Después de que Edith le diera las indicaciones correspondientes a Andrea, paso a tomar su correspondiente escritorio. Andrea abrió Excel en su computadora y se dispuso a trabajar, cuando uno de los empresarios que tenía cita en la reunión se presentó con Andrea y lo pidió que lo anunciara. El hombre de saco y corbata traía consigo a un chico de unos diez años, antes de ingresar al salón de la reunión. Recordó pedirle a Andrea que cuidará a su hijo. - Que dice? Disculpe es que tengo trabajo aquí, sabe. Tengo que llenar planillas. -Lo se, señorita pero vera, no puedo entrar a la reunión con mi hijo, va contra las reglas de la junta- le explico. - A ver...presteme un segundo eso para acá- le dijo, señalándole sus anteojos. El señor se los entregó, sin entender. Ella se puso los lentes y lo señalo con el dedo para retarlo: - Y a usted no le explicaron acaso que no puede entrar con chicos al establecimiento! Deberían multarlo por pasarse las reglas por..- Andrea bajo la voz- por su casa. Que feo eso, eh- dijo, regresando le los lentes- no me haga hacerlo otra vez porque no lo soporto. - Yo se, señorita. Debí ser más prolijo. Lo que pasa que se presentó un imprevisto. Van a fulmigar el colegio del chico Y la niñera pidió la mañana libre. Mi esposa trabaja y a mi me regresaron al chico del establecimiento escolar. No supe que hacer más que traerlo para acá. -Pero en que cabeza cabe fulmigar y no avisarle a los padres de los chiquis! Que barbaridad! No se preocupe, deje al chico acá y vaya a la junta tranquilo- le aseguró, mientras prácticamente lo empujaba. - Seguro que usted lo cuida no? Mire que es tremendo- dijo, para luego advertirle seriamente a Elias- mejor que te portes bien con la chica. - Ay, pero deje de retarlo y vayase de una vez! Va vía, bye! Cuando el hombre entro a la reunión, Andrea suspiro: - Hombres! No saben cuidar un chico y todo lo exageran! Con la carita de angelito que tiene y esos cachetitos. Hay me lo como! Ellas... Elias?- Andrea miro para todos lados para luego exclamar, aterrada: - Se me perdió el chico! Donde está? Comenzó a buscarlo por todos lados, desesperada. Abriendo y cerrando puertas. Metiéndose en cada uno de los salones. Bajando y subiendo escaleras. Pero no aparecía por ningún lado. Hasta que lo vio detrás de la silla de Edith. - Que haces ahí? Venía acá!- le pidió Andrea, para luego ver como Edith brincaba de su silla, luego de querer sentarse y descubrió un pinche. - Ay, me dolio- se quejó, para luego tomar asiento y observar extrañada a Andrea: - Pero, que haces ahí parada!?Anda a trabajar a tu puesto, querés!?- le exigió. Andrea no quitaba la vista de Elias, quien comenzó a hacer " sonidos olorosos" con un juguetito.Cada vez que Edith lo oía, eran mas extrañas las caras con las que miraba a Andrea. - EH, yo no...- balbuceaba, sin saber que decir y haciendole gestos al chico de que en cuanto lo agarrara, iba a matarlo. - parece que desayunamos guiso de porotos, señorita Andrea? Vaya al baño!- le pidió. El chico no dejaba de reírse. Cuando Edith abrió su página de excel, noto que su trabajo había sido borrado y en su lugar habían dibujos de marcianos y cohetes. - Que es esto!?- se asombró. El chico salio de su escondite corriendo y Andrea lo siguió. Tiro un Baldé lleno de agua de alguien que limpiaba en el lugar, a unos señores que pasaban. Así como echo hormigas sobre un escritorio. Andrea lo perseguía, sin poder alcanzarlo. Hasta que lo alcanzo. - Te atrape, mocosito! Así te quería tener. A la final le voy a dar la razón al ogro cuando dice que hay que impartir disciplina- dijo, agarrándolo del brazo. El chico le sopló en la cara y corrió, entrando en la sala donde se impartía la reunión entre empresarios. Se escondió debajo de la extensa mesa. - Disculpen...- dijo Andrea, cuando vio como todas las miradas se dirigían a ella. - Que pasa, Andrea?-quiso saber Samuel, confuso. - Estem...nada-respondio ella, viendo al mocoso bajo la mesa y pensando de todas las posibles maneras que la mataría su príncipe, si lo veía ahí. Entonces,que busca?