Capítulo 12

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-¿Qué le pasa a Edwards? ha estado sonrojada toda la clase- Murmuró Jesy sin dejar de copiar lo que hablaba la rubia- Debe ser el calor.

Yo carraspeé con gracia, Perrie nos miró con rencor y continuó, miré mi reloj, ansiosa porque esta clase terminara. Necesitaba hablarle, o tal vez otra cosa, me reí para mis adentros. Precisamente hoy se veía tan sexy con sus pantalones negros apretados y su camisa de rayas blancas con fondo azul, y esos malditos tacones que atormentan mis pensamientos.

-Hey, Jadey- Jed se me acercó- El baile es este sábado ¿Tienes pareja? - Mientras que el cretino de Jed me hablaba yo dirigí mi vista a la profesora, pensé en ella, en que sería mi pareja, pero recordé al instante que iría con Liam, y allí empezaría mi plan, sonreí y asentí.

-Está bien, iremos- Jesy me miró con desaprobación, pero no hizo comentario alguno al respecto.

-Entonces nos veremos preciosa- Susurró y volvió a su asiento.

Sonó el timbre y los estudiantes salieron más rápido de lo común, agradecí tanto aquello. Quedé solamente con Perrie en el grande salón, me apresuré a ponerle seguro a la puerta y caminar a su lado.

-Ni lo pienses, Thirlwall- Advirtió cuando me acerqué- ¿Acaso tu falda no era más larga?- Preguntó sin quitarme la vista de los ojos.

-Tengo varias, profesora ¿Le gusta esta? - Jugué con el dobladillo, pero aquellos ojos azules no me quitaban la vista de encima porque si lo hacía, perdía.

-Debería haber normas más estricta en la presentación de los estudiantes

-Y que los profesores no vengan tan provocativamente a las clases- Le interrumpí, ella entreabrió la boca- Hay muchos pubertos que darían media vida porque les concediera su más grande fantasía, no es justo con ellos tampoco.

Perrie resopló y se sentó en su silla, yo la seguí y me senté en su escritorio, justo al frente.

-Ya terminaron las clases, vete, Jade- Murmuró

Yo entonces detallé una vez más aquel rostro de diosa griega.

-Me quiero quedar un poco para divertirme- Susurré- ¿Sabe? Esta mañana fue un infierno para mí- Admití- Amanecí sudada y jadeante- Iba abriendo un poco mis piernas y Perrie bajó la vista- Adivine por qué- Susurré bajando mis manos y levantándome un poco la falda

-¿Por qué?- A ella se le cortó la voz y yo sonreí

-Por usted- Acomodé la falda en mi cintura y empecé a tocar la zona sensible de mi cuerpo

No mentía cuando decía que dolía de tanto placer.

La vi tragar en seco y relamerse los labios.

-Hágame feliz, en fin, usted es la culpable de tal desastre- Tomé mis bragas y las extendí hacia el lado dejando ver una parte de mi sexo. La rubia gruñó, tomó mi cintura y me ubicó encima de su regazo con tanta brusquedad que no pude evitar gemir. Su mano fue rápida y se introdujo en mi haciéndome soltar un gemido cargado que ella obstruyó tapando mi boca con su mano.

Todo era demasiado

El hecho de que estuviera dentro de mí y yo aún vestida.

El hecho de que estuviéramos en el salón

El hecho de que me obligara a callar.

Sentía más profundo todo, no era aquella delicadeza de mi primera vez, esta era ella en el sexo, dura, implacable, dominante. Suspiraba con discreción y no dejaba de verme. Aquella barrera que sus dedos traspasaban cada vez estaba más cerca del límite, no podía soportar mucho más, y ella al darse cuenta se acercó y mordió mi cuello con fuerza, eso me hizo llegar, apartó su mano y me besó prolongando el orgasmo.

Me quemaba el cuerpo entero, ella había logrado todo eso en un tiempo record; no podía respirar con facilidad, se limitaba a mirarme con una sonrisa algo rara en sus labios, sin embargo, hermosa. Salió de mí y emití un gemido.

-¿Feliz?

-Totalmente- Respondí sonriéndole

No quería levantarme, me sentía tan bien con su cercanía, quería besarla, con aquella pasión que yo sabía ambas conteníamos.

¿Será posible que yo...?

Sacudí mi cabeza apartando aquel sentimiento.

No.

Nos quedamos así un rato, sin decir nada.

-¡Perrie Edwards, es solicitada en rectoría!

Ambas dimos un salto al escuchar la voz del director en las bocinas que estaban por toda la escuela, Perrie frunció el ceño extrañada. ¿Por qué la llamarían?

Me levanté de encima suyo, acomodé mi falda y me compuse el cabello. Ella en silencio hizo lo mismo.

Se veía tan bien que dolía.

Me acerqué con la intención de besarla, pero apartó la cara.

-¿Pasa algo?- Pregunté- ¿Es porque la llama el director?

Ella murmuró algo que no entendí

-¿Qué?

Me dirigió la mirada, y ahora en esos ojos tan azules había un raro destello de preocupación y ¿Rabia?

¿Pero qué le hice?

-Olvídalo, Jade- Susurró

Se acercó y besó mi frente con una suavidad ajena a ella. Su mano acarició por un momento mi nuca y me dio escalofríos, todo era muy extraño.

-Lo siento- Susurró- Solo, olvida.

Yo no sé por qué asentí, pero lo hice.

Ambas íbamos a salir del salón y cuando la rubia abrió la puerta estaba Liam al otro lado

-¡Hey, preciso venía a buscarte!- Saludó con una sonrisa radiante

Yo me exasperé al verlo nuevamente, pero forcé una sonrisa y le di un beso en la mejilla.

-¿Otra vez en castigo, Thirlwall?- Tragué en seco y vi a Jade que tenía la expresión seria que siempre tenía cuando veía a Liam- Deberías darle un poco de tiempo a Pez libre- Jade gruñó detrás de mí y pasó por el lado

Miré por un momento su falda y luego vi a Liam

-Liam, me llama el director ¿Sabes por qué? - Pregunté curiosa, esperando que fuera todo menos lo que pensaba

-No lo sé, vi a un hombre algo elegante en la rectoría- Se hincó de hombros

¿Será posible qué?

-Gracias, nos vemos- Besé su mejilla apresurada

-Pez, pero yo...- Comenzó a hablar, pero yo no le presté atención

De reojo vi a Jade apoyada en la pared con el ceño fruncido, pero no dijo nada tampoco. La preocupación me corría por las venas, si eran ellos se complicarían todos mis planes. Mantuve mi actitud serena, aunque por dentro estaba hecha un lío, nunca había sentido tan lejos la oficina del director.

Cuando llegué por fin abrí la puerta sin llamar, se me erizó cada cabello.

Aprendiz, Jerrie ThirlwardsWhere stories live. Discover now