Los Sucesos de Kuntul

Capítulo 8 - "Nevada"

Informe climático de la provincia de Neuquén

..."hasta el día de hoy, nunca antes se habían registrado índices de una nevada de tamaña dimensión a estas alturas del año. Actualmente, los termómetros de la comarca de Kuntul datan unos increíbles -25º grados centígrados. El río, los árboles, el techo de las cabañas, todo se ha congelado en un abrir y cerrar de ojos"...

La aventura del día anterior les podría haber salido más caro de lo que imaginaban, habían ido demasiado lejos. Pero al menos ahora contaban con información valiosa que podría proporcionarles algún indicio sobre lo que estaba sucediendo en el pueblo.

Eran casi las ocho de la noche cuando el teléfono de Elizabeth sonó. "Quizás es Lucy para ver qué tal nos fue" — imaginó la joven.

— ¿Eli? — no era ella.

—Maca, ¿Cómo andas? — le preguntó.

—No he podido pegar un ojo en toda la noche, jamás debimos entrar ahí — le dijo consternada.

—Yo tampoco pude dormir, hace unos días que estoy preocupada por papá — se lamentó.

— ¿Por tu padre? ¿Qué le ocurre? — Consultó con sorpresa.

—Dijo que se iría del pueblo y de repente desapareció. Habló con mi madre, le dijo que lo habíamos discutido y que yo había decidido quedarme pero no fue así, nunca hablamos. De hecho, teníamos planes para el fin de semana. No entiendo qué fue lo que le ocurrió, porqué se fue sin despedirse... ¿Por qué no me atiende el teléfono? — la voz entrecortada comenzó a transformarse en lágrimas de angustia — Oh Maca, tengo miedo de que le haya pasado algo malo.

—Eli, ¿Cómo no nos lo dijiste antes? No tienes que preocuparte, ya verás que en cualquier momento aparece. Se debe haber ido de vacaciones, ya sabes cómo es.

—Sí, lo mismo dijo mi madre. Pero no entiendo por qué mentiría... — desconfió Eli.

—Debe ser para que tu mamá no lo moleste — dedujo.

—Sí, quizás tengas razón. No vale la pena preocuparse... — hace una pausa y sigue — Y tu Maca, ¿qué era lo que nos querías contar?

—Oye Eli, ¿Los escuchas?

— ¿Escuchar qué?

La interrumpe — Otra vez, ¿Los escuchas?

—No Maca, ¿qué ocurre? — (Silencio) — ¿Maca? ¿Estás ahí?

Eli mira el teléfono, cuelga y vuelve a marcar a casa de su amiga pero ya no había tono. Vuelve a cortar y se dice así misma — Ya llamará ella... — se da la vuelta y choca de frente con su hermana.

— ¡Al fin colgaste! ¿Quién es Maca? ¿Tu novia? Hablas todos los días con ella — le dijo en tono burlón.

Ella se sonroja y le contesta enfurecida — No es tu problema, ¿Y tú? Menos mal que traes ropa, siempre andas desnuda por la casa — se retira enojada.

Cinthia se ríe y le grita — ¡Vamos! No te enojes, era broma.

La casa de Macarena se había quedado inmersa en la oscuridad por un corte del suministro eléctrico mientras hablaba por teléfono.

La ventisca azotaba las paredes con la nieve y el chiflido del viento se entremezclaba con los "famosos" gritos que aquella noche se escuchaban más cercanos que nunca. Sonaban casi como si estuvieran torturando a una mujer, un grito ahogado y desgarrador. Cualquiera que no los hubiera escuchado antes habría salido en su ayuda, incluso en plena tormenta.

Las paredes vibraban por la fuerza de la naturaleza, daba la impresión que la casa se volaría por los aires. Afuera, la tormenta amenazaba y los gritos le reclamaban pero allí dentro no tenía nada de que temer, era su hogar.

Por un instante se produjo un profundo y aterrador silencio e inmediatamente los vidrios comenzaron a agrietarse todos a la vez.

Maca gritó — ¡Papá! — y él le contestó— Quédate tranquila hija, sólo es la tormenta... — hizo silencio y se le oyó gritar — ¡Oh que rayos, no...! — Maca corrió y se refugió dentro de su armario. Rompió en llanto mientras escuchaba los estremecedores gritos de su padre. Allí oculta, escondida, se apretaba la boca con las manos para evitar que la encontrasen. Se sentía inútil, sabía que no podría ayudarlo y eso le producía una gran impotencia.

El frio ingresaba en la casa a modo de tinieblas. Maca estaba aterrada, su corazón latía con fuerza, a esa altura parecía que se le saldría del pecho y todo empeoró con el crujir de los escalones. Algo o alguien estaba subiendo. "¿Será papá?, ¿Quién sabe?" — pensó. Desde las hendijas del ropero miraba atenta a sus alrededores. La habitación comenzó a llenarse de una extraña y siniestra energía. El crucifijo que colgaba en la pared del pasillo que daba a la entrada dio un giro lentamente hasta formar la figura del anticristo, así dando paso a una oscura sombra delgada de gran altura. Era imposible distinguir su rostro, si es que aquella cosa tenía uno. En poco tiempo, la figura recorrió lentamente todo el cuarto hasta detenerse justo en frente al armario donde Maca se ocultaba. Ella comenzó a llorar con fuerza, no imaginaba lo que podría pasar. Aquella vieja sensación de angustia que había sentido en las escalinatas de la escuela habían vuelto junto con un frio fatal que circulaba por todo su cuerpo.

El silencio fue interminable, aterrador y agonizante. Pero finalmente oyó decir de una voz latosa, casi demoníaca — Huelo tu carne niña, pronto serás mía.

Luego de ello, apenas unos segundos después retornó el silencio y la sombra desapareció dejando abiertas todas las puertas y ventanas de su hogar.

Maca rompió en llanto desconsoladamente.

Fragmento de una nota periodística del diario "el patagónico"

..."Luego de la inesperada tormenta llegan las cifras. Hasta el momento son seis los muertos por consecuencias de la helada y diecisiete son los desaparecidos. Curiosamente en casa de las diecisiete personas con paradero desconocido se han encontrado todas las ventanas estalladas".

En su casa, Eli se movía nerviosa, preocupada. No sabía qué había ocurrido con su amiga. La conversación se había cortado de repente y no había podido volver a comunicarse. Pero antes de la medianoche el teléfono volvió a sonar, aunque esta vez quién llamó no fue Maca, sino aquella misteriosa voz.