- preguntó, confundido, sin entender porque seguía parada en la puerta. Andrea vio como el chico tomaba un punzón, aprovechando que los nueve empresarios ahí reunidos no sacaban la vista de ella. Y en solo un segundo más, comenzó a darles punzasos en los zapatos a los señores, quienes brincaban de sus asientos y se miraban entre si, extrañados. Samuel cada vez entendía menos lo que estaba pasando. Hasta que todos comenzaron a impacientarse y se paraban de la mesa, molestos, acomodándose su saco y corbata. Samuel, miro una vez mas a Andrea, quien le hizo señas para que viera abajo de la mesa. El miro y se sorprendió al descubrir al chico que lo saludaba levantando su manito, simpáticamente. - ANDREA!!!- grito Samuel, pensando en todas las posibles maneras que la acogotaria. Como si lo presintiera, ella tomo su cuello. El chico salió corriendo y se abrazo a ella. -Que significa esto!? Que hace este chico acá adentro!?- preguntó y luego agrego, severamente- mejor que tenga una explicación coherente o una buena mentira. Porque le juro que sino...Andrea lo interrumpió: -Ay, que me va a hacer!? Usted se piensa que yo le tengo mio a los ogros? El chico solo estaba haciendo una bromista, che. No es para tanto! Y si le va a poner un castigo, pongamelo a mi también!- le advirtió. - Por supuesto que le voy a poner un castigo a usted por traer un chico a la empresa sabiendo que está estrictamente prohibido- le aseguró Samuel. - Si se da cuenta que usted siempre va a ser un ogro! Y yo que pensé que había dejado de ser sapo para volverse mi príncipe!- protesto ella. Elias la vio pícaramente: - un sapo, dijiste?- repitió. Ella le respondió: Si! Un sapo, una rana eso es lo que él es!- le dijo al chico. En ese momento, el chico abrió su mochila y saco de ella un frasco que contenía una rana. La dejo salir sobre la mesa, aterrandolos a todos. Samuel se agarro la cabeza: - De donde saco a este terremoto!?- preguntó, espantado. -Elias, venía para acá!-lo llamo su padre para luego disculparse con Samuel- perdón, es mi hijo. Se que es un dolor de cabeza pero no me quedo otra que traerlo. - hasta que por fin lo dice-suspiro Andrea. Samuel tuvo que suspender la reunión y el chico no dejaba de hacer berrinches. - Me aburro! Quiero dulces, quiero chocolates!- pedía. - Pero con lo mal que te estás portando, mira si encima te voy a comprar golosinas!- protesto su padre. Para luego agregar: - no se que hacer con él, es un suplicio- se quejo. - a lo mejor lo que necesita el chico es menos enojo y mas contención de su parte, no?- dijo Samuel, sorprendiendo gratamente a Andrea. - mire, lo que usted tiene que hacer con el chico es no enojarse. Ignorarlo cuando esta teniendo estas rabietas. Pero si intentar llegar más a él el resto de tiempo, entiende?- le explico ella. El padre de Elias parecía seguir sin comprender. - Él lo que quiere es llamar su atención, pero no cualquier atención, quiere la suya. Capaz su esposa y usted están demasiado enganchados en sus trabajos y no le dan bola. O creen que le pasan importancia pero no es así, entiende? Mire lo que usted tiene que hacer es empezar a vivir mas momentos con el chico y no solo escucharlo. Compartir cosas con él, entiende?- dijo. El hombre la escuchaba muy atento: pero como hago eso?- quiso saber. Andrea suspiro. - con algún juego, deporte, o alguna actividad que le guste compartir a los dos. No se, pienselo. Cree una verdadera relación y vera como lo tiene echo una seda- le afirmo. El padre de Elias les agradeció enormemente y el chico se puso muy contento cuando el padre lo invito a jugar basquet con él en el club. - como lo hace, EH?- quiso saber Samuel- siempre termina repartiendo sonrisas. - No se, digamelo usted, está vez usted fue un verdadero divino- respondió ella. - Pero me dijo que volvía a ser un sapo y que seguía siendo un ogro- se lamento él, con un puchero en su rostro. - Ay, parece un chico haciendo así pero no, no me haga caso si a veces me enojo y digo cualquier cosa. Si la verdad que usted es un divino, todo un príncipe y siempre lo va a ser. Samuel la abrazo y le dio un pico. -Ay, que hace! Le recuerdo que se suspendió la junta pero sigue en horario de trabajo- le informo ella. - Si y vos también. Así que besame o te echo- le ordeno.