[Narra Cristian]
Estoy teniendo mucha seguridad de mí mismo, y me da miedo, le temo a tantas cosas. Paulo parece un chico totalmente opuesto a mí: Él es seguro, yo soy inseguro. Él es valiente, yo cobarde. El gracioso, yo amargo. Somos como "pros" y "contras", en los cuales, obviamente, él es los "pros" y yo los "contras". Soy horrible, pero no puedo hacer nada, bah, si puedo, y quiero, pero tampoco tengo la fuerza de voluntad suficiente para cambiar, otra cosa que nos diferencia, Paulo tiene fuerza de voluntad y yo no.
Él se quedó estático, no pudo creer que yo tuviese esa seguridad. Al segundo de ese "shock", en sus rojos y hermosos labios, se formó una sonrisa ladina, de oreja a oreja, como un pibe sacandose dieses en la secundaria. Igual, Una sonrisa que tenía Una pizca de maldad, no se si maldad, pero tenía un toque pícaro en ella. Lo único que pudo hacer fue asentir con la cabeza.
Una frase salida por esa boquita, Una frase que apenas fui capaz de escuchar, pero a la vez retumba en mi cabeza frecuentemente: "Te amo". Ese 'te amo' que escuché Ayer, antes de salir Como un cobarde de esta casa.
-Che, Ayer me dijiste que me amabas ¿Es cierto?- pregunté sentandome Para desayunar los panqueques con dulce de leche que preparé.
-Te quiero.- respondió con un nudo en la garganta.
-Mentira.- lo acusé- Si me decis que me amas no me voy a alejar. Nada que ver, es más, me voy a acercar.- expliqué.
-Te amo-odio.- se sentó y empezó a devorar un panqueque relleno.
Yo me quedé con una cara de confusión tremenda. ¿Que significa eso? Tengo ganas de hablar, pero los nervios y la cobardía, como siempre, me inhabilitan esa posibilidad.
-¿Te hago un té?- me preguntó- porque esto sin nada bebible no pasa, eh.- señaló los panqueques.
-Ah, habló el chetito, ¿Té? Nah, yo le entro al mate, al té ni ahí.
-Bue, si tan turrito sos te hubieses defendido solo ayer.- dijo, burlándose.
-Vos te vas a comer una piña.
-Dale, pegame. Haceme mierda. Cagame a palos.- dijo levantándose, y dirigiéndose hacia mí.
-Ah, ¿así que querés una pelea?- dije levantándome tambien. Hice amague de pegarle pero le rodeé el cuello con los brazos, acerqué mi boca a su oído- Hagamos una guerra de espadas, el que la gana da, y el que la pierde recibe.- le susurré sexy en el oido.despues le di un pico.
-Dale, hagamos una guerra de espadas.- dijo con voz grave, lujuriosa.- yo se manejar muy bien la mia- me susurró al oído.
Empezamos a chapar una vez más, pero esta fue totalmente diferente a las otras dos. Este beso era salvaje, con ganas de más, picante y caliente. Yo rodeaba su cuello como de costumbre y él mi cadera, pero cada vez iba bajando un poco más, y más, y más, mientras yo tiraba de su pelo para atrás, a veces aprovechaba que tenía su cuello a mi disposición y lo lamía, mordía, chupaba. En una de mis mordidas hacia su cuello, bajó las manos hasta posarlas en mi orto, una sensación de electricidad recorrió mi cuerpo en ese momento. Seguimos así un rato, sus manos en mi orto, mis labios en su cuello, de sus labios saliendo sonidos de satisfacción, nuestros labios unidos, nuestras lenguas entrelazadas, mis dedos alborotando su pelo. Empieza a, de a poco y con pasos mínimos, acorralarme contra la pared que queda al lado de la puerta de la cocina, y sigue con sus manos posadas en mi "espalda baja".
