Capítulo 30

100 5 1
                                    

Narra Bea:

Estuvimos en la oficina hasta las 4 de la mañana. Perdí la cuenta de las veces que lo hicimos. Acabamos desnudas en la alfombra y creo que hubo un momento que ambas decidimos ir a nuestras respectivas casas.

Yo tenía 6 llamadas perdidas de mi hermana y me regañó cuando llegué a casa, pero al menos se creyó cuando le dije que había estado trabajando.

Me levanté a la mañana siguiente, y no me podía quitar a Demi de la cabeza. La noche anterior había sido la mejor que había tenido en mucho tiempo. Era como que Demi me había arrancado todos los miedos y lo único que quería era que entrase en mi, que conociera todo.

La miraba y pensaba... qué ganas de estar contigo por mucho tiempo, qué ganas de tener algo bonito, qué ganas de soportar tu mal humor y tus chistes malos, qué ganas de besarte todo el tiempo, qué ganas de acostarme en tu pecho, qué ganas de ser tu mejor amiga, qué ganas de mirarte llorar y estar ahí contigo, qué ganas de tener tus ojos mirándome toda la vida, qué putas ganas de hacer todo contigo.

Tenía ganas de abrazarla según me había levantado de la cama y de decirla que desde el momento que coincidimos, poco a poco fue entrando en mi mente, llenó cada espacio en mi corazón que no le pertenecían a nadie más, se fue adueñando de cada uno de ellos muy rápido. Al principio temí un poco, pues hace demasiado tiempo que no sentía algo por alguien, pero decidí dar un paso y olvidar mis temores porque creo que vale eso y muchas más. Sé que para ella las cosas no han sido fáciles, el pasado la dejo algunas cicatrices y tiene miedo de tener una más por causa mía, pero la prometo que por ella seré paciente, para no presionarla, para no asfixiarla con mis sentimientos y pueda respirar con calma. Ver las cosas claras, porque no planeo ni quiero ser una más, quiero quedarme con ella siempre y darla todo de mí.

Me levanté antes y desayuné, también me di una ducha, después de lo de ayer creo que lo necesitaba. Me puse una falda negra ajustada, una camisa blanca con un fular. Unos tacones y una gabardina marrón. Dejé que mi pelo se secara al aire ya que se me rizaba solo.

Me maquillé un poco y salí, dando un beso a mi hermana. Subí a mi coche y me dirigí a casa de Demi, quería ir a buscarla. Antes de llegar me detuve en una floristería y compre un ramo de rosas. De mi casa, a casa de Demi, había unos 20 minutos, aproveche para poner la radio y escuchar si decían algo de la investigación de la Sra. Lovato. No hubo suerte.

Llegué y la puerta del jardín ya estaba abierta, supuse que no tardaría en salir a la oficina. Llamé al timbre, me abrió una Demi que estaba vestida con un dos piezas cerrado y negro. Ella era preciosa y yo me derretía con verla. Su cuerpo era espectacular pero yo estaba embobada viendo esa sonrisa que apuntaba hacía mi.

- Demi: ¿Amor?. - Me sacó de mis pensamientos y por fin pestañeé.

- Bea: Eres...eres preciosa. - Ella se mordió el labio, puso un cara tan tierna que me morí de amor. Me abrazó.

- Demi: ¿Qué haces aquí?. - Dijo con cara de ilusión

- Bea: Me desvíe en una de las salidas de la carretera de camino a la oficina y ya aquí, me dije que igual quería venir conmigo. - Sonreí al ver que mi excusa no había sido creíble.

- Demi: Sí...ya...- Ella empezó a reírse.

- Bea: Y bueno, también quería darte esto. - Saqué el ramo que tenía escondido detrás de mi. Su cara fue de sorpresa mientras sonría y no se creía lo que estaba viendo

- Demi: Mi amor...esto es...Gracias. - Me beso y me invitó a entrar. Nunca había estado en casa de Demi pero sabía donde vivía. - Ponte cómoda, estás en tu casa. Me acabo de preparar y nos vamos.

Pre - Juicio FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora