Después de una larga insistencia por parte de Leigh y unos cuantos ladridos de Hatchi Jade aceptó el irse a dormir con nosotros. En mi cabeza me hacía miles de preguntas del porqué no estaba en su casa, si habría pasado algo grave.
-¿Comemos antes, Pez?- Preguntó la rizada, yo abroché mi cinturón y suspiré para luego asentir.
Las dos chicas mantenían una conversación en la parte trasera del auto, yo quería escucharla, pero se esmeraban para hablar cada vez más bajo. Ya era algo de noche y pocos restaurantes eran los que estaban abiertos, por suerte encontramos uno de comidas rápidas. Nos bajamos y cargué a Hatchi, el cual lamió mi mejilla, resoplé.
-Se ve que la quiere mucho- Murmuró Jade caminando a mi lado, Leigh ya estaba más adelante que nosotras- ¿Cuántos años tiene?
-Tres- Respondí
-Nunca había comentado sobre su existencia, no tiene aspecto de tener mascotas
Ella hincó los hombros- Lo encontré en una pequeña caja cuando iba de viaje, detuve mi auto y le recogí- Recordé
-¿Puedo llevarlo?- Preguntó con una sonrisa
-No suele llevarse bien con nuevas personas- Contesté
-Déjeme intentarlo- Protestó, yo cedí.
Le cedí con total cuidado al canino cautelosa por si empezaba a ladrar, pero para mi sorpresa no lo hizo, al contrario, sintió comodidad entre sus brazos.
-Al parecer le caigo bien- Dijo orgullosa, no pude evitar sonreír, pero su gesto cambio y se tornó confundido, en realidad no entendía que expresaba- Su sonrisa, apareció- Ella empezó a reír.
-¡¿Les importaría venir?!- Gritó Leigh
Ambas ignoramos lo que acababa de pasar y entramos al restaurante, ocupamos una mesa y vimos el menú.
-Una hamburguesa y una malteada de chocolate grande, por favor- Pidió la joven
Yo me quedé estática, tenía aspecto de cuidarse mucho con la alimentación, pero al parecer era todo lo contrario.
-Lo mismo para nosotras, por favor- Le dijo Leigh al joven muchacho que nos atendía.
El hombre se retiró dejándonos solas.
-¿Cómo se conocieron?- Preguntó
-Estudiamos juntas toda la secundaria- Respondí mirando a Jade, la cual estaba sentada a mi lado, demasiado pegada a mí.
-Y vivíamos muy cerca- Complementó la morena, yo sonreí con el recuerdo- Créeme, no todo el mundo soporta esta rubia.
-¿Y cómo era mi profesora en la secundaria?
Oh maldición Leigh cállate.
-Era la rompecorazones número uno del instituto- Yo me escondí en mi lugar lo más que pude, quería evitar ver a Jade, entonces el fogoso beso volvió a mi cabeza-
MALDICIÓN.
-Chicos, chicas tras de ella, era lo de día a día- Continuó- No sé qué le veían a una rubia gruñona- Ambas rieron, yo gruñí- Ahora quiero saber de ti ¿Qué piensas hacer luego de que salgas de la escuela?
La sentí tensarse al lado mío lo cual me pareció muy extraño, supongo que no quería hablar de eso, y para su fortuna en ese momento llegó nuestro pedido.
-Tenía mucha hambre- Comentó Jade y empezó a comer
Nosotras le seguimos, yo no quería que Leigh la volviera a incomodar, porque pocas veces había visto a Jade conmovida, o que algún tema le afectara, debía ser delicado el hablar de su futuro. La miré de reojo y no pude evitar soltar una risita por la forma en la que comía. Luego de un minuto solo nos quedaban las malteadas.