Capítulo 10

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Narra Demi:

La odiaba. Era la única persona que a día de hoy tenía el valor de enfrentarme en vez de ceder ante mi poderío.  No era nadie para ponerme nerviosa, para hacerme dudar. Tenía que ser seria, podía ser la persona que secuestro a mi madre. Podía ser una asesina. Tenía que centrarme.

Decidí ponerme a trabajar. No tenía mucha idea sobre qué tenía que hacer exactamente, pero con un poco de tiempo estaba segura que lo sacaría. No iba a dejar la empresa familiar en manos de esa imbécil. 

Estaba perdida, no sabía muy bien por dónde empezar. Descolgué el teléfono de la oficina:

- Rosi: ¿Sí?, Srta. Lovato.

- Demi: La necesito ahora mismo en mi despacho. - Dije seria.

- Rosi: Voy para allá.

A los pocos segundos, una señora mayor pedía permiso para pasar.

- Rosi: ¿En qué puedo ayudarle Srta. Lovato?

- Demi: ¿Rosi, verdad?. - Ella asintió con la cabeza. - Bien, usted era la secretaria de mi madre por lo que tengo entendido.

- Rosi: Así es, señorita.

- Demi: Pues necesito que me ponga al día con las tareas y proyectos en los que estaba mi madre. Que es lo que hacía, que es lo que queda por hacer, que tipo de proyectos... todo, ¿entendió?.

- Rosi: Si, señorita, pero yo solo era la secretaria, es decir, llevaba su agenda, organizaba su tiempo, de todo lo demás yo no me encargaba. - Dijo con un poco de miedo.

- Demi: ¿Y cómo se supone que voy a saber por donde tengo que empezar mi trabajo?.-Dije contundente.

- Rosi: Mmm, bueno...señorita, no quiero que le parezca mal lo que le voy a decir, pero si necesita ayuda con ese tema, la mejor para solucionarlo es Bea, ella era la mano derecha de su mama.

- Demi: ¿García?, ¿de verdad?. - dije resoplando.

- Rosi: Sí, señorita.

- Demi: Está bien, puede retirarse.

- Rosi: Gracias, señorita. - Cerró la puerta con cuidado.

Busqué la extensión del despacho de esa idiota. No fue difícil, mi mamá le tenía de los primeros.

- Bea: ¿Sí?.

- Demi: A mi despacho. Ya. - Y colgué.

Me acomodé el pelo, las pestañas y hasta las tetas. ¿Que hacía?. Tenía que centrarme y dejar de lado a esa estúpida. Acto seguido, tocó la puerta y pidió permiso para entrar.

- Bea: ¿Qué necesita ahora?

Demi: ...- La miré arqueando una ceja.

- Bea: ¿Qué necesita, Srta. Lovato?

- Demi: Mejor. Quiero que me explique por donde tengo que seguir los proyectos que dejó mi madre.

- Bea: ¿Yo?. Dijo apuntadose a sí misma.

- Demi: Sí, usted, o ¿es que ve a alguien más aquí?.

- Bea: Por desgracia, no.

- Demi: García está llenado el vaso hoy. No sea arrogante. Segundo aviso. - Me sacaba de mis casillas.

- Bea: Pues espero que tenga mas vajilla, porque si soy yo la que tiene tiene que explicarle todo, va para largo. - Era detestable, me hacía enfadar cada vez que me encaraba. Antes de que fuera a decir una barbaridad para contestarla, me interrumpió. - ¿Usted se ha leído el libro de su madre?

- Demi: ¿El libro de mi madre?. - Dije sorprendida y viendo como Bea se echaba las manos a la cara

- Bea: El libro de su madre está en uno de los USB del segundo cajón, es uno amarillo para ser exacta. Lo lee, y entonces volveré para decirle qué hacer. Con permiso, tengo muchas cosas que hacer. - Se fue por la puerta y me dejó con la palabra en la boca.

- Demi: García... vuelva aq..- Me había dejado ahí sin darme ninguna solución?, ¿había desobedecido mis ordenes?. La odiaba. No podía soportara.

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