Capítulo 19

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La hora del baile había llegado.

Me miré por última vez en el espejo de los vestidores, vestía un vestido rosa pálido que combinaba con mi mascara, iba con el cabello suelto, y se dejaban ver los rayos más claros que los demás castaños, Jed me esperaba en la entrada y yo estaba nerviosa.

Nerviosa por verla.

Suspiré acomodando cada detalle, necesitaba verme perfecta. La lencería que llevaba abajo era la mejor parte porque pretendía que Perrie fuese la única que la pudiera ver. Retoqué una última vez el maquillaje y salí de los vestidores. Me encontré con Jed, tomó mi mano y entramos al salón.

Estaba lleno de gente, algunos disfrazados, otros menos formales, pero todos muy bien vestidos.

-Iré por algo de beber- Murmuré a Jed, el cual no me prestó atención, no le di importancia tampoco.

Subí al segundo piso tratando de encontrar un cabello rubio brillante, no tenía ni la menor idea de cómo iría vestida ¿Un vestido será? Entonces vi de reojo en el balcón una silueta recostada, salía humo de su boca y no pude evitar acercarme. Mientras me acercaba la reconocía de a poco. Era Perrie...

Y a su lado estaba Liam, demasiado cerca.

Había olvidado que ella había quedado con él en el baile. Entonces a una distancia en la que no me veían observé cómo vestía Perrie, era un traje totalmente negro con tacones. Dios mío, iba a morir por esa mujer.

Pero ya estaba dispuesta a dar la vida por ella. Sacudí mi cabeza apartando esos pensamientos, era algo obvio que nunca podría tener algo con Perrie, comenzando porque era mi profesora. Tomé mi teléfono y le marqué a Jesy.

-Necesito que provoques una pelea para que Liam se haga cargo y quedar con Perrie solamente.

-Como ordenes, princesita- Se rio Jesy, ya había tomado mucho- Me deberás por esto

-Te debo la vida, Jess- Murmuré- No te demores

Colgó el teléfono y yo me quedé viéndolos entre las sombras. Liam se acercaba a la rubia como para besarla, fruncí el ceño ¿Qué hacía ese idiota? No la tocaría y mucho menos la besaría. Se acercaban más y yo empecé a caminar al balcón, pero en ese momento un ruido se produjo desde abajo.

Te amo, Jesy.

Me escondí en donde estaba y Liam salió corriendo al lado mío sin verme. Y cuando se perdió en el camino yo fui a la terraza.

-Lo ibas a besar- Murmuré a su lado, ella me miró de reojo y eso fue suficiente para derretirme, todo era demasiado. El perfume que expiraba, el traje totalmente negro, aquel pantalón pegado, blazer, la camisa, todo. Esos ojos.

-¿Celosa, Thirlwall?- Preguntó con una sonrisa traviesa en sus labios.

-Maldita- Le dije en el mismo tono retador, ella rio y expulsó humo de su boca, yo le seguí el rastro como se perdía entre la noche

-Creí que estarías con Elliot- Susurró mientras se recostaba al barandal

-No podría soportarlo ni siquiera estando ebria- Admití- ¿Nos vamos?

-Tengo que estar aquí, Thirlwall

-Ambas lo necesitamos, por favor- Me acerqué a ella, la sentí tensarse

-No debemos

-Tick Tock, profesora- Susurré en su oído y lo mordí- La veo en su auto y saqué las llaves de su bolsillo y salí corriendo, ella caminó detrás de mí

Honestamente no sabía cuál era el auto, pero había tanta gente que salí por la parte de atrás, ella me seguía.

Terminamos en un callejón totalmente desolado y cuando me alcanzó tomó mis manos las puso al lado de mi cabeza y me besó con posesión. Yo sentí desfallecer bajo sus labios imponentes. Los mordía con desespero y con extrema pasión, levantó un poco mi pierna poniéndola a altura de sus caderas y chocándonos con suavidad.

