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Stuart estaba sentado en la oficina de Russel Hobbs, dueño de la cafetería Gorillaz. Dentro de sus cuatro paredes blancas, Russel acomodaba unos papeles mientras que Stuart trataba de no temblar en la silla.
—Entonces... ¿Señor Pot? Viene por el empleo.
—Oh, sí... Claro.
—¿Alguna experiencia trabajando en cafeterías?
—La verdad no... N-no soy bueno preparando algo...
—No te preocupes, ya tenemos barista. El trabajo que ofrecemos es simple.— Russel se levantó de su asiento de cuero. Se dirigió a un estante de libros.

—¿Sí?
—Sí, solo necesitamos un cajero. Claro que debido a la falta de personal, no solo harás eso. También serás conserje y mesero.
—Ya veo...
—Pero por supuesto, eso significa más dinero.— Russel volvió con un sobre de papel y se lo entregó a Stuart.— Si aceptas, esta será tu paga diaria.

Stuart tomó el sobre. Lo abrió cuidadosamente. Dentro, $325. Stuart abrió sus ojos negros de par en par, sorprendido por la cantidad.
—E-es mucho dinero...
—Sí, bueno... Me gusta consentir a mis empleados.— Russel tomó el sobre de vuelta. Stuart pensó por unos momentos. Trabajaría diario allí, y por esa paga diaria seguro que podría cubrir más de la mitad de su deuda en menos de una semana. La idea parecía perfecta.

—Entonces, ¿quiere ser usted parte de nuestra humilde cafetería?— Russel sonrió amablemente. Stuart asintió con una sonrisa en su rostro.
—Será un placer trabajar con usted.

—Lo conseguimos Noodle. Ya tenemos un nuevo empleado.— Russel hablaba por teléfono con la barista japonesa. La chica no pudo evitar emitir un chillido de alegría.
—¿De verdad?
—Sí.
—Jeje, te lo dije. Pronto volveremos al trabajo...
—Seguro que sí. Lo cité mañana para su capacitación. ¿Vendrás a ayudar?
—¡Por supuesto! Le enseñaré lo que se debe y no hacer.
—Muchas gracias. Debo colgar, me esperan con un cargamento de café. Nos vemos mañana.
—Adiós Russ. ¡Suerte!— Noodle colgó el teléfono. Sonrió y volvió a sus tareas habituales.

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—¡Hey Paula!— Stuart sonaba feliz al teléfono. Estaba emocionado por contarle lo sucedido a su novia.
—Ah, hola Stu...
—¡Conseguí empleo, amor! Pensé que no lo lograría...
—Mm... Ah, muy bien. Te felicito.
—Mañana me darán capacitación, así que me siento nervioso, pero seguro que todo estará bien, ¿verdad?
—Claro, todo estará genial... Mmm...
—¿Uh? ¿Por qué te oyes así?
—Ah, es que mi tía... Me está dando un masaje, y se siente tan bien...
—Oh, entiendo. Bueno, debo colgar. Nos vemos luego, mi amor.
—Bye, Stu...— Paula colgó el teléfono. Volvió a acomodar su cabeza en la almohada. Una voz masculina resonó en sus oídos.

—¿Tu tía te está dando un masaje? Esa es la excusa más tonta que he oído, jaja.
—Cállate, el tonto de mi novio se lo creyó, y eso es lo que importa.

Paula se volteó a ver al hombre a sus espaldas.
—¿Cuándo vas a dejarlo y a casarte conmigo, eh?
—Pronto. Primero haré que me dé dinero para el vestido.— Paula le dio un beso en la mejilla al hombre. Él respondió agarrando su trasero.

—Pobre Stuart, tan inocente...

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2Doc AU : The Sugar RobberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora