13. What's dearest

190 32 28
                                    

Arthur estaba a punto de perder la paciencia. ¿Cómo es que Estados Unidos terminó siendo alguien así? En algún punto debió equivocarse, estaba seguro de eso.

—¿Podrías dejar de comer un minuto? —gruñó haciendo una mueca que esperó se disimulara con su té caliente—, ¿y decirme de qué querías hablar conmigo antes de irte?

Los días con Estados Unidos en su casa no fueron tan malos —Francia y él estaban fuera casi todo el día por trabajo—, y Alfred intentaba comportarse, si podía llamarle 'comportamiento', a convertir a su organizado espacio, su hogar, en un desastre.

Un par de días antes de que Alfred decidiera regresar a su casa, lo convenció de ir a algún lugar a conversar.

—¡No eres nada divertido, Arthie! —reclamó frunciendo los labios con cierto aire infantil—. Sólo quería darte unos consejos con tu asunto con Francia, la verdad es que quiero ser positivo, pero con ese carácter...

—¡¿Tú me estás dando lecciones a mí, Alfred?! —Arthur se alteró casi de inmediato, olvidando que estaban en un pequeño local familiar de Londres, en público—, ¿y me quieres dar consejos de romance? ¿Tú? —cuestionó con ironía, bastante incrédulo.

Hey! —Lo miró ofendido—. Yo también sé de esos temas, de hecho tengo más experiencia de lo que tú podrías pensar.

Inglaterra negó con la cabeza y suspiró resignado a escuchar a su antigua colonia. ¿Qué podría decirle sobre romance? Aunque si lo pensaba, le daba curiosidad que pudiera saber una nación más joven que él, no es que fuera anticuado o le faltara experiencia...

—Lo primero —comenzó Alfred dejando de lado la ofensa sin intención de Inglaterra—: es que sí estamos hablando de Francia, a él le gustan las cosas cursis y que sean... ¿insistentes? No, no era esa la palabra; creo que era, ¿apasionados?

Era de lo más extraño que Estados Unidos—hasta podía creerlo de alguno de los hermanos Italianos—le estuviera dando consejos sobre relaciones. Que lo de los detalles no le estaba funcionando, es más, Francia parecía creer que tenía alguna clase de venganza extraña en mente por sus acciones poco usuales.

—...Y creo que eso es todo —asintió Alfred con energía y curvando sus labios en una enorme sonrisa—. ¡Espero haberte ayudado, Iggy!

—Supongo que...gracias, Alfred —dijo no muy convencido de lo que Estados Unidos había dicho.

Sure thing! —exclamó contento—. Ah, como Mattie estaba preocupado de sí podrías con Francia, hable un poco con él, ¡Te va a ir genial con mi ayuda!

Good Alfred...Wait! What?! —Inglaterra casi tira su taza cuando se levantó y golpeó la mesa con ambas manos, aunque Alfred ya estaba en la puerta del establecimiento despidiéndose con un amplio movimiento de mano.

—¡Alfred! —gritó intentando alcanzar al americano, que abordó un taxi después de levantar su puño con un pulgar hacia arriba como gesto de confianza hacia Arthur.

______________

Alfred estaba bastante complacido en cómo había ido su plan.

El lograr que Francia quisiera conversar con él a solas—sin pensar que fuera sospechoso—sólo requirió un "poco" de insistencia. Por supuesto que el galo aceptó para que Alfred dejará de azotar su puño contra la puerta de su cuarto.

—¿En qué puedo ayudarte, mon mi? —preguntó cansado de lo ruidoso que era el americano. Al final, hasta cedió a hablar con él para conseguirle la dirección de un restaurante cercano, donde pudiera conseguir hamburguesas.

Lost, In You [Hetalia] [UkFr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora