesta, es del mejor amigo de mi esposo y quisiera que me acompañaras, no deseo ir sola y tampoco creo poder ir sin compañía.

—Oh, Anne...pero yo...

—Descuida, entenderé si después de lo de anoche no deseas ir.

—¿Sucedió algo más anoche?.—pregunta Liam un poco alarmado.

—¿No llegaron los gritos hasta tu habitación?.—le pregunto a él.

—No dormí anoche aquí.—responde serio.—Pero, ¿qué fue...

—¡Buenos días, familia!.—el acento británico retumba en las paredes y aparece Louis con ¿¡un ojo morado!?.

—¡Louis!, no me digas que...

—Eh, tranquila rubiecita, este bello hombre ni con un brazo roto deja de ser atractivo.—dice y provoca la risa de Anne.

—Imbecil.—susurra Liam.

—Deja que arregle eso.—lo obligo a sentarse y me traen un botiquín. Mojo una bola de algodón con agua oxigenada para desinfectar la herida que tiene debajo de su párpado, y aplico pomada en su ojo y toda la parte del feo hematoma.

Amor Inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora