Capítulo 27

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Narra Bea:

Me di una ducha porque la necesitaba si quería seguir con vida. Tenía una resaca que me iba a matar. Antes de nada mandé un mensaje a Lauren para darle las gracias por traerme a casa. Desayuné y me vestí con uno de los cien trajes que tenía. Me puse uno rosa palo con un top blanco, tacón negro, me alisé el pelo y me fui a la oficina.

Cuando llegué vi la puerta del despacho de Demi cerrada y me detuve en la mesa de Rosi para preguntarla.

- Bea: Buenos días, Rosi.

- Rosi: Buenos días mi niña.

- Bea: ¿No ha llegado?.- Dije apuntando con el pulgar hacia donde estaba el despacho de Demi.

- Rosi: No, aún no.

- Bea: Mejor. Con la resaca que tengo hoy, no estoy para que me griten. - Rosi empezó a reírse y a negar con la cabeza.

- Rosi: No seas mala y ¡deja de beber!.

- Bea: Sí, mamá. - Dije mientras me iba a mi despacho.

Tuve que atender mil dudas de mis compañeros sobre diferentes proyectos de edición en los que estábamos trabajando. "Esto es tu trabajo, Demi".  Salí un par de veces en la mañana, una a por café y otra al baño y en ninguna de ellas, vi la puerta del despacho Demi abierta. No había venido en toda la mañana y yo me estaba preocupando pero tampoco quería que se me notara. Intentaba disimular pero creo que estaba fracasando. Cuando volvía con el tercer café de la mañana, Rosi me detuvo.

- Rosi: Seguro que no ha pasado nada, pero le ha surgido algo y no ha podido venir aún.

- Bea: ¿Y no sabe llamar?. - Rosi me miró y sonrió. - No, Rosi, esto no es gracioso.

- Rosi: No sonrío porque sea gracioso, sonrío porque ésta es mi niña, la que se preocupa de la gente que tiene cerca, y eso me gusta. Se que alguien estaría dándote las gracias por lo que estás haciendo. - Los ojos se le llenaron de lágrimas.

- Bea: Es por ella por quien hago esto, se lo debo a la Srta. Lovato, pero, si en una hora no ha llegado, llámala, ¿vale?

- Rosi: Vale mi niña.

Volví a mi despacho para solucionar los problemas que quedaban por hoy. También había que concertar unas reuniones con los otros jefes de las empresas vecinas, pero sin Demi no lo podía hacer, para mal, quedo con ellos un día que ella tiene que hacerse las uñas y bueno, para mi tengo. Pasó como una hora entre que yo me puse a diseñar unas cosas que necesitábamos para el viernes y la gente me interrumpía para aclarar sus dudas. Empezaba a odiar a Demi otra vez.

De repente alguién llamó a la puerta. "¿Por favor no me van a dejar tranquila ni un segundo?", me dijo a mi misma.

-Bea: Pase.

- Marta: Vengo a enseñarte mis notas pero si te pillo mal...

- Bea: ¡Mi niña!, ¡Dios!, pasa, eres a la única persona que quería ver entrar por esa puerta. - Se acercó y me abrazó.

- Marta: Aquí las tienes, "mamá". - Sonrió y me dió un papel.

- Bea: ¡DIOS, TATA!, ¡ES UNA LOCURA!. Todos son sobresaliente y notas positivas. ¡ENHORABUENA!. - La abracé y la levanté por los aires mientras ellas se reía.

- Marta: Gracias, pero sabes que sino fuera por tu ayuda muchas veces no lo habría conseguido.

- Bea: No digas eso, tu eres el talento de esta familia y puedes llegar tan alto como quieras.

- Marta: Como has llegado tu, por ejemplo.

- Bea: ¿Sabes?, te daba mi puesto de trabajo ahora mismo. - Ambas nos empezamos a reír.

Pre - Juicio FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora