29. Más cerca

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Esa noche tuve un sueño. Me vi a mí misma de pequeña en brazos de mi madre. Ella cantaba una canción que me resultaba familiar. Comencé a acompañarla cantando y alzó su mirada hacia mi yo del futuro. Sonrió y cantamos hasta el final.

- No volverás a olvidar esta canción- dijo.

Me di cuenta de que era la letra de la parte alegre de la Canción de La Vida, la melodía que aunque escuchara mil veces nunca recordaba y la letra que no acudía a mi mente desde la primera vez que recordé una estrofa.

Sentí que realmente no volvería a olvidarla. Se grabó en mi memoria para siempre. Me desperté con lágrimas en los ojos. Echaba más de menos a mi madre de lo que creía. Cuando acabara ese viaje, iría a verla. Encontraría la forma. Recordaba muy bien la letra de la canción. Pero ¿era casualidad que tuviera dos partes tan bien diferenciadas? Quizá cada una servía para algo diferente. La letra de la parte triste daba pistas sobre cómo llegar a la isla y cómo atravesarla, pero la letra de parte alegre hablaba sobre claves y acertijos. Es como si la triste fuera un mapa y la alegre fueran las instrucciones.

Salí a desayunar, pero no había nadie en el comedor. Estaban todos fuera armando alboroto. Sentí que había algo raro, pero no sabía qué. Me uní a los demas en la cubierta y entonces me di cuenta: el barco se había detenido ante un gran muro que rodeaba la isla. Del muro empezaron a salir cañones listos para disparar si el barco se acercaba a más de 500 metros. El capitán avisó que no se acercaría más y si alguien quería morir que pagara por una barca y remara. Will no se lo pensó dos veces y fue a coger una barca. Los demás le ayudaron preguntándose cómo planeaba llevarlo a cabo.

Yo me quedé en mi sitio, mirándoles. No me atrevía a ir después de ver lo que nos esperaba. ¿Cómo iba a ayudarnos una canción contra unos cañones? Sin embargo, Will no permitió que me quedara atrás y me ordenó que subiera a la barca de inmediato. Llorando por el miedo que me daban tanto los cañones como él, me dirigí hacia ellos y bajé por la escalera de cuerda hasta la barca, que ya estaba en el mar, junto al barco. De un salto aterricé en la barca y remamos hasta el muro. Nada sucedía. Nos detuvimos al lado del muro y Will sacó la cajita de música triste y su melodía comenzó a hacer eco contra el muro.

Desde el barco, todos miraban, pero no llegaban a escuchar nada. Me puse en pie y comencé a cantar. Del muro surgieron unos escalones y subí por ellos hasta lo alto, sin dejar de cantar. Saqué la cajita de múdica alegre y continué la canción hasta el final. Al terminar, un trozo del muro bajó, dejando pasar la barca. Una vez en el otro lado, Will me hizo señas desde la barca para que saltara, pues no había escaleras en el otro lado del muro. Me daba miedo saltar desde esa altura, pero Will me fulminó con la mirada, impacientándose.

- Si quieres que baje ven a por mí- protesté, curiosa por ver cómo se las arreglaría.

- Si voy yo a por ti irás atada de manos todo el camino. Y a la vuelta te ataré algo pesado al pie y te tiraré al mar.

Sentí un escalofrío. ¿Hablaba así porque estaba delante de los otros y solo era una amenaza o realmente pensaba hacerlo? No podía ser, ¿no?

- Te doy tres segundos para saltar. Uno...

Vi que sacaba una cuerda a la vista de todos.

- Dos...

Se levantó, disponiéndose a saltar al agua y nadar hasta los escalones.

- Y tr...

- Vale ya voy- grité desesperada.

Tomé aire y salté. El impacto contra el agua me dejó algo mareada y no reaccioné al instante para nadar a la superficie. Miré alrededor, pero no veía nada. ¿Hacia qué dirección debía nadar? ¿Dónde estaba la superficie? Todo parecía igual. Sentí que me elevaba y comencé a mover las piernas y los brazos en esa dirección. Empezaba a quedarme sin aire y aún no llegaba a la superficie. Oí un ruido más arriba, como un choque contra el agua. Una mano me agarró y tiró de mí hacia la superficie mientras yo intentaba contener la respiración un poco más. Al fin mi cabeza emergió de las aguas y respiré. Estaba mareada por la falta de aire y no supe muy bien qué pasó después. Cuando me di cuenta, estaba ya en la barca y poco después llegamos a la orilla. La barca quedó encallada en la arena y todos bajaron. Fui recuperándome del mareo y miré a mi alrededor. Will estaba empapado. Fue él quien me ayudó.

El deseo de un villano #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora