Margarita se había ido de viaje de reconciliación con David, mientras que a Emmanuel se le había ocurrido organizar un campamento con los chicos. Aquel sábado por la tarde: Giselle, Freddy, Irina, Flavio, Emma, Kathya, Andrea y Samuel se embarcaron en una nueva aventura. Timmy, Tere, Tute, Arturito y Más, el primito de Flavio, estaban ansiosos por llegar al lugar. En el camping, la primera consigna era lograr armar las carpas, a Andrea no le estaría yendo muy bien con la tarea, hasta que Samuel la sorprendió armandola enseguida: - Mire usted, no me imagine que era tan bueno con el asunto- observó Andrea. - Es que fui boy scout de chico- le confeso. kathya no se sentía para nada a gusto. Le molestaba el sol, los mosquitos y los gritos de los chicos. - Y también, como no te vas a sentir incomoda Kathya- observo Gigi- ¿cómo se te ocurre venir de camping con ese vestido y de tacos? Andrea se les unió a la charla: - Si quieres, puedo prestarte un par de zapatillas, una remera y jeans-le alcanzó. Kathya la miro raro: - no, gracias-respondió- ni de broma me pondría ropa tuya. Enseguida Emmanuel armo dos equipos y comenzaron con los juegos. Embolsados, carreras de obstáculos, sogas y escondidas eran parte de los juegos. Tanto chicos como mayores se divertían a lo grande. Durante el juego "seguir el sonido" los chicos recibieron tarjetas en la cual, cada equipo tenía que seguir un animal. Detectarlo entre los muchos sonidos que los grandes, hacían escondidos, y lograr llegar hasta el que hacia el sonido correcto. Andrea y Samuel daban vueltas entre los arboles, sin saber donde esconderse, hasta que se chocaron, sin querer. - Disculpe- dijo él, tomándola de la cintura. - Al menos no me rompió la nariz como el día que nos conocimos, se acuerda?- respondió ella, sin poder dejar de mirarlo. - Andrea, yo...-balbuceo Samuel- quisiera decirte una cosa. Andrea le sonrió, se sentía tan bien en sus brazos. - Que quiere decirme?- preguntó, sorprendida porque él la estaba tuteando. - Quiero decirle que hace mucho que yo me siento diferente, que usted logro desarmar mi vida y que, usted es la persona más caótica y disparatada que yo conozco y que...- me está diciendo otra vez que estoy loca!? A la final con usted no se puede, no puede decir nada lindo porque enseguida cambia todo y busca pelear- protesto Andrea. Samuel suspiro: - Con usted no se puede, porque en vez de interrumpirme no me deja hablar!?- le refuto. - Porque usted es un ogro enojon que siempre me está retando y-en ese momento, Max los interrumpió: - y ustedes dos, porque no están imitando animales?- quiso saber, extrañado. - que bueno que llegaste!- dijo Samuel al niño, yéndose deprisa con él. Kathya también se había ido, después de buscar a su novio por todos lados y no encontrarlo. Se había ido hasta el pueblo, para tomar un taxi y regresar, harta del lugar. Anochecía, y los chicos disfrutaban de las hamburguesas en la parrilla y la fogata que habían armado los grandes.Estaban sentados en ronda, y a Freddy se le ocurrió que cada uno podía hacerle alguna pregunta al compañero de al lado y luego, decirle algo lindo que viera en él y darle un abrazo. A Giselle le encanto el juego y ella comenzó preguntándole a Freddy cuál había sido su juego favorito en la infancia y diciéndole que le gustaba mucho lo buen amigo y generoso que era. Freddy le agradeció estrechándola en un abrazo y así fueron pasando por todos, hasta llegar a Samuel. Él miro dulcemente a Andrea, y agarrándola de las manos, en un gesto totalmente genuino y espontáneo, le dijo: - Me gustaría saber todo de vos, no hay algo que no quisiera descubrir. Aunque no se que podría escaparse de mi, cuando sos tan espontánea, tan linda, tan divertida, dulce, generosa, carismática...-expreso. -Samuel, era solamente un cumplido no tantos- le aclaro Giselle, y todos rieron. - Gracias- dijo ella, sin poder evitar ruborizarse. A todos les costo seguir con el tema, después de ver las miradas que ambos se estaban echando. Después del juego, Emmanuel toco la guitarra y cantaron canciones conocidas por todos. Hasta que llego la hora de dormir y cada cual se marcho a su carpa. A la mañana siguiente, todos se habían marchado muy temprano a caminar hasta el lago. Andrea y Samuel seguían durmiendo, así decidieron dejarlos. Cuando Andrea despertó, se sorprendió al salir de la carpa y no encontrar a nadie. Hasta que quiso sentarse en un tronco caído y se asusto al descubrir una lagartija. Grito del susto y salio corriendo hacia la primera carpa. La cerro rápidamente, cruzándose de brazos, espantada. Aquella era la carpa donde Samuel dormía plácidamente. Al descubrir como despertaba de su sueño y levantaba su cuerpo, sentándose, se echo a gritar nuevamente. Samuel se toco el oído, aturdido. -que le pasa? Porque grita?- le reclamo. - Perdone, señor- se excuso ella- pero usted no sabe, ni se imagina el bicho horroroso, espantoso que hay ahí afuera. Samuel la miro medio dormido: - ¿Que bicho, que dice? A ver, déjeme pasar, que voy a salir- le señalo que abriera la carpa. Andrea quiso bajar el cierre de la misma, pero era inútil, se había trabado. - que pasa? Porque no sale!?- se extraño él. - se falseo el cierre, no abre- le informo ella. Por más que Samuel lo quiso abrir no había caso, estaban encerrados. Llamaron pero ninguno respondía. Todos seguían en el lago. - Andrea, tranquila- le pidió el- le prometo que vamos a estar bien. - Eso no me preocupa- respondió ella- me siento segura con usted. Samuel miro fijamente sus ojos, no podía creer como lo hacia sentir, nunca antes había luchado tanto con sus sentimientos. Era tan especial, tan diferente a todas. Andrea lo miraba dulcemente, no podía ocultar más lo que sentía. Para ella había sido tan difícil aceptar que estaba enamorada de su patrón. Pero así era. Cerro los ojos, Samuel estaba a punto de besarla.