Capítulo 20- Un juego mortal

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Dedicado a NikoMora, NayePerez334 y a MicaelaRiveros8. ¡Qué lo disfruten!

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Vico está sentada sobre mi regazo mientras nos besamos. Mis manos recorren toda su espalda, acariciándola. Acuno su trasero firme y la atraigo hacia mí, si es posible que podamos estar más cerca. Sus dientes tiran de mi labio inferior, mi piercing junto con ellos. La acción no es tan fuerte, pero de todas formas siento ardor en esa zona.

—Au —me quejo, masajeando el área con mi mano.

—Lo siento —se disculpa ella.

—Está bien. No te preocupes; no me sacaste sangre —bromeo. Si hubiera sido con más fuerza, lo habría hecho.

Los primeros días luego de haberme hecho la perforación me molestaba y era incómodo. Tenía la manía de halarlo levemente, pero un día lo halé fuertemente y me salió sangre.

Victoria pasa sus manos por mis hombros, mis brazos... Asciende de vuelta a mis hombros y desciende por mi pecho. Toca cada centímetro de mi piel y sus ojos verdes no temen en desplazarse por todo mi cuerpo.

—Tienes muchos lunares —dice.

—Eso supongo —me encojo de hombros.

—Especialmente en tu pecho. ¿Sabes cuántos tienes?

—No realmente. Nunca me había detenido a contarlos.

Ella asiente y continúa tocándome.

—Creo que es sexy —susurra.

Alzo las cejas sorprendido. No me esperaba eso. ¿Los lunares son sexys? Eso es nuevo. No pensé que a las chicas les gustara eso, pero supongo que cada día se descubre algo nuevo.

La beso de nuevo, duro y rápido. Nos volteo, de manera que me encuentro sobre ella. Mi brazo descansa en la cama, mi mano derecha agarra su muslo y lo alza, de modo que está a la altura de mi cadera. Mi miembro roza su intimidad y ella se remueve, abriendo más las piernas. Mi boca posee la suya, mi lengua tentando con entrar y ella me permite el paso. Deslizo mi mano libre entre nuestros cuerpos y cubro su vagina con la misma. Ella pega un leve brinco y jadea.

Traslado mis besos por su cuello, su mandíbula, su clavícula, el valle de sus pechos y continúo descendiendo. Beso su abdomen, ella se mantiene quieta, anticipación envuelve su cuerpo mientras me acerco a su pelvis. Mi nariz acaricia sus rizos cobrizos y huelo jabón cítrico. Jamás me cansaré de recalcar lo exquisita que es y lo bien que huele. Alzo la cabeza y la miro. Ella me observa expectante y ansiosa.

—¿Quieres que te bese? ¿Aquí? —pregunto y ella asiente repetidas veces—. Entonces abre las piernas, amor.

Ella obedece y expone su parte íntima para mí. Un leve rubor rosado se hace visible. Beso la cara interna de sus muslos y succiono levemente.

—Esto es mío y nadie más puede estar aquí —digo y ella contiene la respiración—. Lo sabes, ¿verdad?

—Sí, Steve.

Mi cara se acerca a su feminidad y mi aliento choca contra ella, haciéndola estremecer. Sonrío mientras comienzo a tocarla con mis dedos. Ella gime y jadea al sentir mi dedo penetrándola. Adentro, fuera, adentro, fuera... Luego de estimularla un rato, saco mi dedo, lo chupo y entonces mi boca hace contacto.

—¡Ah! —gime alto y yo sonrío satisfecho.

~*~

Abrocho los botones de mi camisa mientras veo a Victoria durmiendo plácidamente. Está exhausta, yo la dejé exhausta. Se ve tan hermosa y tentadora en mi cama. Quisiera despertarla y hacerla mía por tercera vez en la noche, pero no puedo ser tan goloso. Ya tuve suficiente y debo dejarla descansar.

Desearía que fueses mi droga (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora