19. Una mujer fantástica

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—¡Ganamos! —dijeron Chat Noir y Ladybug chocando los puños luego de haber derrotado a un akuma.

—Mi lady, ¿estás bien? —inquirió Chat Noir mirándola a los ojos— vi que pareces tener delicado ahí en el brazo.

Ladybug se tensó e inconscientemente se llevó una mano hacia el lugar donde tenía una nueva marca hecha por Matt.

—No... solo me debí golpear con algo y, ya sabes... quizás me puse más torpe y lenta...

—Claro que no, bugaboo —la interrumpió él con una sonrisa— sigues siendo fantástica, la mujer más maravillosa que he conocido.

—Exageras, Chat. Si realmente me conocieras, te quedarías decepcionado de mí —contestó ella.

El chico se acercó más a ella y la tomó de las manos.

—Estoy seguro de que eres igual de increíble sin el traje, mi lady. Sea quien seas, eres inteligente, valiente, bondadosa y hermosa. Que nadie te diga lo contrario.

Ladybug apretó los labios, y cerró los ojos con fuerza. Por alguna razón, sintió ganas de llorar. Chat Noir se acercó un poco más y juntó su frente con la de la chica. Ese simple contacto derrumbó a la moteada, soltando las manos de su compañero para abrazarlo, escondiendo su rostro en el pecho del chico. Chat Noir se sorprendió un segundo y luego la abrazó de vuelta con suavidad, apoyando su mejilla en la coronilla de la peliazul.

Bip bip bip

Comenzaron a sonar los aros de Ladybug, avisando que pronto se transformaría.

—Gracias, Chat —dijo ella deshaciendo el abrazo.

—No me agradezcas. Es la verdad —contestó él ruborizándose.

La moteada le sonrió y se fue saltando hacia su hogar.

(~🐞~)

Marinette y Matt se encontraban sentados en la escalera de la escuela, abrazados, comentando la película que habían visto días antes.

—Matt, ¿Qué piensas de mí? —preguntó la peliazul de repente.

—A qué te refieres.

—Pues, sobre cómo soy yo.

—Déjame pensar —dijo Matt guardando silencio unos segundos, analizándola con la mirada— bueno, creo que eres guapa, me haces feliz, me acompañas, no lo sé, nunca lo había pensado. Solo me gustas.

Marinette esbozó una pequeña sonrisa.

Bueno, ¿qué esperaba? ¿Que me dijera lo mismo que Chat? Ese no es su estilo... aún así me quiere... y... yo también lo quiero...

Creo que... debo ir al baño —dijo Marinette poniéndose de pie.

—Claro, aquí te espero, Mari.

La chica se dirigió al lavabo. Cuando ya estaba lista y se estaba lavando las manos, Alya entró con aire despreocupado.

—Hola, Marinette —le dijo la morena sonriéndole— Luka preguntó por ti el viernes.

—Hola, Alya. Sí, bueno... sabes que no pude ir —comentó la peliazul.

—Amiga... ¿Qué te pasó en el labio? —dijo Alya acercándose al rostro de la chica, viendo la cicatriz en su boca.

—Nada, nada. Me golpeé con una puerta. Ya sabes lo distraída que soy —mintió Marinette.

Sin pedirle permiso, Alya la tomó de la mano y levantó la manga del jersey de su amiga, dejando a la vista moretones de varios colores.

—No puede ser. Adrien tenía razón. Esto te lo hizo Matt, ¿verdad? —exclamó Alya espantada.

Marinette se soltó del agarre de su amiga y volvió a cubrirse el brazo.

—No exageres. Solo no puede medir su fuerza y yo lo hago enojar a veces y...

—Marinette, no —la interrumpió Alya— nadie debería hacerle esto a nadie, por mucha fuerza que tenga. ¿A caso tu padre, grande como es, alguna vez le ha hecho daño a tu mamá? ¡Claro que no! ¡Y a ti nadie debería hacerte daño!

—Pero Alya, es mi novio, ¿Qué voy a hacer?

—No lo sé, ¿Terminar? —dijo la morena secamente.

—No puedo, Alya, le haría mucho daño.

—No más del que él te ha hecho a ti —exclamó Alya, y luego agregó más calmada—. Eres demasiado buena, Marinette, pero no debes estar con alguien solo para no hacerle daño. Deben estar juntos porque se aman. ¿Lo amas, Marinette?

—Yo... yo...

—Y, ¿sabes qué? Adrien está muy preocupado por ti.

—Ya, pero él tiene a Kagami.

—No, Marinette. Ellos ya no están juntos. Adrien se dio cuenta de que en realidad no quería a Kagami tanto como ella a él y decidieron dejar de verse. Y tú tampoco deberías estar con alguien a quien no quieres lo suficiente. Y que claramente tampoco te quiere como mereces.

—Alya... yo... no sé... —pero Marinette no pudo seguir hablando, pues las lágrimas anegaron sus ojos y no pudo evitar ponerse a llorar.

Alya la abrazó con suavidad, acariciandole la espalda.

—Yo estoy aquí para ti, Marinette. Siempre, no importa lo que necesites. Y Adrien también. Y Luka, Juleka, Rosita, Mylène, Alix, Nino e incluso Iván ¿está bien? Todos te queremos mucho. Hagas lo que hagas, no te olvides de nosotros.

Marinette asintió con la cabeza secándose las lágrimas con la mano.

—Será mejor que me lave la cara. Debo verme fatal —dijo la peliazul mojándose el rostro.

—Eres hermosa, amiga. No importa si estás llorando o riéndote. Eres maravillosa.

"La mujer más maravillosa que he conocido"

Marinette se sorprendió al recordar las palabras de Chat Noir.

—Gracias, Alya... extrañaba hablar contigo —se sinceró la chica.

—Puedes hablar conmigo cuando quieras. Incluso aunque tenga que ser escondidas en el baño —rió Alya y agregó con ternura— soy tu mejor amiga, no olvides eso. Aunque no podamos vernos en mucho tiempo, siempre puedes contar conmigo.

Marinette abrazó a su amiga. En ese instante sonó la campana para volver a clases. Alya salió del baño, mientras Marinette se miraba al espejo, mojándose nuevamente la cara para esconder las marcas de su llanto.

Al llegar a su salón, no pudo evitar cruzar una mirada con Adrien antes de sentarse en su lugar y por un segundo se dio cuenta de que el chico también se había ruborizado.

Aunque tú no quierasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora