Aquella mañana no era una mañana más para los chiquis, en el colegio había una competencia interescolar de Matemáticas. Teresita había sido la elegida de su curso y estaba muy ansiosa por participar. Los chicos salieron corriendo, después del desayuno, rumbo al auto del chofer. -¡Cuidado, mis amores! No sea cosa que se lleven todo por delante, muebles muy viejos y oxidados, ¡Por ejemplo!- dijo, cuando vio al señor Samuel, bajando por las escaleras, y siendo casi atropellado por sus tres sobrinos. -¡Buenos días!- la saludo Samuel, arreglándose los puños de la camisa y la corbata- si es que se pueden llamar buenos- agrego, despues. - ¿Que le pasa? ¿Me quiere decir algo o que?- pregunto ella, poniendo un brazo en cada lado de su cintura- si usted está buscando pelea, hableme claro, ¿sabe? Porque a mi nunca me gustaron las indirectas ni los trabalenguas, yo necesito que las cosas se han dicha de formas simples, claras y concisas- remarco. Samuel suspiro: -No, no quiero decir nada. Iba a decir lo evidente, que se ve que no está de buen humor pero no...Andrea lo interrumpio: - ¡Ay, cállese!- exclamo, sorprendiendolo- ¿sabe que? Es inútil hablar con una persona que nunca sabe lo que quiere, es una perdida de tiempo. Andrea iba a irse, cuando Samuel la detuvo, tomándola por la cintura y acercandola hacia él. - ¿Que le pasa? Suélteme- le pidió Andrea. Samuel cada vez se acercaba más a su boca, cuando Teresita entro corriendo buscando un manual para el cole que se le olvidaba. Andrea y Samuel se soltaron, de inmediato. - ¡Alto ahi, jovencita!- le ordeno, haciendo que la niña ya no corriera. -¿Como es eso que tenes una competencia de Matemáticas? ¿Y no le habías contado nada al tío?- quiso saber, intrigado. - ¡Si, su sobrina es una genia para los números! ¿No sabia?- interrumpio Andrea, toda simpatica. Teresita se acerco a su tío, toda orgullosa. Y altiva dijo: -Si, es cierto. A ver, tio, para comprobarlo, haceme alguna cuenta de matemática, pero difícil, eh- le pidió. Samuel pensó por un instante: -Mmm... a ver... ¿cuanto es 4 x 8 ?- soltó. Tere se rió: -¡Ay, tío! ¡Pero eso es una papa! Obvio que es 32. Pero tenes que hacerme una cuenta más difícil. Un calculo, ¿entendes? Samuel estaba muy pensativo, y Andrea lo ayudo, echandole un calculo al oído. -Bueno...- dijo, finalmente Samuel-¿cuanto es 18 +26- 29?, - ¡Ay, aca! ¡Yo la se, yo la se!- se echo a gritar Andrea, levantando la mano. Samuel la miro raro: -Claro que lo sabe, si usted fue la que me dijo la cuenta. Andrea le sonrío, ante su mirada seria y Teresita echo una carcajada. - Es quince, obvio- respondió, canchera. -¡Muy bien, mi amor! ¡Que nena inteligente!- la felicito su tío. Luego le dieron animo para que no estuviera nerviosa durante la competencia pero sobre todo, para que lo tomara como un juego y una oportunidad para aprender. - Divertite- le pidió Andy- es lo principal. Tere salio corriendo, ante la espera impaciente del chofer que no dejaba de tocar bocina. - Algun dia le van a sacar canas verdes al pobre Fermín- señalo Andrea. Samuel le sonrio: -Tienen suerte de que los adora, y tiene mucha paciencia realmente. Llevarlos y traerlos todos los días, no es cosa fácil. Samuel iba a despedirse, y vio que Andrea enseguida se iba a la cocina, cuando la detuvo. - ¿Que pasa, señor?- pregunto ella, toda seria. - nada... quería solo informarle que hoy van a traer un regalo para Matías. Es una sorpresa, algo que me viene pidiendo hace mucho y quiero que usted lo reciba. De todas formas, yo hoy voy a regresar más temprano que los chicos. Es posible que almuerce aquí con mi amigo Flavio. Andrea asintió ante cada orden que él le daba, y luego paso a retirarse. Samuel se quedo por unos segundos, inmóvil, solo reacciono ante una llamada entrante al celular. Era tan difícil tener a Andrea cerca. Después del almuerzo en la mansión, Samuel y Flavio pasaron al playroom. Flavio se sorprendió al ver unos instrumentos allí. -¿¡Y esto!?