19. La traición

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El jueves por la mañana, Will llamó a la puerta de mi casa. Yo ya me había preparado y salí enseguida. Me sentía completamente recuperada del resfriado. Echamos a andar en dirección a la ciudad. No tenía nada planeado para la cita, solo sabía que al final del día iríamos al parque. Will se detuvo frente a un callejón.

- Este callejón me sirvió de escondite cuando me perseguía la policía. Eso es antes de cambiar de identidad- murmuró.

- ¿Cuando quemaste ese barrio?- se me escapó.

- Veo que ya te has enterado por tu cuenta... En realidad, el fuego era una distracción, pero se nos fue de las manos- dijo pensativo, recordando el momento.

- Por tu culpa ese barrio me odia, quieren vengarse por ser la hija de quien buscabas y por quien se quemó todo.

Will me miró un momento pero decidió dejarlo pasar.

- Tú no tenías nada que ver.

- Exacto, pero soy yo quien está sufriendo las consecuencias. Aunque decidas dejarme en paz cuando te vayas, otros vendrán a por mí.

De pronto me vi contra una pared del callejón mientras Will apoyaba repentinamente su palma a un lado de mi cabeza y me sujetaba la barbilla con la otra. Estaba muy cerca de mí. Tanto que por un momento pasó por mi cabeza la posibilidad de que fuera a besarme, lo que hizo que enrojeciera en un instante. Pero las intenciones de Will parecían otras.

- ¿Entonces prefieres que no te deje en paz?

Mi corazón casi estalla. Traté de articular alguna palabra pero me fue imposible. Mi sistema nervioso no acabaría nunca de acostumbrarse a los arrebatos de Will. La forma en que pronunció la frase me dejó inmóvil.

- ¿Cómo debería interpretar tu silencio? ¿Quizá prefieres dejar tu vida en mis manos? ¿O tu corazón?

Pude recuperarme gracias a las tonterías que dijo. Fruncí el ceño y con un rápido movimiento, pasé por debajo de su brazo y me alejé unos pasos de él. Mi corazón seguía latiendo con fuerza. ¿Por qué me decía esas cosas?

- Es en serio- dijo Will en tono siniestro-. Pensé devolverte el favor que me has hecho con tu ayuda dejándote vivir en paz, pero si dices que te matarán de todas formas... Prefiero hacer yo el trabajo y no darles el gusto a ellos.

Tragué saliva. Sentí cómo mis rodillas flaqueaban. Mi cuerpo entero temía esas palabras. No debí haber abierto la boca. ¿Cómo pude pensar que me iba a besar? Esa vez solo fue por un reto, en realidad no sentía nada. Al ver que iba a dejarme caer, Will me sujetó y me mostró una píldora.

- Con esto, evitarías sufrir si alguien te quiere matar. Tiene efecto inmediato.

La dejó en mi mano y la miré, preguntándome si tomarla en ese momento. Will vio mis intenciones y me cerró la mano.

- Es para un caso de emergencia en el que no tengas ninguna salida. No la desperdicies ahora. Solo te deja inconsciente doce horas.

Me solté de su brazo y retomé la compostura, irguiéndome.

- Creí que me ibas a matar- dije asustada.

Will se rió y acabó en carcajada. Me acarició la cabeza, mirándome con cara de "te lo crees todo".

- ¿Eres acaso una amenaza para mí? ¿Mi enemiga, quizá? ¿Vas a hacerme tú algo? ¿Para qué iba yo a molestarme en matarte? No tiene sentido.

Me quedé descompuesta. Ese momento rompía con todos los esquemas que me había hecho en la cabeza sobre él. Se rió aún más viendo mi cara.

- Es que... Es lo que hacen los villanos... ¿No? Has quitado la vida a mucha gente, y me has amenazado en múltiples ocasiones...- me defendí.

El deseo de un villano #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora