Prólogo

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No se engañen por el encanto

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No se engañen por el encanto.

Kuntul es una comarca de ensueño, de aquí es oriunda toda mi familia. Por mucho tiempo quisimos creer que no había mejor lugar en el mundo para echar raíces, pero bien... eso tal vez ya no sea así.

En los últimos dos años muchas familias que no desaparecieron o fueron víctimas del horror decidieron huir. Otros un poco más arraigados a la tierra decidieron quedarse y esperar a que todo mejorara pero eso nunca sucedió, sino todo lo contrario.

Mi nombre es Amalia Di Santo y soy la última habitante del pueblo que algún día fue mi hogar. Me siento en el deber de advertirles... No entren, den la vuelta, regresen por dónde han venido y no vuelvan. Kuntul ya no es un sitio seguro para nadie. Las noches son cada vez las largas y nunca se sabe si serás capaz de volver a ver el sol.

Algo maligno ha tomado las calles, algo más allá de todo lo que podamos imaginar.

Espero haber sido clara y lo suficientemente persuasiva para hacerlos retroceder, de lo contrario lamento por su mala decisión y sólo puedo aconsejarles que no salgan cuando oscurezca, que cierren puertas y ventanas, que guarden silencio y que Dios, si es que aún hay uno tal, los acompañe.

Amie.

Relee su carta, la introduce en un sobre de celofán y la pega en un cartel que citaba "Bienvenidos a Kuntul" y más abajo prevenía con grandes letras rojas "ATENCIÓN, PELIGRO. Leer antes de entrar"


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Los Sucesos de KuntulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora