Capítulo 2

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Narra Bea:

No podía moverme. Escuchaba la voz del agente en off, diciéndome que por favor siguiera sus ordenes, pero no podía articular palabra, ni gesticular. Nada.  ¿Cómo podía ser posible?, yo había estado ayudándola con su libro el viernes en la tarde. No podía estar pasando esto. Tenía que estar en algún lado. Tenía que estar bien. No podía estar pasando esto. La respiración se me empezó a cortar, tenía los ojos vidriosos. No quería llorar. No podía estar pasando.

- Policía: Señorita, o hace lo que la digo, o me veré obligado a llevarla yo mismo con el comisario jefe.

- Bea: Eeh, perdón, lo siento, sí, subiré ahora mismo. - Creo que el agente vio como mi aspecto empezó a cambiar cuando escuché semejante noticia.

- Policía: Señorita, ¿quiere que le diga a uno de mis hombres que le acompañe?

- Bea: ...No, no se, no se preocupe.

- Policía: Mara, acompaña a la señorita con el comisario jefe. Están en la planta superior.

Aparqué mi coche, no se ni como fui capaz. Baje del vehículo y vi que una chica con pelo rapado se acercaba a mi para preguntarme directamente

- Cara: ¿Está usted bien señorita?, no tiene un buen aspecto ahora mismo. Podemos avisar a un médico si lo necesita.

- Bea: No, gracias. Solo quiero subir allí arriba y saber que está pasando con Diana. - Contesté con la mirada un poco perdida.

- Cara: Está bien, acompáñeme, pero si necesita algo no dude en pedírmelo. - Agregó con una sonrisa tranquilizadora, que a decir verdad, en ese momento no me sirvió de mucho.

Nunca el viaje hasta la planta superior se me había hecho tan largo como esta vez. No podía pensar. Me apoyé en la pared del ascensor con las manos en la cabeza, sin poder controlar mi cuerpo.

- Cara: ¿Seguro que está bien?

- Bea: ¿Qué está pasando?, ¿donde está Diana?

- Cara: Eso creo que es lo que usted tiene que aclarar.

- Bea: ¿Qué?, ¿yo?, ¿por qué?

- Cara: Mire, se que ahora tiene muchas preguntas pero no soy yo quien debe responder. - Me miró fijamente con preocupación.

La puerta del ascensor se abrió a la vez que se oyó un pitido, señal que habíamos llegado. Comencé a caminar al lado de Cara, quién me llevaba con el comisario jefe. Por los pasillos veía como muchos de mis compañeros estaban allí también y me miraban con cara de miedo. Pasado unos segundos llegamos al despacho de Diana.

- Cara: Señor comisario.- Se plantó llevando su mano a la frente en modo de saludo. - Aquí esta la señorita García.

Un hombre corpulento, de avanzada edad, con el pelo canoso, se giro para verme. Su mirada no me transmitiría ninguna seguridad. 

- Comisario Jefe: ¿Así que usted es la señorita García?. Tome asiento, la estábamos esperando.



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