De a poco, mi cuerpo pide más, y se ve que el suyo tambien, porque sentía junto con el bulto que había en mis pantalones, el suyo, crecer. Empieza a, de a poco, retirarme la remera, con sus manos rozando cada parte de mi sensible torso. Termina de retirarla y vuelvo a poner mis manos alrededor de su cuello, y él las suyas, directamente en mi orto, en un momento me lo aprieta, y suelto un gemido entre sus labios, lo re calienta que le gima en los labios, me doy cuenta porque me vuelve a apretar con ganas de escuchar más de mis agudos gemidos y yo, a pesar de que ya no me sea necesario gemir, lo hago, solo para complacerlo. Él ya estaba sin camisa, por lo tanto era un alivio, un estorbo menos para encontrar su piel con la mía. Escuchamos el sonido de una alarma de auto, le restamos importancia, porque bien, puede ser el vecino. Escuchamos el sonido de la puerta del frente abrirse, teníamos que separarnos, pero no podíamos, no queríamos, mejor dicho. Escuchamos un 'Hola, paulo' tirado hacia el aire, seguiamos chapando como animales, no nos importaba nada. '¿Paulo?' Interrogó la voz. '¿Paulo estás en casa?' Volvió a preguntar. Vimos una silueta entrar a nuestro costado, sorprendida.
-Emm, hola chicos, ¿se les ofrece algo?- preguntó la, quiero imaginar, madre de Paulo.
Paulo y yo nos separamos, un color carmesí se apoderó de la piel de mi cara al instante. Estaba avergonzado, imagínate conocer a tu "futura suegra" de esta forma. Vergonzoso.
Paulo estaba chocho, se rió y todo, no se porque habrá soltado esa carcajada, bien puede ser por el color que mis mejillas tomaron, o por la vergonzosa situación en la que su madre nos encontró.
-Ehh, hola, ¿señora?- miré sus manos para comprobar lo que había dicho- señorita- me corregí al ver que en ese dedo nada había.
-Está bien, no pasa nada.- respondió ella amable.
-Puedo explicarle, lo que acaba de ver fue... Es... Emm...- dije nervioso.
-Fuego y pasión que nunca se apagarán.- respondió ella divertida.
-Exacto- dijo Paulo afirmando lo que su madre acababa de decir. Yo le di una patada en la pierna, avergonzado. - Au, ¿Que me pegas? Vos fuiste el que dijo que querías hacer una guerra de espadas.- dijo sin ningún tipo de cuidado.
-La puta que te parió, Paulo.- susurré mirando hacia otro lado, aún más avergonzado que antes.
-Che, chiquito, estoy acá, eh- dijo respondiendo a mi insulto.
-Si, si, disculpe.- dije yo.
-No hay problema. entiendo que es vergonzoso conocer a tu suegra así, en pleno acto sexual.- dijo la mujer.- Alicia, un gusto.- saludó pasandome la mano, la cual yo acepté.
<Que familia atrevida>, pensé.
-Bueno, ma, si necesitas algo, estamos arriba.- dijo agarrandome la mano, saliendo de la cocina, y corriendo escaleras arriba tomado de mi mano.
-¡¡¡Usen preservativo!!!- gritó la madre, divertida, como siempre, ¿Siempre es así la familia de Paulo? Adopteme, señorita, nah, eso sería incesto.
Subimos a la habitación y Paulo cerró la puerta con llave, me agarró de la cintura y, una vez más, me acorraló contra la pared. Recorriendo con su lengua cada parte de mi boca, sin dejar alguna por descubrir.
-Para, Paulo, tu vieja está abajo, mirá si nos escucha.
-A vos sería al que te escuche, mordé una almohada y fue.- dijo acercándose a besarme.
Le corrí la cara a su intento de beso- Se me fue toda la calentura, mirá.- le señalé para abajo.
-A mi no, ¿Me vas a dejar así? Kichancito.- preguntó coqueto.
-Si, en otro momento se dará, como se estaba por dar, pero forzado no.- respondí autoritario.
-Bueno, ¿Vemos una peli?- dijo dejando de acorralarme para acariciarme el brazo con sus suaves dedos.
-Dale
~Continuará...~
JAJAJJAJAJJAJA los dejé sin garche, mandriles.
*C esconde atrás de un árbol*
*Sale d vuelta*
Bueno, perdón, perdón. Pero si no esto va a parecer cars (película infantil, por las dudas xd).
Como siempre, nos vemos la siguiente semana, el mismo día y a la misma hora ahre.
Cjau
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¿Será posible...?/ Paulo Dybala & Cristian Pavón
FanfictionNos conocimos, me cagué, me fui, lo abandoné, y hoy lo vuelvo a encontrar en Rusia, para intentar enmendar mi error . Lo que no se es si lo lograré..-Pavón. No se como pasó, no se cuando pasó, ni porque pasó. Solo se que pasó, y agradezco que haya...