Podría jurar que la sentí estremecerse y tragar en seco, sonreí en mis adentros y me acerqué más, ella se alejó, seguí haciéndolo hasta que ella quedó en contra de su escritorio.
-Detente, Thirlwall- Gruñó mientras tomaba mis muñecas y cambiábamos de posición, ahora era yo la que estaba en contra del escritorio.
-Usted me gusta, profesora- Susurré viendo esa boca perfecta- Supongo que lo sabe, pero quería decírselo- Apretó más mis muñecas.
Sus ojos azules estaban expulsando llamas y todo mi cuerpo estaba igual. La cercanía con esta mujer me enloquecía, la posición en la que nos encontrábamos, su olor, el fantasear con el sabor de sus labios.
-Lo que hice con Jed fue para darle celos- Admití- Y me hervía la sangre el verla con Liam.
-No sabes lo que estás diciendo- Soltó mis muñecas, yo las giré para que la circulación volviera a la normalidad, la noté tensa, se acariciaba el cabello despeinándolo.
Una diosa sexy griega.
-Sé lo que estoy diciendo- Murmuré acercándome a ella- Y si me iré al infierno por besar sus labios seré feliz entre las llamas- Me acerqué con rapidez, tomé su nuca con fuerza y la besé
Sentí absolutamente todo mi cuerpo quemar, sentía sus labios bajos los míos, intactos, pero yo seguía besándolos; entonces cuando me iba a separar, ella abrió su boca tomando el control completo de mí y haciéndome morir a la vez. Sus manos se fueron a mi cintura y me empujó contra el escritorio quedando entre mis piernas. Era lo mejor que había sentido en la vida, sus labios dulces e inclementes.
Nadie me había besado como ella, pero la tensión sexual se hacía insoportable, por eso ella se separó. Ambas estábamos jadeantes mirándonos sin saber en realidad qué pasaba.
-Nunca se había sentido tan bien hacer algo incorrecto- Susurré mirándole los ojos.
-¿Por qué hiciste eso?- Preguntó frunciendo el ceño
-Usted también me besó, le recuerdo y me encantó demasiado- contorneé sus labios con mis dedos- Hasta luego profesora- Me incliné sin pensarlo y le di un casto beso en la comisura- Nos vemos el lunes.
Quedé en total estado de shock tras ese beso.
¿Qué estupidez había acabado de hacer?
La rabia me consumió y le pegué un puño el tablero, terminando jadeante. Recordé esa calidez sobre mis labios y sentía enloquecer
-Eres una idiota, Edwards- Susurré.
Entonces escuché un suave toque en la puerta
-Creo que te harás daño- Señaló mi manó aun contra el tablero, se acercó y la tomó, tenía los nudillos morados y la piel pálida- ¿Qué te pasó?
-Cometí una estupidez, es todo- Murmuré- Liam, eres muy amable, pero ya es tarde y un viernes, no te preocupes por esto- Traté de evadirlo.
El torció el gesto, pero me dio una sonrisa, yo le correspondí.
-Ponte hielo, no vaya a ser que se inflame o algo parecido- Indicó- Voy saliendo ¿Te acerco a tu casa? No creo que puedas manejar con esa mano así.
Sentía el palpitar en los nudillos y no me pude negar.
-Te agradecería- Le sonreí.
Caminamos hasta el estacionamiento, me senté en el lugar del copiloto y Liam empezó a manejar.
-¿Y vives acá hace mucho?
-No, recién me mudé.
-¿Puedo saber por qué?
-Quería cambiar de aires- Murmuré mientras veía como poco a poco las luces de las calles se encendían- El mundo existe para ser conocido.
Se quedó un momento pensativo y optó por asentir.
-Mis padres me apoyaron desde el inicio de mi carrera, por fortuna- Empezó- Tuve que trabajar, pero no era un problema para mí, siempre he sabido administrar bien el tiempo- Ambos reímos.
-Debe ser genial tener el apoyo de tus padres- Susurré
-Perdón ¿Qué dijiste?
-Nada- Lo evadí- Es por acá- Le señalé el apartamento, él se estacionó y yo abrí la puerta- Muchas gracias, en serio
-Cuídate esa mano, Perrie- Propuso- Hasta la otra semana- Le sonreí y bajé.
Tomé el ascensor y entonces aquel beso volvió a mi cabeza ¿Cómo pude corresponderle? Pero es que maldición, todo era tan intenso, Sus labios sobre los míos y sus manos presionándome, sacudí mi cabeza cuando oí el sonido del ascensor.
-¿Por qué llegaste tan tarde hoy?- Preguntó la rizada tirada al lado de la puerta
-¡Maldición, lo olvidé!
-Tradición de los viernes, Pez- Murmuró Leigh levantándose, su rostro cambió totalmente cuando vio mi mano- La última vez que te vi con una venda te habías metido en un gran problema ¿Qué pasó?
-Pasa y te cuento- Suspiré
Me tiré en la cama mirando el techo, maldición, lo había hecho. Toqué mis labios deseando sentir los suyos nuevamente sobre los míos.
-Maldición, Edwards, eres una droga
-¡Llegué!- Gritó Jesy tirándose sobre mí- ¿Me quieres explicar por qué mandaste a Justin por mí?- Preguntó.
-La besé, Jess- Murmuré tocando mis labios
Mi amiga se quedó boquiabierta con mi anuncio.
-Y ella me besó a mí- Complementé
-Jade, te he dicho más de una vez cuan malas son las drogas
-Puedo jurarlo- Murmuré viendo el techo
-¿En serio lo hiciste?- Se sentó en la cama claramente perturbada viéndome con los ojos muy abiertos- ¿Cómo fue?
-Fue dura- Recordé sus labios posesivos- Fue perfecta
-Sigo sin poderlo creer
-Probé la droga, Jesy, y no creo poder dejarla- Susurré