- pregunto, entusiasmado, tomando enseguida la guitarra. - ¿Como en los viejos tiempos, tomatito?- pregunto, divertido. -Deja eso ahí- le pidió Samuel- es un regalo para mis sobrinos. Matias insistió en que quería que le regale una batería, y bueno, se me ocurrió comprarle también una guitarra y un bajo a Timmy y Tere, para que no se pongan celosos. - ¡Buenisimo!- acerto Flavio- no puedo evitar recordar cuando teníamos nuestra propia bandita. ¿Te acordas? ¿Como nos llamábamos? -Trio de payasos- se burlo Samuel. - Nah, ¿ que decis? Si las chicas morían por nosotros. Arturo era el bajista, yo iba con la guitarra y vos por la batería. Nos divertimos mucho en esa época. Eramos bastante más caraduras que ahora. ¡Los reyes! Asi nos llamabamos- señalo, divertido. Alegre por aquellas épocas de juventud. -Teníamos tiempo de sobra- aseguro Samuel, serio- ahora hasta se me olvido como tocar ese "solo ruido"- rio. Flavio lo miro sorprendido: -Te amargaste, por eso- le remarco- si adorabas la batería, la música y el rock- Pero claro, eso lo tengo que decir bajito, ¿no? No sea cosa que alguien se entere que Samuel Mendoza sabia como divertirse. Deberías contarles. Sobre todo a los chicos, o a tu hermano Emmanuel, se sorprenderán. -No estoy para esas cosas- aseguro. -Claro- bromeo Flavio- ahora sos un hombre comprometido, a punto de ser un hombre casado. Y decime, ¿como vas a hacer con Kathya? Es toda una curiosidad que tengo. Samuel lo miro extrañado: -¿Que decis? ¿Que voy a hacer? Ser su marido, ella mi esposa. Eso, nada más. Flavio no pudo evitar reírse: -¿Como un contrato? ¿Y el amor, donde lo dejas?- quiso saber. Samuel le echo una mirada de enfado: -Se por donde vas, y no te pienso escuchar- le advirtió. -Samuel, ¿vas a seguir negando la verdad?- pregunto, mientras tocaba un platillo de la batería con la mano- vos no estás enamorado de Kathya, te estás casando solo porque queres formalizar. ¿No te parece algo absurdo? Samuel se acomodo en el sillón: -No, me parece algo conveniente, y estoy muy tranquilo con eso- confirmo. Flavio meneo la cabeza: -Estás loco, hermano- observo- solo te casas precisamente, porque NO estás enamorado. Y sabes muy bien que ella tampoco lo esta. La pareja perfecta, ¿verdad? -No te burles- le pidió Samuel- es un gran paso el que voy a dar. Y si, Kathya es la mujer que más me conviene, la que no me daria ningun problema, ningun dolor de cabeza. Ella me conviene a mi y yo le convengo a ella. Y, ademas, mi padre está súper entusiasmado con que nos casemos. Flavio tomo asiento, y se paso sus manos por la cara: -Sabes que no te entiendo, estás hablando de casarte como si estuvieras analizando los pros y los contras de un contrato empresarial. ¡Estás cada día más chiflado, Samuel! Digo, ¿el amor donde lo dejas? Samuel suspiro: - El amor es una fantasía, Flavio. Son simples sueños, nada más lejano. La realidad es muy diferente. Enamorarse de alguien te vuelve torpe, te saca la cabeza, te da taquicardia y no te deja razonar. Yo no nací para eso, no naci para ser débil- aseguro. - ¿Eso es lo que te hace sentir Andrea?- pregunto, directo. Samuel se puso nervioso: -¿Otra vez con lo mismo?- se quejo- deja de nombrarme a Andrea, ella no tiene nada que ver en esto. - ¡Ella tiene todo que ver, tomatito!- le retruco- estás enamorado de ella, cualquiera que te conozca un poco se da cuenta. Eso que dijiste del amor, es precisamente todo lo que ella te hace sentir. Y nunca te habías sentido asi con ninguna otra, por eso te descoloca tanto, por eso te pone tan nervioso. Pero Samuel, justamente vos que sos el más responsable. No podes negar la verdad y tomar el camino facil, solo porque es el más seguro. Eso es de cobardes, y no creo que lo seas. -Bueno, ¡Ya se termino!- exclamo, enojado e inquieto, poniéndose de pie- es mi vida, son mis decisiones, y no quiero que te metas en algo tan intimo para mi. Flavio suspiro: - ¡No puedo entender porque sos asi!- protesto- ojala pudieras darte cuenta alguna vez que, como dicen Sofía y Arturo, el amor no es debilidad, es fuerza. Samuel sonrió: -Sofia y Arturo son dos utópicos y soñadores. Pero yo no soy como ellos. A la tarde, los chicos regresaron del colegio. Teresita andaba muy contenta porque se había ganado una medalla en la competencia de matemáticas, y Samuel le prometió que en la sala de juegos la estaba esperando su regalo. Grande fue la sorpresa para Timmy y Tute, cuando su tío le dijo que también había regalos para ellos. Salieron corriendo los tres al playroom, y se pusieron muy felices al notar sus instrumentos musicales. -Espero que sepas lo que estás haciendo, hijo- señalo Don Gustavo- van a enloquecernos con tanto ruido- dijo, al tiempo que se tapaba los oídos. Todos hicieron lo mismo. - Creo que ya empezaron, Don Gustavo- observo Blanquita- mi Dios, si que tienen polenta. Se ve que la comida que les hago los deja con mucha fuerza. - Habrá que contratar un profe de música para que les enseñe. Yo conozco uno que sabe tocar la guitarra. Estoy segura que estaría encantado de darles clases. Seria una muy buena entrada para su casa- dijo Gigi, sonriente. - ¿Estás hablando de mi primo Freddy?- pregunto Andrea, alzando la voz, y con las manos tapando sus orejas. - Claro, si- respondio ella- Freddy ademas de ser un excelente heladero, también es un gran músico. Luz Maria y Andrea se miraron divertidas, al ver como Giselle hablaba de Freddy. - Creo que alguien se está enamorando- observo Luzmi, por lo bajo. - Le brillan los ojitos- señalo divertida, Andrea. - ¡Ay, ya. No se burlen!- les pidió Gigi, molesta. Esa misma noche, Giselle tenia una cena en la pensión junto a Freddy y su familia. Así que se fue de lo más contenta con Blanquita para la misma. Samuel continuaba trabajando en el despacho, cuando Andrea se acerco a alcanzarle un vaso de chocolatada con galletitas. -¿Que es esto?- quiso saber, sorprendido. - Se lo mandan los chiquis- respondió Andrea- me pidieron que también le agregara de sus golosinas a la bandeja. Es su forma de darle las gracias por haber sido tan lindo tío y regalarles sus instrumentos musicales. ¿No son divinos?- los elogio Andrea. -Si, son muy lindos- dijo él, secamente. - ¿Está enojado conmigo?- pregunto- digo porque se ve muy raro. -No, no estoy enojado, lo que pasa es que- dijo, deteniéndose y saliendo del escritorio, para caminar hacia ella- pasa que no puedo dejar de pensar en vos, ¿sabes? Y que cada vez que entras por esa puerta, cada vez que nos cruzamos y hablamos, despues, cuando te vas, me dejas echo un tonto. Andrea abrio los ojos como platos, no podia creer lo que estaba escuchando: -¿Se está burlando de mi?- quiso saber, para luego alzar la voz- ¡Porque si es asi.. quiero decirle que... Samuel la callo poniendo su dedo corazón en sus labios: -Es que sos tan linda, tan dulce... Pero cuando estaba por besarla, Andrea lo empujo: - ¡A la final usted no se quien se cree que es! Ademas de creido y pedante, se piensa que yo soy no se que, que me puede tomar asi y besar cuando quiere- le reclamo, furiosa- para luego escaparse, corriendo. Samuel quiso seguirla, pero no pudo hacerlo, y le echo un puñetazo al escritorio. -Soy un tonto- noto- Flavio tiene razón. Es una locura, una verdadera tontería casarme con Kathya cuando no dejo de pensar en Andrea. Cuando lo único que quiero es estar con ella, tenerla cerca. Voy a tener que hablar con Kathya y terminar con todo este absurdo. Andrea no se merece que le haga esto. Nadie merece una cosa asi. Tengo que ser capaz de jugarme por lo que siento, una sola vez en la vida- se animo.