Capítulo 20 - "Encuentro"

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"La Paramnesia es una alteración de la memoria que se caracteriza por la distorsión de los recuerdos. El sujeto tiene falsos recuerdos (que cree verdaderos) y que sustituyen a los hechos reales que no puede recordar"


Su mente viaja en el tiempo, retrocede al último año que compartió junto a Lucy. Recuerda aquella tarde en que jugaban juntas en el fondo de su casa a un lado de los rosales. Glorieta les preparaba la merienda con vainillas caseras y chocolate caliente mientras Horacio cortaba el césped del jardín de la entrada, el sonido de la bordeadora se sentía muy nítido. La proyección se detiene y observa un detalle que en aquel entonces no se había percatado. A lo lejos, desde los arbustos del bosque, una anciana las observaba, su rostro parecía amable, pero no así su mirada la cual era profunda y melancólica. No recordaba haberla visto jamás y por un instante sintió temor, un miedo oculto la estaba sometiendo a un acertijo sin salida.

De repente, todo se vuelve oscuro y su mente vuelve a viajar, aunque esta vez no tan lejos, apenas hace dos o tres horas, en casa de Nico. Estaban todos allí, en el living, hablando de cómo salvar a su padre y su amiga. Gero y Nico se mostraban eufóricos y conformes con el plan, en cambio, a Cinthia y Maca les parecía una locura. Habían determinado que se comunicarían mediante walkies. Gero y Maca aguardarían el momento preciso en que la maldita se disponga a atraparlos y allí ejecutarían su plan de distracción desde la casa de los Ellen. Sabían que algo conectaba a esa cosa con la casa y ellos estaban convencidos de que si lograban encontrar los restos del antiguo libro la bruja se haría presente, dándoles así, unos minutos de sobra para llegar a su padre y a Lucy. Las voces se escuchaban como si ella no estuviera allí, las imágenes eran difusas. Quería opinar pero no podía, sentía que estaba allí y a la vez no estaba.

La visión se tiño de negro nuevamente y le dio un tiempo oportuno para pensar: "Cinthia no estaba en esa reunión", "No estaba", "¿Dónde estoy?". Luego volvió a abrir los ojos y se encontró en el pasillo de las habitaciones de su casa ¿Estaría soñando? Se veía igual a su pesadilla recurrente y se sentía cada vez más parecido a un déjà vu. "¿Qué es esto?" — se preguntaba. Caminó lentamente hacia la puerta de su habitación, no estaba segura si realmente encontraría algo allí, incluso ni siquiera sabía si podría finalmente abrir la puerta pero tenía que averiguarlo... De repente, una sombra comenzó a avistarse desde el cuarto de Cinthia y mucho antes de que lograra reaccionar pudo ver salir a su hermana muy bien vestida. Llevaba su vestido favorito con un sombrero playero y unas delgadas sandalias color suela. En sus manos cargaba con un ramo de flores. Al pasar la miró de una forma extraña y le dijo "Yo que tú no entraría ahí. Nos vemos a la noche, me voy de paseo con Sebas". Eli sentía la transpiración, estaba nerviosa, inquieta, quería saber que había del otro lado. Pero podía intuirlo, podía imaginarlo, aquello olía a muerte. Avanzó lentamente hacia el acceso de su cuarto, el que como siempre, estaba cerrado. Apoyó su mano en el picaporte y sintió algo distinto, sintió algo. El metal estaba helado y el frío la recorrió por todo el cuerpo. Estaba aterrada, tenía un miedo fatal. No estaba lista pero sentía que debía, y sin pensar más, giró el eje de la cerradura. La puerta se destrabó y con su otra mano comenzó a empujarla. La apertura se agrandaba a cada segundo mientras la vista de Eli se achicaba.

Oía el tic-tac del reloj de su pared, oía su propia respiración, oía cómo se agitaban sus latidos.

Dentro de su cuarto pudo verse a ella misma, acostada, tendida en la cama durmiendo plácidamente. Las imágenes se veían algo borrosas pero ella hacia fuerza por quedarse, quería saber qué ocurriría después. A un lado de su cama, estaba esa ELLA, la bruja, Wataku. La estaba observando, sorprendida por la intrusión y su único gesto fue formar una oscura sonrisa. De inmediato, esa cosa se subió a la cama y agarró a la otra Eli por los hombros mientras dormía. Hacía mucho frío allí, de hecho, ya casi no parecía su cuarto, parecía otro sitio en otro lugar. Daba la impresión de ser un establo, había maderas y pastizales secos por doquier, su mente vagaba en recuerdos cercanos sobre aquel sitio. Lo recordaba pero no con exactitud, aunque antes de que pudiera seguir su visión volvió a nublarse acompañada de un profundo dolor.

De a poco en poco fue despertando, aún sin poder ver demasiado. Estaba acostada justo en su cama, finalmente... ¿Todo había sido un mal sueño? Intentó limpiarse los ojos con las manos para poder enfocar la vista y en ese momento el dolor agudo en sus hombros volvió a hacerse presente e intensificarse. Allí logró ver. Era ELLA, aún le estaba encima. No la dejaba moverse, Eli sentía que ni siquiera podía respirar. La bruja la observaba con odio mientras le mostraba su inmensa dentadura y le clavaba sus garras en la espalda. La cosa bajó la cabeza cerca de su oído y le susurró con una demoníaca voz latosa "pronto serás mía", le sonrió y se esfumó junto con aquella extraña energía que la mantenía cautiva, recuperando así nuevamente la respiración y su entera voluntad.

En su cuarto ya no había nadie y la puerta seguía cerrada. Eli apretó sus puños con fuerza sobre las sábanas y ahogó su llanto con la almohada.


Fragmento de la declaración testimonial de Macarena López por el caso de desaparición de Elizabeth Martínez

FISCAL — ¿Está bien así? ¿Puede comenzar?

MACARENA — ¿Si estoy bien? ¿Enserio? ¿Con este traje podría estarlo?

FISCAL — Es por su seguridad y por su salud señorita.

MACARENA — ¿Por mi salud?

FISCAL — Sí, para que no se dañe.

MACARENA — ¿Usted cree que podría hacerlo? Luego de todo lo que pasé...

FISCAL — Eso no sabría decirlo, ¿Cómo llegó al centro psiquiátrico?

MACARENA — Fui engañada.

FISCAL — ¿Engañada? ¿Cómo?

MACARENA —La última vez que contesté esa pregunta fui apresada en este manicomio. Me pidieron la verdad y eso hice y para que me valió... Para esto, encerrada.

FISCAL — Señorita por favor, no acote innecesariamente. Dígame... ¿Qué pasó en el tren?

MACARENA — Ella los mató, fue ella, yo no. Ella fue.

FISCAL— ¿Quién es ella?

MACARENA — Ella es lo peor que podría ver en su vida, eso es ella...


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Los Sucesos de KuntulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora