5. Declaración de intenciones

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Marinette estaba apoyada en el balcón de su habitación mientras Tikki estaba a su lado, entre las plantas, comiendo una galleta.

—Estaba a un segundo, Tikki, casi le pregunto a Chat si quería tener una cita conmigo. Pero nos demoramos demasiado en derrotar al akuma y casi me destransformo allí mismo. Ahora tendré que esperar a la próxima misión para pedirle una cita—se quejó la peliazul.

—¿Estás segura de que quieres usar a Chat Noir para olvidar a a Adrien? —preguntó la pequeña kwami.

—No es usarlo, Tikki. Es solo ver si podríamos ser algo más que amigos. Yo le gusto y él me agrada mucho. Además, somos una gran dupla, siempre me cuida y me ha salvado en muchas ocasiones... de verdad es quien más merece que le de una oportunidad.

—¿Incluso si no sabes quién es en realidad? —inquirió Tikki.

—Eso lo iremos viendo con el tiempo.

En ese instante, una sombra negra cayó  de pie junto a ella. Marinette se asustó un segundo hasta ver que esa sombra era nada menos que Chat Noir.

¿Acaso ahora tengo el poder de invocarlo?

Gatit... Ehhh... Chat Noir, ¿Qué haces acá? —preguntó sorprendida, dando un disimulado vistazo hacia el lugar donde estaba Tikki, pero su kwami había alcanzado a esconderse con éxito.

—Lo siento, Marinette, no quería incomodarte —respondió el chico mirándola a los ojos, haciendo que un leve rubor apareciera en las mejillas de la chica.

—Oh, no es molestia —dijo Marinette rápidamente— de hecho, justo estaba pensando en ti.

—¿Ah, sí? —dijo Chat acercándose al rostro de Marinette entrecerrando los ojos con una coqueta sonrisa.

—Sí —respondió la chica empujando la frente del héroe con un dedo, haciéndolo retroceder— pensaba en la bonita pareja que harías con Ladybug.

El rostro de Chat Noir cambió. Primero hizo una mueca de confusión que lentamente transformó en un semblante muy serio y algo triste. Se apoyó en el balcón junto a Marinette y le respondió sin mirarla.

—Somos unos excelentes compañeros, no puedo negar eso. Pero... bueno, tú ya sabías mis sentimientos hacia mi lady —comenzó a decir Chat Noir mirándola y poniéndola nerviosa—, pero ya no más. Ya... la olvidé.

Lo último lo dijo con poca seguridad.

—¿Estás seguro? No suenas muy convencido.

—Sí. Bueno, quizás no la he olvidado propiamente tal, pero ya no tengo intenciones de que algo pase entre nosotros. Si no pude enamorarla en todos estos años, creí que lo mejor sería dejarla tranquila y seguir adelante. De hecho, estoy... saliendo con otra chica.

Ah, genial. Primero Adrien y ahora tú.

Oh... y ¿todo bien?

Chat Noir dudó unos segundos antes de contestar. En realidad venía a pedirle consejo sobre cómo tratar a Kagami, cómo lograr enamorarse de ella, pero decidió guardarse sus dudas, al menos por ahora.

—Sí, claro. Estupendo.

Ambos se quedaron callados unos segundos, mirando hacia la bella postal que les entregaba el anochecer de Paris hasta que Chat Noir rompió el silencio.

—¿De verdad crees que Ladybug y yo haríamos una bonita pareja?

—Claro que sí. O sea, no. Es decir... habría sido bonito que te hubiese dado una oportunidad...

—Sí... pero creo que no soy lo suficientemente bueno para ella.

—No digas eso, Chat. Estoy segura que Ladybug te considera alguien muy valioso y quizás tenía otras razones para no corresponderte.  Y estoy segura de que se pondrá contenta cuando le digas que estás saliendo con una chica — Pero qué estoy diciendo. No estoy contenta... acaso estoy... ¿celosa? Por Dios, qué vergüenza me doy. Debo alegrarme por mi amigo, no enojarme por perder mi oportunidad. Madura, Marinette porque si ella ve que eres feliz, seguro que estará feliz por ti.

Sí, tienes razón. Además, seguimos siendo una gran dupla —sonrió Chat Noir. Marinette asintió con la cabeza, sonriéndole de vuelta— gracias por escucharme, princesa. Perdona por haber llegado tan de sorpresa, es que necesitaba hablar con alguien y no se me ocurrió nadie más.

—Está bien, Chat. Me alegra que hayas pensado en mí. Yo estoy aquí para lo que necesites —respondió la peliazul dándole un suave empujón con el hombro.

—Gracias, Marinette. Eres una buena amiga —dijo el chico mirándola nuevamente— bueno, ya es hora de irme.

Chat Noir tomó su bastón mágico, se despidió con la mano y saltó hacia los techos de la ciudad. La chica se quedó mirándolo hasta que desapareció de vista.

—Eso fue muy tierno de tu parte, Marinette —dijo Tikki abandonando su escondite.

—Ay, Tikki. Se me hace muy extraño pensar que Chat está buscando olvidar a Ladybug al igual como yo estoy intentando olvidar a Adrien. Pero él ya tiene a alguien. Y yo lo tenía a él en mente para que fuera ese alguien...

—Quizás tengas que olvidarlo por tu propia cuenta— aconsejó Tikki.

La peliazul se mordió el labio. No sabía si sería capaz de olvidar lo que sentía por Adrien por sí misma...

Al día siguiente, Marinette llegó a la escuela, y mientras esperaba a que Alya apareciera, se encontró con Matt.

—¡Matt! Hola —se acercó Marinette— sólo quería agradecerte el retrato. Es muy bonito. Tienes mucho talento.

—Gracias, Marinette —respondió el chico sonrojándose. Alya tenía razón. Matt estaba enamorado de ella, lo que dio una idea a la peliazul.

—Y, como agradecimiento, quería saber si en la tarde podríamos salir a tomar un café o un helado, lo que quieras.

Matt abrió mucho los ojos y sonrió de oreja a oreja.

—¡Claro que sí!

—Entonces, nos vemos a la salida —dijo Marinette y se despidió con la mano, dirigiéndosela hacia donde estaba Alya, quien acababa de llegar a la escuela. Matt agitó la mano y se alejó muy contento, riendo bajito.

También debo darle una oportunidad a Matt. Además se ve un chico muy dulce y yo realmente le gusto. Veamos qué puede salir de esto.

Aunque tú no quierasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora