Al otro día, Margarita se llevo a Andrea al club para almorzar juntas, y conversar sobre los niños. Samuel aprovecho que no tenian clases, para irse de paseo con ellos y Kathya, quien veía con total molestia que Samuel desperdiciara uno de los pocos momentos que tenian para estar solos, en sus sobrinos. En el Club, Margarita y Andrea tomaron una mesa, cerca de la ventana, cuando grande fue su sorpresa al descubrir a David almorzando con una mujer. - Mi ex marido no pierde el tiempo- observo Margarita- esa ni siquiera es la jovencita con la que me engaño. Andrea fingió restarle importancia, todo lo que quería era que Margarita se sintiera mejor: -Es libre de hacer lo que quiere con su vida, ahora- le recordó, encogiéndose de hombros- usted debería hacer lo mismo. -¿Hacer yo lo mismo?- pregunto Margarita, extrañada- ¡Jamas! No me interesa conocer a ningún otro hombre. David ha sido el único amor en mi vida y asi sera siempre- respondió. - Todavia lo quiere- noto, Andrea, mientras enroscaba un bocado de fideos en su tenedor. -A ti no puedo negartelo- se sincero- pero, ¿que puedo hacer, Andrea? Dejamos pasar mucho tiempo, y nuestro orgullo y soberbia pudo más que el amor. Ya ni siquiera creo que me quiera. -Puede darle celos con otro- insistió- eso, a veces, funciona con los hombres. Lo que para nosotras es un horror, a ellos les despierta la competencia. Vera, lo tontitos que son- dijo, graciosamente. Margarita le sonrió: -En caso de que eso que dices funcionara, ¿con quien voy a darle celos, Andrea? No conozco a nadie y, últimamente, no he salido. A las unicas que veo, de vez en cuando, es a mis amigas de siempre. Y ellas están todas casadas. -Bueno- dijo, Andrea, mirando su celular- fíjese que me estoy mensajeando con mi primo, y él me está diciendo que está cerca de aquí. ¿Que tal si fingimos un ratito? Le digo que venga, contandole nuestro plan, y los dejo solos un ratito. Margarita se tornó confusa: -No se, Andrea- dudo- ¿y si lo termino arruinando aún más? O, lo que es peor, ¿si ni siquiera le importa? Andrea envió el último mensaje a su primo: -Dejamelo todo a mi- le confirmó, segura- ya vera que esto funciona. Al rato, Freddy se apareció en el club, Margarita había dado aviso que lo dejaran entrar. Al llegar a la mesa, sabia exactamente lo que tenia que hacer. Las saludo a ambas con un beso en la mejilla, y luego se sentó muy cerquita de Margarita. Andrea sonrió: -¡Está funcionando!- observo- no deja de mirar para acá. Freddy se rio, divertido: -Con que no quiera golpearme. -¡Ay, no se si esto que hacemos este bien!- se preocupo Margarita. Andrea le dio una señal de que se relaje y pierda cuidado. -Ya vera como le daremos una lección al loco ese- aseguro, entre risas, despidiéndose de ambos, y dejandolos solos. David no dejaba de mirarla y se veía cada vez más enfadado. - Creo que pico, eh- observo, divertido, Freddy, mientras se bebía el vaso de vino de un sorbo. Al regresar a la mansión, Andrea se encontró con los chicos que no dejaban de quejarse de Kathya, diciendole que los había tratado muy mal en la salida. -Esa Kathya, ¡No cambia!- exclamo Andrea. Pronto se cruzo con Emmanuel diciendole que Giselle y él estaban organizando con los chicos una tarde de películas de terror y golosinas. -¿Sale cine pochoclero?- remarco Andrea, entusiasmada. -¡Claro!- respondió Emmanuel, ansioso- los enanos son los más impacientes por asustarse entre si- rio. Cuando Giselle se entero que su hermana Margarita estaba almorzando con Freddy en el club no le gusto nada, y se puso bien seria. -¿Que pasa, hermanita?- pregunto Emma- te noto bien pensativa desde que supiste donde está Marga. -No te preocupes, no pasa nada- le aseguro ella. - Mi primo Freddy está llegando- señalo Andrea- me acaba de mandar un mensaje que está pasando por la puerta. Así que pronto puede empezar el cine. -¿Como? ¿Él también viene?--pregunto Giselle. - ¡Claro, tía!- observo Matute- Freddy, el señor de las pesadillas, no puede faltar a una cita del terror- bromeo. Cuando Freddy llego, se pusieron a mirar la primer pelicula. Giselle se sentó muy cerca de él, pero aunque este intentaba ser simpático, Giselle no le hacia caso y se portaba de forma antipática. -¿Que le pasa?- le pregunto al oído a Andrea- siempre me ha parecido que le gusto pero ahora me evita. Andrea se rió por lo bajo: -¿como le vas a gustar a la señorita Giselle? Ay, que ver que eres bien presumido, primito- señalo, mientras seguía comiendo de las golosinas. Al rato, Giselle fue por más jugo a la cocina, y Freddy la siguió. - Hoy no parece tener un buen día- observo- ¿O es que me evita?- pregunto, directamente. Después de todo, Giselle siempre le había coqueteado, y le molestaba que no lo hiciera. - No pasa nada- disimulo ella, pero luego, no pudo contenerse- es solo que parece que te gustan mayorcitas que tu- Freddy lanzo una carcajada: -¡Ah, es eso!- exclamo, divertido. -Parece ser que te gusta mi hermana- le soltó, toda seria y enojada. -No- respondió él, ante el malentendido- solo fui parte de los planes locos de mi primita. Aunque creo que está vez sus locuras dieron en el clavo- recordó las miradas de furia que le echaba David. Giselle seguía con la jarra de jugo en la mano, sin entender de que hablaba, hasta que Freddy tuvo que contarle todo. Giselle suspiro: -¡Si que está loca tu primita!- exclamo- pero de Margarita me extraña. Ella siempre tan seria. - Funciono- le informo- el corbatudo estaba que quería comerme vivo. Los dos se rieron. Y luego, regresaron a la sala de juegos. Andrea estaba parada al lado de la puerta, muerta de miedo cada vez que veía la pantalla, y esos fantasmas salían. Cuando la puerta se abrió justo cuando el fantasma fue detrás de la chica. Lanzo un grito de espanto, y se tropezó, cayendo sobre Samuel, quien recien habia entrado. - Hola- lo saludo, con una sonrisa, rodeándolo con sus brazos. -¿¡Que hace!?- pregunto él, extrañado, y molesto con sus bromas. -¡Ay, no se enoje, peleador!- protesto ella- ¿que no ve que casi me caigo? Esas peliculas me asustan mucho. No me gustan nada. Samuel sonrió, divertido: -Al fin hay algo que la hace quedarse callada y quieta- dijo, con tono triunfante. -¡Que ogro!- lo insulto ella,sacándole la lengua. Samuel se rio: -Que niña chiquita esta- se burlo. Todos les pidieron que se callen, puesto que no dejaban escuchar la película. - ¡Que aburrido! Siempre me parecieron un plomo. No me asustan para nada- le comento. - Ahora entiendo porque le gustan las brujas- se rió ella. - Kathya no es ninguna bruja- la defendió él. -Seguro- señalo Andrea- esa más bien salio de un cuento de Disney, de pinocho tal vez. -¿Que dice?- protesto Samuel. -Nada- aseguro ella. En la pensión, Kathya regresaba de su salida con Javier. Blanca le llamo la atencion, diciendole que no debía salir con dos muchachos a la vez. - Decidite, hija- le pidió- mira que el joven Samuel se toma las cosas muy en serio. No me gusta que juegues a dos puntas. -¡Ay, mamá!- se quejo ella- Andrea y tu parecen dos monjas. Dejen de ser tan anticuadas- protesto..