capitulo 56: Una tiradora excepcional

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Los sujetos estaban caminando y ya estaban casi al lado mío. Pero no me pude mover de mi lugar, ya que se detuvieron justo frente a la zona donde estaba, aunque fue mera suerte que no me descubrieran.

- Oye Jefe, la mujer esa que nos contrató ¿te dijo cuanto nos pagaría por esto?

Se escucharon unos pasos fuertes y unos alaridos de parte de uno del grupo, luego de unos momentos vi a uno ser lanzado al suelo, donde fácilmente me podía ver, pero por suerte no se volteo a ver a ningún lado.

- ¿Alguien más aquí tiene alguna pregunta?

Se escuchó esa voz de típico jefe bueno para enojarse, sin compasión y sin remordimientos. Cosa que me agradaba, ya que no necesitaba contenerme en lo más mínimo con ellos. Por lo que miré mi arma haciendo una última revisión a mi arma.

- Todo listo...

Mi murmuro no fue suficientemente fuerte para llamar su atención, por lo que pisé una rama cerca de donde estaba para que se aserquen a mí. Cosa que funcionó.

- Oye tú, ve a ver qué fue eso, ahora.

Era perfecto, ya que el tipo al que lanzaron se acercó a mí mientras los demás siguieron caminando, por lo que saqué mi cuchillo personal y cuando pasó serca de mí, lo atrape y apuñalé tapando su boca para que no grite ni nada parecido.

- Uno menos... Tengo que matarlos pronto o la misión se arruinará...

Me levanté de mi lugar y fui caminando hacia ellos con mi MP15 en mano, la cual ajusté lo que pude para el enfrentamiento. Pero dado que era escuro y ellos andaban con linternas sin verme, decidí comenzar dando un pequeño regalo.
Me agaché y levanté el arma, mi ojo en la mira térmica dirigida al notorio jefe de ancha espalda.

- Justo en el bulto de arriba... Veamos si tengo tan buena puntería como para quitarle el gorro de vaquero tonto que tiene...

Apunté por unos segundos hasta que apreté el gatillo con el dedo. Un sonido mudo por el silenciador desapareció tan rápido como la bala atravesó su cráneo. Gracias a la mira térmica pude ver su cuerpo inerte caer, junto con gritos de los demás por ver caer a su jefe.

- ¡Disparen! ¡Tenemos que vengar a nuestro jefe!

Los disparos comenzaron pero no me vieron. Por mi parte me oculté en unas ramas que estaban por ahí, por lo que me recosté en el suelo y apunté de nuevo. Podía notar como el aire recorría el lugar mientras los disparos volaban por todos lados.

- Tontos...

Mi dedo se deslizó por el gatillo y disparé una bala tras otra hasta que no quedaron cuerpos con vida a la vista, por lo que me levanté y comencé a caminar hacia mi compañera mientras miraba hacia el barco. Mientras caminaba llegué a donde estaba el cuerpo del jefe de esta gente rara y presté atención a su gorro, el cual estaba a un par de metros del cuerpo. 

- Je, lo hice mi amigo, te tiré el gorro con un disparo y a su vez te maté.

No pude evitar reír, por lo que entre risas le di una patada en el cuerpo para sentirme mejor con mi victoria y de paso, tomé el gorro tonto y me lo llevé conmigo, con dos agujeros en él y un poco de sangre por la parte de adelante (por donde salió la bala).

Al llegar donde Samanta, estaba con el gorro puesto como vaquero, me puse al lado mirando el objetivo como si hubiera ido de paseo por el parque.

- ¿Y ese gorro de vaquero?

Tomando mi arma y apuntando al barco me giré a verla.

- Solo puede haber un sheriff en este condado y no permitiré que otros tontos tomen mi lugar.

Amnesia de un psicópata Donde viven las historias. Descúbrelo ahora