Capitulo 38.

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Todos pasamos la noche en la enfermería con Ellen pero parecía que nadie encontraba una solución. Me fui a darme una ducha para intentar despejarme y asimilar todo lo que estaba pasando. Me senté en la cama y vi las cartas de Charlie y aunque no debería decidí escribirle una donde le pedía perdón y le decía lo mucho que lo echaba de menos y lo quería. 

Cuando termine la carta me dirigí a la casa de Hagrid, ya que gracias a él Charlie y yo podíamos comunicarnos, se podía decir que era nuestra paloma mensajera.

-Hagrid, soy yo Uma.- dije mientras tocaba la puerta, y esta se abrió.

-Fang ¿Qué haces aquí solo?.- dije mientras tocaba la cabeza del perro. Algo pasaba, Hagrid nunca dejaba a Fang solo.

Cerré la puerta y entre de nuevo en la escuela, quería pensar que Hagrid tenia una misión o algo así pero no se algo me olía raro. Entre en la biblioteca y vi a Persea estudiando me acerque a ella para ver si sabia donde estaba Hagrid.

-Hola Sia.- dije poniéndome a su lado y susurrando para que nadie nos escuchase.

-Hola Uma ¿Cómo llevas los exámenes?.-

-Luego hablamos de eso, ¿Sabes donde esta Hagrid?.-

-¿No te has enterado?.-

-¿Que ha pasado?.-

-Ayer por la noche se lo llevaron a Azkaban.- 

-¿Que?.- dije pasa salir de allí.

Deje en la biblioteca a Persea y me dirigía al despacho del profesor Dumbledore para ver que había pasado, conocía a Hagrid el no seria capaz de hacer nada malo y menos acabar en Azkaban.

-Profesor Dumbledore.- dije cuando lo vi caminando delante mía.

-Señorita Malfoy.- dijo este mientras se giraba y vi que llevaba algunas cajas con libros.

-¿Va alguna parte?.- dije bastante confundida.

-He sido destituido por el Consejo Escolar, ya no trabajare más aquí.-

-¿Que? ¿Cómo han podido hacer eso?.- y en ese momento me acorde que mi padre estaba en el consejo escolar.

-No pasa nada todo se solucionara.- dijo este cuando estaba apunto de irse.- Por cierto yo puedo mandarle la carta a Charlie Weasley.- dijo este guiñándome el ojo y saque la carta de mi bolsillo.

-Pero no puede irse con todo el caos que hay.- dije preocupada pero este solo me sonrío y se fue.

¿Qué es lo que estaba pasando? ¿Cómo podían destituir al mejor director que Hogwarts ha tenido? ¿Cómo podían mandar a Hagrid a Azkaban? No entendía nada y sabia perfectamente que mi padre estaba detrás de esto.

AL DÍA SIGUIENTE.

Me encontraba observando el entrenamiento de Quidditch de Slytherin cuando vi a mi padre por los pasillos de Hogwarts con el Ministro de Magia Cornelius Fudge y decidí acercarme se que si me metía en los asuntos de padre me iba a llevar un buen castigo pero no pude evitar hacerlo.

-Padre ¿sucede algo?.- dije poniéndome delante de ellos.- Buenos días Señor Fudge.- dije sacando una falsa sonrisa.

-No sucede nada Uma, puedes volver a tus asuntos.- dijo mi padre serio.

-He oído que Dumbledore ha sido destituido y si usted padre esta aquí tiene que ser por algo.- dije y mi padre miro al señor Fudge con una pequeña sonrisa.

-Cariño ven un momento.- dijo mi padre tirando de mi brazo.

-Padre me hace daño.- dije mientras me arrastraba hasta detrás de una columna.

-No te haría daño sino dejaras de meterte en donde no te llaman.-

-Entonces es cierto, todo esto ha sido idea suya.-

-Lo hago por el bien de la escuela, mis hijos estudian aquí y ese viejo no ha solucionado nada de lo que esta pasando.- dijo mi padre muy estirado.

-No insultes a Dumbledore.- dije enfadada.

-Cállate de una vez y vete a estudiar o a lo que quieras pero vete de mi vista.- dijo para volver con el señor Fudge.

Ese día estaba bastante enfadada. Me fui a ver a la Profesora Sprout para ver si las mandrágoras estaban ya maduras para poder volver a la normalidad a los petrificados pero esta me dijo que todavía quedaban unas semanas para que estuvieran perfectas.







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Úrsula Malfoy. Mi vida en Hogwarts.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora