Capítulo 28

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Narra Demi:

Abrí la puerta y quién estuviese detrás iba a ser golpeado con un paraguas. Tome aire, abrí y ataqué.

- Demi: ¡AAAAAAAAH!

- Bea: ¡QUÉ SOY YO!, ¡QUE SOY YO!. - Me detuve a ver como Bea se movía esquivando golpes.

- Demi: ¡Joder, Bea!. Me asustaste.

- Bea: Lo siento, iba a llamarte por teléfono antes, pero no sabía si aún estaba aquí y quería hablar contigo.

- Demi: Pasa. - Me temblaban las piernas. Entramos al despacho y yo cerré la puerta. - ¿Qué haces aquí tan tarde?. - Sentía la necesidad de cambiar de tema.

- Bea: Emm, quería acabar unas cosas y no me quería marchar sin hablar.

- Demi: Tu diras.

- Bea: Lo primero, me gusta más cuándo no estas con el García en la boca y tenemos respeto. - Me hizo sonreír. - Lo segundo, quería pedirte disculpas por lo que te dije antes, sé que no fueron las formas adecuadas. Eres mi jefa y no puedo hablarte así. - No quería ser su jefa, quería ser no sé, algo más.

- Demi: ¿Y lo tercero?.

- Bea: Lo tercero es respecto a lo de irme...- Noté una puñalada en el corazón y los nervios se apoderaban de mi. - Creo que tengo que pensar las cosas, al final yo no quiero ser un problema para ti, y lo estoy siendo. Bastante tienes tu con el tema de tu madre como para que yo est...

- Demi: Bea. - La corté. - Creo que ahora me toca a mi.

- Bea: ¿Qué?.

- Demi: Que me toca a mi disculparme, lo primero. Siempre has pedido perdón tú, y la culpa las dos veces ha sido mía. - Resoplé y seguí con los ojos llenos de lágrimas. - Tienes razón y esto es una mierda, tenemos una relación de mierda, y no quiero que sea así, no contigo porque me importas. - Su cara era un poema, no entendía nada. - Sí, Bea, me importas pero lo que menos quiero es amargarte la vida con mis estupideces, independiente de si me duelen o no, no quiero que tengas nada que ver con mi tristeza. Desde el primer día que te vi, te juzgue sin conocerte y ha sido de lo que más me arrepiento. No se... no somos,  y no se si seremos, pero sucedimos y eso quiere decir algo. Estás en mi vida por algo y estoy en la tuya por algo también y quiero descubrir porqué. No quiero que te vayas, pero si te quieres ir no voy a detenerte, ya no tengo derecho a pedirte nada. - Las lágrimas se empezaron a caer por mi cara. Se acercó a mi.

-Bea: Si me dices que me vaya, te juro que me iré y no te molestaré más. 

- Demi: ¿Eso quieres?. - Estaba tan cerca...

- Bea: Te quiero a ti, Demi. - ¿Dijo lo que creo que ha dicho?.

No aguanté más y la besé. Sus labios y los míos se unieron como si ya se conociera de otra vida. Su lengua entro sin permiso, pero tampoco lo necesitaba. Agarré su cara para traerla cerca de mi. Ella tenía sus brazos rodeando mi cintura y yo noté como si mi corazón me dijera que esta vez si había acertado. Nos separamos y la miré.

- Demi: Prométeme que esto no es juego. 

- Bea: Demi, podría irme ahora mismo, pude irme antes o  podría no verte en un año. No coincidir contigo hasta dentro de diez y aún así, te vería y mi corazón seguiría latiendo tan rápido como ahora mismo... como la primera vez.

- Demi: Te quiero. - Me acerqué para besarla.

- Bea: Bueno, ¿empezamos de cero entones?.

- Demi: Sí. - Le di una sonrisa.

- Bea: Srta. Lovato, Soy Beatriz García.

- Demi: Srta. García, es un gusto conocerla, soy la Srta. Lovato.

- Bea: Y dígame, señorita, ¿aceptaría ir a cenar conmigo?.

- Demi: Será un placer. - Era inevitable quitar nuestras sonrisas de la cara.

Fuimos a una restaurante que estaba en la última planta de uno de los edificios más altos en los que he estado. Mientras cenábamos no parábamos de contarnos cosas la una de la otra.

- Bea: Tu madre nunca me contó el porqué.

- Demi: Creo que no superé su separación y decidí irme, buscarme la vida.

- Bea: ¿Y qué hiciste?. - Dijo bebiendo vino blanco.

- Demi: No te rías, pero... cantar.

- Bea: ¿De verdad?.

- Demi: Sí, cantaba en locales como el tuyo, hoteles, conciertos pequeños, y un montón de lugares más.

- Bea: Claro que no me voy a reír, no me extraña, te escuché cantar el otro día ¿recuerdas?. Y creo que me enamoré ahí.

- Demi: No mientas, te enamoraste el día que me viste. - Dije riéndome.

- Bea: Sí, en el primer "García a mi despacho", supe que eras la mujer de mi vida. - Me hacía reír tanto.

- Demi: ¿Y tú?, ¿como acabaste aquí?.

- Bea: Creo que mi historia es más larga.

- Demi: Todavía estamos en el segundo plato. - sonreímos.

- Bea: Bueno digamos que estoy aquí gracias a tu madre. - Ella me contó toda su historia. A medida que avanzaba sentía que estaba robándome el corazón. Era un ser de luz, un ángel. - Hace dos meses que pensé en regresar a España y entre mi mamá y tu madre, me convencieron de que debía seguir aquí.

- Demi: Otro motivo por el cual agradecer a mi mamá. - Las risas se oían por todo el restaurante.

- Mesero: Señoritas, la carta de postres. - La dejó encima de la mesa y elegimos.

- Bea: ¿Y tu padre?, tu madre pocas veces me habló de él.

- Demi: Vive ne Dallas con su nueva mujer y sus dos hijas.

- Bea: Así que ¿tienes dos hermanastras?.

- Demi: Las conozco de dos veces que las vi, y no me cayeron bien. No tenía mucho contacto con mi padre la verdad. Ahora con lo de mi madre él ha movido muchos contactos para que la investigación avance.

- Bea: Demi, con respecto a eso, te juro por mi mamá, que es lo mejor que tengo, que yo no sé nada, de verdad.

- Demi: Bea, amor, te creo. - Le cogí la mano. Un momento, ¿le dije amor?. Eso me hizo recordar a la chicas de ayer. - Y bueno cambiemos de tema, ¿cuántas "amiguitas" tienes, ah?

- Bea: ¿Qué?.

- Demi: Me voy a delatar, pero ayer te vi besarte con dos mujeres en menos de diez minutos.

- Bea: Un momento, estabas espiandome.

- Demi: No, estaba comprobando que todo estuviera bien.

- Bea: Y luego me dices que no eres celosa. - Se empezó a reír.

- Demi: Y no lo soy, pero te juro que si veo que te besas con alguien que no soy yo, te mato.

- Bea: Sabes que solo tengo ojos para ti. - Dijo acercandose a mi buscando un beso.

- Demi: Pues espero que también tengas boca para mi sola. - Le di un beso.

- Bea: Lo mismo te digo, cariño.

- Mesero: Mmm... perdón señoritas, sus postres.

Estaba siendo la mejor velada que tuve en mucho tiempo. Me encantaba pasar tiempo con ella. Cuanto más la conocía, más me gustaba, más la quería.



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