Capítulo 4

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- Bea: ¿ Y con lo absurdo quiere meterme en la cárcel, señor comisario?. - Yo también me incliné para ponerme en frente de él, cara con cara.

Nos quedamos varios segundos así hasta que tocaron en la puerta.

- Mara: Señor comisario, la Señorita Lovato está aquí.

-  Señor comisario: Dile que saldré inmediatamente.- Levantó la cabeza para contestar.- Y con respecto a usted, no hemos acabado.- Se levanto y se dispuso a salir por la puerta cuando antes dijo.- Le recomiendo que se busque un abogado, señorita.

Oí como cerró la puerta con gran brusquedad y rápidamente vino a mi cabeza la frase de Mara, "La Señorita Lovato está aquí". Lo que sabía de su hija, no era nada bueno. La Sra. Lovato era una persona con una sonrisa las veinticuatro horas del día, pero nos conocíamos tanto, que sabía que detrás de ella, siempre había algo de tristeza y la principal causa era su hija. Me contó que Demi, se había ido de casa muy temprano, tras la separación. Era una jóven rebelde que no quería saber nada de nadie, la cual muchas veces daba la espalda a su madre, por mucho que la Sra. Lovato intentase el acercamiento. Solo pensaba en ella y tenía el ego a la altura del mismísimo Jesucristo. Y aún así, la amaba, decía que en el fondo tenía un gran corazón y que era un chica con muchísimos talentos. 

Un golpe en la puerta me saco de mis pensamientos.

- Rosi: ¿Puedo pasar?.

Rosi era la secretaria de la Sra. Lovato, llevaba toda la vida con ella, y formó parte de la historia de "Lovato Art" ayudando en la fundación. Era una persona de avanzada edad, bajita, con el pelo teñido de rubio, muy corto y unos ojos negro que te daban paz,  para mi era un persona de mucha confianza.

- Bea: Claro, Rosi. - Ella dentro de sus posibilidades empezó a correr hacia a mi para envolverme en un abrazo.

- Rosi: ¿Qué está pasando, mi niña?

- Bea: No lo sé, Rosi, pero tienes que hacerme un favor. - Ella se separó un poco de mi para mirarme.

- Bea: Convoca a todos en salón de actos principal en una hora, cuando la policía se haya ido. A todos Rosi, no quiero que falte nadie. - Me dio una sonrisa y una caricia en la cara y dijo:

- Rosi: Lo haré mi niña, no te preocupes.


Cuando salió por la puerta, me quedé en el despacho de la Señora Lovato. Me puse rápidamente a buscar pruebas, lo que fuera que me diera una pista de qué podía estar pasando, y no encontré nada. Suponía que cualquier cosa que sirviera de ayuda, la policía se lo habría llevado.

Había pasado una hora y en la megafonía del edifico se escuchó la voz de Rosi diciendo:

"Recordamos a todos los trabajadores, que en 5 minutos da comienzo la reunión en el salón de actor principal. Rogamos puntualidad. Muchas gracias."

Ya había pasado el tiempo y yo no había encontrado nada. Esperaba que la reunión me diera alguna pista.



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