Capítulo 1- Playa, amigos y vida en casa

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21 de septiembre de 2008

Pego un brinco al sentir algo frío en mi brazo, abro los ojos como automático y veo a mi amigo a mi lado con dos latas de cerveza en las manos. Él se ríe y se sienta en la silla junto a la mía.

—Te traje una. Pensé que con este sol tendrías sed —dice.

—Gracias —le digo dándome un sorbo de la misma.

Ni siquiera es verano y el sol calienta más de lo normal en la isla de Capri. Mi amigo Gianluca y yo habíamos planeado ir a la playa para así salir un poco del estrés del instituto. En especial yo. El instituto para mí es un infierno. Solo tengo un amigo y no es porque sea un introvertido, tímido o lo que sea, porque no lo soy. En realidad soy todo lo contrario. Nunca he encajado en la escuela porque todos me detestan. Me llaman "extranjero" aun cuando he vivido toda mi vida en Italia. Lo único diferente de mí es mi apellido, mi acento británico y mi alto nivel económico. Gianluca Russo es la única persona que me ha aceptado y no le importa esas diferencias tan notorias en mí. Lamentablemente, no todos piensan igual.

De todos modos no importa, ya me he acostumbrado. No me quejo, he aprendido a que todo me dé igual.

Gian suspira a mi lado y yo me tomo otro sorbo de mi cerveza.

—Desearía que todos los días fuesen así —dice y murmuro concordando con él—. ¿Sabes? Escuché que Dante organizará una fiesta el viernes.

—¿De verdad? —pregunto y él asiente.

Eso me pone una sonrisa en el rostro. Soy un fiestero de corazón; si pudiera, haría fiestas en mi casa todos los fines de semana... si fuera popular también. Lamentablemente nada de eso es posible, debido a que mi hermana odia las fiestas y mis padres también, aunque casi nunca están en casa; siempre andan de viaje de negocios en quién sabe dónde.

Dante Vitale es amigo de Gian, aunque jamás he hablado con él. Porque soy de los que piensan que si no me hablan, yo tampoco lo hago. Dante tiene el cabello negro y sus ojos son de un color miel; se distingue por ser un verdadero imán de chicas gracias a su encantadora sonrisa, mirada intensa y cabello muy bien cuidado. Al menos eso es lo que he escuchado a las chicas parlotear sobre él.

En fin, aunque no conozca al anfitrión de la fiesta, no me importa. Una fiesta es una fiesta y uno va a divertirse, además ¡hay alcohol gratis!

—Bueno, él no me ha dicho nada, pero creo que son rumores —dice el moreno a mi lado.

—Pues, espero que no. Realmente necesito ir a una fiesta —digo y él se ríe.

—Si tu vida fuese una película, sería Súper Cool.

No puedo evitar reírme, porque es cierto. Excepto que mi vida no es tan alocada.

—¡Vaya! Ya vengo, Steve —me avisa.

Ruedo los ojos. Lo conozco bien y sé que no va a regresar. ¿Por qué? Gian es como el oso Yogi cuando ve una cesta de comida, solo que en el caso de Gian son las chicas rubias y cuando algo le acapara la atención... Bueno, basta con decir que está perdido.

Paso el resto del día en la orilla de la playa tomando cerveza y comiendo pizza. De vez en cuando entro al agua a nadar, pero siempre termino de vuelta en la arena. A lo largo del día un par de chicas me sonríen, pero no captan mi total atención. Cuando el sol se está poniendo Gianluca vuelve, nadamos un poco y luego recogemos nuestras cosas para volver al yate de mis padres que tomé prestado.

***

Al llegar a mi casa, después de dejar a Gian en la suya, todo mi buen humor por el maravilloso día de hoy se desvanece. La casa parece un cementerio por el silencio sepulcral que hay presente. Es bastante obvio que mis padres no están. Generalmente el tener la casa para mí solo es genial, pero a medida que pasa el tiempo me siento muy solo y ya cansa que mis amados progenitores nunca estén.

Desearía que fueses mi droga (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora