Capítulo 8

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Sus manos suben por mi cadera, siguiendo los costados de mi cintura hasta que las coloca detrás de mi nuca tomando mi cabello entre sus dedos para acercarme a él y besarme. Su suaves y delgados labios se mueven con maestría sobre los míos, su lengua se enreda con la mía en segundos, y gimo sobre su boca aferrándome a su pecho. Enredo mis dedos también en su cabello y tiro de él haciéndolo gruñir. Sus manos en mi cintura me incitan a brincar y enredo mis delgadas y largas piernas en su cadera. Siento que se mueve por todo el espacio en el que nos encontramos y me deposita sobre su escritorio.

Rompiendo el beso dice:
—Desde que te vi entrar a mi bar, pensé en tantas maneras de poseerte.

—¡Ah, Harry!.—grito de placer al sentir sus manos entre mi piernas en busca de mis bragas,y a sus labios devorar mi cuello.

—Dime que me detenga ahora, Avery. Por que una vez que te posea, no te librarás de mí tan fácil, lyubov  [amor].

—N-No lo hagas.—titubeo al sentir sus dedos jugar con el límite de mis bragas.—te deseo.

—Lo sé, también lo hago yo, princesa.

Pero la cordura pronto llega a mi cuando intentaba retirar mi vestido, así que lo apartó de un empujón y él me mira desconcertado.

—No, yo...no puedo.—intento marcharme pero él bloquea la puerta.

—Avery, debemos sucumbir este deseo, lo necesitamos.

—¡No!, lo necesitas tú, Harry.

—Tienez razón, en dos días me regreso a Rusia y en verdad te deseo, hermosa rubia.

—No puedo, las mujeres no somos objetos que pueden usar y desechar cuando les plaza.

—Avery, no te prometí una relación. Eso no forma ni formará parte de mi vida, necesitamos poner reglas.—espeta.

—¿Qué reglas?.

Pasa una de sus manos por su cabello y se aleja de la puerta.

—Primero, no debes enamorarte de mi, Avery. Segundo, no debes ni tienes por qué preguntar sobre mi vida, mientras menos sepamos del otro será mejor. Y en cuanto a la tercera, la rompí la primera noche que estuvimos juntos.

—El problema es que yo no quiero seguir con esto, te di una noche, ahora deja me Harold.—respondo tajante.

—Avery...

—¿Quieres más de una noche conmigo?.

—Estoy volviéndome loco sin ti.—responde.

—Entonces demuestra me que no eres un cabrón como todos.

—No puedo.—suena sincero.

—Entonces olvidate de mí.

—lyubov [amor], no.

—¡Puedes irte a la mierda tú y tus putas reglas!, Mikhailov.

Y esta vez no me detiene, me deja salir de su oficina con los sentimientos encontrados. Él se marcharía a Rusia, me olvidaría de una u otra forma, sólo necesitaba a una mujer con la que entretenerse.

En estos momento, lo que menos deseaba era una relación, había sufrido mucho el año pasado pero al menos quería sentirme amada, la primera opción de alguien, quería ser especial. Y si él no podía darme lo que yo quería, lo mejor sería no verlo nunca más.

Regreso a la barra y en uno de los asientos, estaba Damon muy divertido con una chica, así que tomo mis cosas sin que se den cuenta y salgo del club con las amenazas de mis lágrimas queriendo salir.
















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