—Hola, bugaboo, siento insistir pero espero que llegues pronto.
Chat Noir cortó el llamado que estaba haciendo a Ladybug para evitar un ataque del nuevo akumatizado. Había estado luchando contra un sujeto que controlaba los zapatos de la gente con una especie de regla medidora de calzado. Luego de varios minutos, Chat Noir logró destruir el objeto donde estaba el akuma, que salió volando.
—Hola, amigo —dijo Chat Noir inclinándose sobre el hombre que que había vuelto a la normalidad— necesito que evites los sentimientos de enojo, para que el akuma no vuelva a poseerte.
—Cla... claro... ¿y Ladybug? —preguntó el aludido.
—No pudo venir, pero ya se encargará de la purificación. No te preocupes —contestó Chat Noir con una sonrisa. Se puso de pie, se despidió con la mano y se fue, esperando que su compañera se encontrara bien.
(~🐞~)
—Marinette, Chat Noir necesita nuestra ayuda —dijo Tikki, pero la chica continuó acostada.
—Lo siento... no me siento bien —se disculpó la pelinegra.
—¿Es por lo de ayer con Matt? —inquirió Tikki. Marinette no respondió — Marinette, si te sientes tan mal por aquello, deberías decirle. Se supone que él te quiere, pero al final solo te hace sufrir.
—No me hace sufrir, Tikki. Fue mi culpa por hacerlo enojar. Y... creí que así me olvidaría de...
—Marinette, no. No es tu culpa que él se enoje ni que te haga cosas que no quieres.
En ese momento, tocaron la puerta de la habitación. Tikki se escondió justo a tiempo mientras entraba la madre de Marinette a la habitación.
—¿Qué pasa, hija? ¿Te sientes mal? —dijo preocupada acercándose a la cama de Marinette.
—Me duele un poco la cabeza, pero nada preocupante, mamá.
Sabine le acarició el cabello y la besó en la frente.
—De todas maneras, te traeré un té.
—Gracias, mamá.
Sabine salió de la habitación, dejando descansar a Marinette.
Al día siguiente Marinette llegó temprano al colegio y fue directamente a su salón y se sentó en su puesto. A los pocos minutos llegó Adrien y se fijó en ella, acercándose con precaución.
—Hola, Marinette —dijo en voz baja— ¿te encuentras bien?
—Perfectamente —contestó ella sin mirarlo.
—Oye, lo que pasó donde Alya...
—Ya no importa. Solo... déjame en paz, Adrien —interrumpió la chica sintiendo el corazón apretado por tratar mal a su compañero. Pero sentía que alejarlo de esa forma era lo mejor para ambos.
Adrien asintió con tristeza y fue a su propio banquillo a esperar en silencio que las clases comenzaran.
(~🐾~)
—Pero es que de verdad no puedo creerlo, Kagami, ¿te diste cuenta cómo se la llevó? ¡Es un animal!
—Claro que sí, todos lo vimos.
Adrien y Kagami estaban caminando por el parque bajo la Torre Eiffel.
—¿Cómo alguien puede atreverse a tratarla así? Ella no se merece eso —continuó quejándose el rubio.
—Bueno, a veces una aguanta muchas cosas por amor. Te vuelves algo tonta.
—¿Algo tonta? ¡Totalmente ciega, diría yo!
—A veces es difícil terminar algo porque quieres a esa persona y te duele pensar no tenerla, aunque te des cuenta que en el fondo no te quiere lo suficiente...
—Pues quisiera decirle algo, pero ahora ya no solo es como si no existiera para ella. Ahora como que me odia. Es tan molesto.
—Te preocupas mucho por Marinette —comentó Kagami, deteniéndose.
—Cla... claro que sí. Es mi amiga y la quiero —respondió Adrien, ruborizándose.
—Así que la quieres. ¿Sabes? Quisiera que te preocuparas de mí de la misma forma en la que te preocupas por ella —dijo Kagami con tristeza.
—Pero tú no estás en su situación, Kagami... son cosas diferentes.
—No lo sé. Creo que también estoy en una relación donde no me quieren lo suficiente. Ah, lo siento, tampoco es que tengamos algo serio. Se lo has aclarado a todo el mundo.
Adrien quedó sin saber qué decir.
—Mira —continuó Kagami— creo que nosotros dos no funcionamos juntos. De hecho, estaba mejor contigo cuando solo éramos amigos.
—Lo siento, Kagami —susurró Adrien.
—Yo sé que lo sientes, pero quiero que seas sincero conmigo. Es tu momento para pedirme que seamos novios o para que dejemos de vernos un tiempo.
Adrien y Kagami se miraron.
—Kagami, yo... te lo juro, hice mi mayor esfuerzo para quererte tanto como mereces... pero...
—No sigas —lo interrumpió la peliazul— entonces, creo que hasta aquí llegamos. Quisiera... no verte por un tiempo.
—Claro... lo entiendo... y lo siento, de verdad...
—Está bien. No estábamos hechos para estar juntos.
Adrien miró al suelo. Por una parte se sentía culpable de hacer sentir mal a Kagami, pero por otro lado, estaba aliviado de no tener que fingir ni intentar convencerse de algo que no podía sentir.
—Y... creo que Marinette necesita a un buen amigo que la haga entrar en razón—comentó Kagami—. Quizás puedas hablar con Alya o alguien más que sea cercano y a quien escuche.
—Sí, creo que tengo a alguien en mente.
—Bueno, adiós.
—Gracias por comprender, Kagami. Y espero que pronto podamos ser amigos de nuevo.
La chica asintió con la cabeza, dio media vuelta y se alejó.
—Bueno... eso fue inesperado —susurró Plagg desde el bolso de Adrien.
—Sí, pero creo que fue lo mejor. Ahora, debemos prepararnos para una visita nocturna a Marinette.
—Kagami tiene razón. Te preocupas demasiado por Marinette —comentó el kwami.
—Me preocupo lo suficiente, Plagg —se defendió Adrien. Luego miró el reloj de su teléfono— Bueno, me quedan diez minutos para llegar a la sesión de fotos. Luego de eso, iremos donde Marinette.
—Lo que tú digas, Romeo —susurró Plagg sin que el chico lo escuchara.
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Aunque tú no quieras
FanfictionMarinette era una chica alegre, pero durante el último año escolar empezó a encerrarse cada vez más en sí misma sin dar ninguna explicación. Siendo Ladybug, podía liberarse por unas horas, pero aún así, su vida personal comenzó a afectar su trabajo...