A mediados de 1950, Londres.
Francis rara vez perdía la paciencia, o su agradable expresión que se complementaba con su galante expresión, así que el mismo Arthur se sentía desconcertado de que este se mostrara hostil con él, a pesar de todo lo que habían, había hecho, para rescatarlo y que se recuperara; el desconcierto paso a ser enojo al ver que su Francia ya no se veía tan agradecido con las acciones de Inglaterra.
Una pequeña discusión fue el inicio de muchos más: el punto de quiebre fue, nunca podría olvidarlo, el intentar limitar las relaciones de Francis con las naciones que estuvieron relacionadas de alguna forma con los del Eje, en particular Alemania.
—¡Deja de estar ordenándome, Angleterre! —reclamó Francis cuando ya no soportaba que Arthur lo estuviera controlando, o vigilando con constancia, además de intentar influenciar las relaciones con otras naciones del este—. Ya no necesito que me vigiles, mucho menos que intenten gobernar mi nación por mi. ¿Tu jefe esta consciente de lo que estas haciendo, Arthur?
¿Por qué le decía eso? ¿Qué no hizo todo lo necesario para que Francis estuviera bien? ¿Para protegerlo? ¿Por qué no estaba feliz? ¿Por qué no compensaba sus esfuerzos y sentimientos?
—¿Tal vez quieres volver a regalar tu territorio, Francia? ¿Eh? —contestó entre dientes, entrecerrando sus ojos verdes, siempre fijos en la expresión sorprendida y dolida de Francia, no pensó en las consecuencias de sus palabras.
—¡Como te atreves! —gritó sin contemplación; aún si Inglaterra lo dejara vivir con él por sus pesadillas, y sus años donde estuvo vulnerable, no podía permitir eso.
—¿Aún así tú y tu jefe piensan en tener tratos con Alemania? ¿Te da igual que tu nación fue su territorio esos años? ¡Es una estupidez! —terminó por perder los estribos Arthur, y vio como el rostro de Francis enrojeció por la vergüenza y la ira—. ¡Alemania quiso toda Europa!
Francis se sobresaltó, asustándose por el desplante de Arthur; respiró profundo un par de veces para recuperar su compostura, y pasó su mano por sus curvos cabellos, notablemente agotado, contestó:
—Si tú fuiste igual, Angleterre; ¿Qué no hiciste lo mismo en la guerra de cien años? —Francis no se veía enojado, pero si hablaba con un pesar que hizo sentir culpable a Arthur.
—Ambos hemos sido iguales, como toda nación, no tenemos derecho a reclamar, mucho menos tú —señala Arthur, sin querer pensar en el efecto de esas palabras—. Con Napoleón quitaste suficiente, Francis. ¿Qué no ambos hemos estado en el juego de quitar y tomar?
Francis aprieta sus labios, pero ya no desea seguir esa discusión, ya se han lastimado lo suficiente.
—Me voy Arthur, gracias por tu tiempo —Fue la despedida de Francis, que tomó sus cosas en silencio, bajo la mirada sorprendida y de impotencia de Inglaterra, que como otras veces no pudo explicar el porqué de su comportamiento, o la realidad de sus sentimientos hacia Francia.
Y como siempre, ambos eran expertos en ganarse el rencor del otro.
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Lost, In You [Hetalia] [UkFr]
FanfictionArthur era la persona menos honesta que podría existir, especialmente consigo mismo. Llevaba años peleando y buscando guerras contra Francis; siglos y siglos anunciando su odio, esforzándose en hacerlo evidente, una mentira en realidad. En realida...