-Aquí no- Susurré entre jadeos.

Entonces me quitó con agilidad las llaves de las manos y me llevó a su auto, me senté en el copiloto y con desespero lo encendió y manejó con gran velocidad. En menos de cinco minutos gracias al poco tráfico y el desespero de la situación estuvimos en el apartamento de Perrie. Cerramos la puerta con torpeza y yo en menos de un minuto estuve tirada en el sofá de su casa.

Ella estaba sentada en mi regazo jadeante viéndome fijamente. Todo era demasiado, aquel traje negro, la forma en que el cabello le caía por la cara. Tomó mi vestido con una lentitud que yo no había percibido antes en ella y me lo quitó, tomó mis brazos, me levantó y me llevó a su cama.

-¿Por qué tan sutil?- Cuestioné

-Solo cállate- Murmuró ella con una sonrisa en sus labios

Amaba la forma en la que Perrie se liberaba ante mí poco a poco, ya se le escapaban sonrisas que eran mías, no me permitía compartirlas.

Tocaba mi piel con una delicadeza que hacía que cada cabello se levantara y mi cuerpo temblara, me recosté en la cama con lentitud y sus besos fueron bajando por mi cuello, yo no podía evitar soltar jadeos y leves gemidos. ¿A qué se debía aquella pasión y romanticismo?

Llegó a mi abdomen dejando besos húmedos y suaves, mordiendo mis caderas, haciéndome tocar el cielo y que un orgasmo con lentitud se fuese construyendo en mí. Apartó mi ropa interior, tanto superior como inferior.

Quité mi chaqueta y Jade apartó mi camisa con rapidez, a su vez mis pantalones dejándome ahora a mí en ropa interior, me quedó viendo y yo sonreí para volver a besarla. Estaba tan deleitada con su lencería y aquel sonrojo que reposaba ahora en ella. Besé sus pechos con dedicación, amaba la forma en la que se arqueaba para mí. Mi mano mientras tanto fue estimulando su centro haciéndola retorcer bajo de mí.

-Maldición- Susurró entrecortadamente

Mis dedos entonces se introdujeron en ella y a la vez la callé con un beso. En definitiva, no podría describir nunca lo bien que se sentía estar con Jade de esa manera tan íntima, enseñarle cosas y a la vez aprender yo. Pasó sus brazos detrás de mi cuello y se aferró más a mí, yo me impulsé y sus gemidos aumentaron.

Sentía como estaba de cerca y yo no podía dejar de verla a los ojos. No podía perderme nada de ella.

-Vamos, nena- Susurré en su oído

Ella soltó un gran grito y rasguñó mi espalda haciéndome gemir. Su respiración se fue calmando y yo saqué mis dedos. Me le quedé mirando y su mirada se conectó con la mía. Entonces me sentí vulnerable y quité la mirada, pero sus manos tomaron mis mejillas y me obligaron a verla.

Y ambas lo entendimos.

Pero ninguna de las dos se atrevería a hacerlo, a decir aquello que temíamos tanto.

Ahora fue Jade la que me besó, se lanzó encima de mí acomodándose entre mis piernas, su mano bajó acariciando mi cuerpo hasta mi entrepierna y sin tapujos se introdujo en mí haciéndome gemir, ella sonrió y bajó a mis pechos mordiendo mis pezones sin piedad, no me quedaba más que aferrarme a las sabanas.

No tenía piedad, ella me hizo suya, como yo la hice mía.

En la mañana vi nuevamente su cuerpo descansar entre las sabanas y entonces la pasión compartida me abarcó nuevamente, tuve que sonreír. Salí de la habitación, preparé café y unas tortillas. Entonces sonó el timbre y suspiré, sabiendo lo que vendría.

Abrí la puerta y me encontré con aquella figura tan familiar para mí

-Te habías demorado, Padre- Murmuré 

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Xoxo

Aprendiz, Jerrie ThirlwardsWhere stories live. Discover now