Stuart se cubría el rostro mientras estaba hecho un ovillo en el suelo. Sebastian lo golpeaba con su bastón, hiriéndolo en las costillas y en las piernas. La ira de sus ojos iba acompañada de gritos hacia el menor.
—¡Dilo! ¡¿Qué haces con mi hijo en mi auto?! ¡Confiesa!
—¡Auh...! ¡Pare, por favor...!
—¡No hasta que contestes, Pot!Stuart se giró tratando de evitar un golpe certero. Entrado en pánico, se concentró en detener el bastón de Sebastian de cualquier manera. Y con un movimiento casi aleatorio, logró sujetar el palo con fuerza. Sebastian luchó por el control de nuevo. Ambos pelearon por la posesión del bastón, jalándolo cada quien para su lado.
Astutamente, Sebastian usó la fuerza de Stuart en su contra, colocando el bastón en su cuello. Stuart se iba a asfixiar.—Agh, señor... Yo no hago nada malo...
—¿No? ¿Entonces por qué estabas con él, eh?
—Lo encontré... En el camino... Y se ofreció a llevarme...
—Mientes.
—N-no, es verdad... Lo conozco porque lo veo en el trabajo a diario.— Sebastian sujetó el bastón con una mano, mientras que con otra sacaba el sobre que Stuart le había entregado. Lo miró detenidamente, analizando el sello con el que estaba adornado.
—Cafetería Gorillaz... Con que eso era... ¿Acaso creías que hablando con él harías que te rebaje la renta?
—No, no, claro que no...
—¿O que iba a perdonarte la deuda?
—Para nada señor... Solo es un amigo...Sebastian soltó el cuello del peliazul al ver que sus negros ojos se convertían en blanco debido al ahogamiento. Stuart tosió violentamente, recuperando el aire que se le había sido privado.
—Un amigo... Hasta crees que me voy a tragar ese cuento. ¿No sabías que era mi hijo?
—Cof, cof... Agh, no, se lo juro...
—Pues lo es, y te quiero lejos de él. No conseguirás nada de mí a tráves de él, ¿lo has entendido, Stuart?— Mientras Stuart trataba de ponerse de pie, Sebastian regresó a la puerta. Se quedó ahí parado, observando el patético estado en el que Stuart se encontraba.—Le prometo que me alejaré de él...
—Más te vale, o tendré que decirle a mi otro hijo que te dé la golpiza de tu vida.
—Sí, señor... Entiendo.
—Te mantendré vigilado; hasta el próximo viernes.— Sebastian azotó la puerta detrás de sí, dejando a Stuart adolorido en el suelo.🍪
Al día siguiente, Stuart estaba algo nervioso. Ese día tendría su cita con Murdoc, pero la advertencia de Sebastian lo había aterrorizado. Moretones cubrían sus brazos y tenía un pequeño chichón en la cabeza. No había estado tan lastimado desde la vez que se cayó de un árbol a muy corta edad.
Pero no eran las heridas lo que le preocupaban, sino el hecho de no poder volver a ver a Murdoc. No podía dejar que su potencial pareja se le escapara de las manos así como así.
Era como si dejara ir a un ladrón.Y Stuart no quería dejarlo ir.
Noodle interrumpió los pensamientos del peliazul, subiéndose a un pequeño banco.
—Espero que el aire acondicionado no te moleste, Stu.
—Oh, no te preocupes. Estoy bien.
—Aún así, lo pondré muy bajo. No quisiera que te pusieras más grave.— Stuart se ajustó el suéter ligero que llevaba, en señal de aprovación. Le había dicho a Noodle que usaba aquel suéter porque se encontraba resfriado.
Pero en realidad, lo usaba para cubrir sus ligeros hematomas.
No quería que se preocupara demasiado.Su mirada se posó en la puerta recién abierta. Murdoc se presentó puntualmente, como siempre. El peliazul sintió su corazón brincar asustado.
Murdoc se acercó tranquilamente a Stuart, saludándolo con la mirada.
—Buen día, Stuart.
—M-murdoc...
—Ese suéter te queda bien. Pero el delantal lo hace ver raro.
—Oh, es que... Debo usarlo, me resfríe ayer.
—Ya veo. Mejorarás, ya verás que sí.
—Gracias, Mudz...— Stuart le dio su café, volteando a todos lados. Se veía bastante alterado. Temía que Sebastian o alguien más le mirara.—Me gustaría que usaras ese suéter cuando vayas a ver mi trabajo.
—Uh... Sí, claro. Y hablando de eso...
—Perfecto. Me desvelé haciendo que el lugar parezca decente. Solo para ti.— Murdoc ignoró a Stuart, continuando con sus habladurías. Que si había limpiado las ventanas, que si había corrido a todos los ratones de ahí, etcétera.—Eso es lindo, pero... No creo...
—Te va a gustar, creéme. Será divertido.
—Seguro, aunque...
—Bueno, me retiro. Debo terminar de arreglar el lugar. ¡Nos vemos en la noche, Stu!
—Espera, yo...— No importaba lo que Stuart trataba de decir, Murdoc le había interrumpido a cada rato a causa de la emoción que sentía por aquella noche. Hablar con Murdoc cuando estaba emocionado era una tarea díficil.
El peliazul hubiera deseado no haber sido tan tímido y poder decirle sobre la amenaza que había recibido de parte de su padre.Pero ahora que lo pensaba, quizá Murdoc no estaba enterado. Tal vez no sabía nada, y es por eso que no sentía miedo de encontrarse con él.
O era eso, o simplemente no le importaba que Stuart saliera lastimado.El peliazul miró uno de sus moretones al subir un poco su manga. Se debatió entre obedecer a su sentido común o a su corazón.
Y a pesar de ser un miedoso de primera, accedió a ir al trabajo de Murdoc esa noche.
Decidido, volvió a su labor. Aunque aún sentía miedo, iba a aguantarlo por Murdoc.Lo valía.
Mientras tanto, Murdoc acabó con su café. Salió en silencio del lugar, llevándose al menos una docena de sobrecitos.
Al cruzar la puerta de cristal, miró a su derecha, donde un hombre un poco mayor que él le esperaba recargado en la pared.
—Hasta que sales.
—Déjame en paz. Tú fuiste el que me siguió.
—Porque Sebastian me lo ordenó.
—¿Y desde cuándo haces lo que Sebastian te dice?El hombre giró sus ojos mientras se retiraba con Murdoc a su lado. Era molesto andar de niñera.
—Tampoco es como si me gustara andar detrás de ti todo el rato...
—Ok, ¿cuánto quieres?
—¿Eh?
—¿Cuánto quieres por dejarme solo?— El hombre lo pensó por unos segundos. Sonrió maliciosamente.
—Déjame quedarme con la mitad de tu paga y tenemos un trato. Y si no, vete despidiendo de tu privacidad...— Murdoc refunfuñó, mirando al otro de mala gana. Ya le daría una paliza por ser tan molesto.—Maldito Hannibal, por eso los negocios no se juntan con la familia...
—Hey, no es mi culpa que Sebastian haya decidido heredarme la licorería a mí y no a ti.Murdoc suspiró. De verdad que su familia era insorportable cuando se metían en sus asuntos.
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2Doc AU : The Sugar Robber
FanficStuart Pot decide trabajar en una cafetería, esperando salvar su situación économica. Sin embargo, de un día para otro, se da cuenta de que el azúcar del local desaparece misteriosamente. ¿Podrá atrapar al ladrón? Primera mención de este AU : 2Doc :...