24. Un buen amigo

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Al día siguiente, desperté algo confusa. Miré alrededor,tratando de reconocer el terreno. A mi lado vi a Will. ¡Will! Me levanté de un salto, asustada. Viéndole dormir apoyando en el tronco tranquilamente me di cuenta de que ya no debía tener miedo. Empecé a recordar lo ocurrido el día anterior. Will me perdonó la vida. Sonreí, aliviada, lo peor había pasado; ya no tenía que sentir miedo ni esconderme. Y ya no necesitaba depender de Carl.

De repente, sentí una mano que agarraba mi muñeca.

- Te estuve buscando... Creí que ya no te encontraría viva- dijo Carl con cara de preocupado.

Me abrazó con fuerza. Me quedé sorprendida por su reacción. Pensé que se enfadaría. Will nos estaba mirando. Cuando me di cuenta, sentí una punzada en el pecho.

- Era verdad lo que escuché, Sofia, ¿cómo pudiste caer tan bajo?

Me separé de Carl al oír esas palabras, avergonzada. Ni yo misma entendía cómo pude acabar sintiéndome atraída por un chico creído que no sabía perder y que me hizo romper el corazón de Max en su venganza, por no mencionar que me engañó...  Pero esos días vi que no era tan infantil como yo creía. No debí dejarme llevar por eso.

- ¿Tienes envidia porque yo he conseguido mi objetivo?- replicó Carl.

- ¿Lo has conseguido realmente?- insinuó Will levantándose y buscando la navaja.

La recogió y se la guardó. Vio algo más en la hierba que también metió en el bolsillo. Me imaginé que encontró la píldora. Carl apretó los puños conteniendo su rabia. Se los sujeté delicadamente entre mis pequeñas manos que apenas cubrían las suyas. Le pedí con la mirada que se calmase.

- Sofia- la mirada de Will se fijó en mí, aunque el resto de su cuerpo se dirigía hacia otro lado-, he decidido perdonar a Max por su traición. Vino a verme en prisión y me contó cuánto lloraste y te arrepentiste de haber colaborado con ellos y me pidió que te perdonara. Me sorprendió cuánto le importabas y decidí dejarle en paz. Es gracias a él que sigues viva, deberías saberlo.

Dirigió sus pasos hacia la salida del bosque, pero se detuvo para añadir:

- Recuerda nuestro trato, Carl. Mañana debes cumplirlo. Y Sofia también vendrá.

Dicho aquello, desapareció de nuestra vista lentamente mientras se alejaba. Miré a Carl, esperando que me dijera algo. Me quedé pensando en cuánto estaba en deuda con Max. Debía al menos agradecérselo.

- Supongo que ya no es necesario que te quedes en mi casa. Pero te pido que te quedes una noche más. Mañana Will se irá a otro país y te llevará con él. Es un viaje peligroso y no sé si nos veremos más.

- Está bien, iré por la tarde, pero antes tengo unos asuntos de los que ocuparme.

Cada uno fue a su casa. No podía esperar a darme un baño y ponerme otra ropa. Me picaba el cuerpo por la hierba del bosquecillo y necesitaba remediarlo cuanto antes. Una vez limpia y con ropa nueva, empecé a hacer la maleta. Alguien llamó a la puerta y fui a ver quién era. Me sorprendió ver a Max que me abrazó contento de verme a salvo.

- Sabía que Will te perdonaría. No es tan malo como parece... Al menos con las personas que aprecia.

- ¿Will me aprecia?- me costaba creerlo.

- Bueno, lo demuestra a su manera, como perdonando la vida. Él diría que  es porque le eres útil o por devolver un favor. Pero en realidad lo hace porque quiere, no por intereses.

Me sorprendió escuchar eso. Entonces Will ponía excusas pero la realidad era otra. Me pareció... adorable, por una parte. Le conté a Max que estaba haciendo las maletas y descubrí que ya estaba enterado, y venía a despedirse también.

- Will me dijo que no quiere volver a verme, al menos por un tiempo, si quiero seguir con mi vida tranquilo. Aún está enfadado. Pero es un precio pequeño a pagar a cambio de que nos perdonara la vida- me contó Max.

- Quiero darte las gracias por interceder por mí... Si sigo viva es...

- No me lo agradezcas. Yo te hice traicionarle, yo te metí en el lío con Carl... Como mínimo podía ayudarte con esto. Te saqué del sitio que te metí.

- No del todo... Carl y yo hicimos un trato y ahora soy su novia. Y parece ser que esto seguirá así por un tiempo.

- Ya te dije que tenía asumido que no volvería a tener otra oportunidad, no te preocupes. Por lo menos he reparado mis errores, no puedo pedir más- Max desprendía una sonrisa amarga que me encogía el corazón.

Antes de que pudiera decir algo, me deseó lo mejor y se despidió, marchándose con prisa. Después de hacer la maleta, bajé para coger las partituras, pero me quedé mirándolas. Quizá no estaría mal tocarla una vez más, entera. Comencé a tocar y cuando iba por la mitad, escuché un violín. Al principio me sobresalté, pero me recuperé rápido recordando que Will tenía las llaves de mi casa y debió entrar sin avisar al escuchar el piano. Seguí tocando cada vez más animada por el maravilloso acompañamiento hasta que llegué al final, di la vuelta a todas las páginas ante la sorpresa de Will y continué. Trató de mantenerse y acabó cogiendo la melodía. Le descolocó que la melodía cambiara cuando parecía que acababa.

- Claro, por eso es la Canción de La Vida... Tiene momentos tristes pero también felices...- comentó Will al terminar de tocar- Ahora sí está completa.

- Un día se me cayó una página y al verla al revés pensé en tocarla así y salió esto.

- Increíble- murmuró Will-. Solo un genio podría haber escrito una canción que se pueda tocar desde dos puntos de vista.

- Pero yo solo conozco la letra de la primera mitad- me encogí de hombros-. ¿Qué hacemos con la segunda?

- No te preocupes por eso. Tenemos todo lo que hace falta.

Guardé las partituras en la maleta y salimos, cerrando la puerta con llave.

- ¿Vas a su casa?- preguntó Will.

- Sí... Me lo pidió y...

- ¿Por qué Carl de todos los ineptos?

- Es largo de contar...

- También hay un largo camino hasta su casa.

Suspiré y comencé a contarle todo lo que ocurrió desde que se lo llevaron: el tiempo que estuve mal por la traición, el enfado de Sara y de Carl, el plan de Max, la trampa de Carl y luego el trato. Will escuchaba con atención.

- ¿Y pensaste que lo mejor antes de morir era darle la satisfacción a Carl de lograr su objetivo? Porque te aseguro que nada ni nadie podía salvarte de mis manos si me proponía matarte. Nada ni nadie.

Me recorrió un escalofrío al sentirme atravesada por la intensidad de su mirada. Me quedó bastante claro que no tenía por objetivo eliminarme. Aunque era realmente temible escucharle decir esas cosas.

- Quería hacer lo que estuviera en mi mano, no quería rendirme sin haberlo dado todo, aunque tuviera que soportar a Carl.

- Pues caíste bastante fácil cuando te cacé como a una tortuga: no ibas a llegar lejos y lo sabías.

- No soy una tortuga...- protesté.

- Es cierto, al menos una tortuga tiene escudo para defenderse.

Will se rió al verme la cara de disgusto. Llegamos a la casa de Carl y se despidió hasta el día siguiente. Entré y fui recibida por un mayordomo, que se ofreció a llevar mi maleta y me dijo que me esperaban para cenar. ¿Me esperaban? ¿Quiénes?

El deseo de un villano #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora