Dedicado a 0Zaragoza19. Espero que lo disfrutes, linda.
***
—Guao. No me estaba esperando eso —dice una vez que nos hemos separado—. ¿Estás...?
—¿Celoso? Sí. No soporto que ese idiota se acerque a ti —me quito el saco y lo dejo sobre un asiento—. ¿Sabes cuál es la peor parte de todo? Que él está interesado en ti y no puedo bajar la guardia cuando él está cerca —tiro de mi corbata de moño, deshaciéndola.
Victoria observa atentamente cada uno de mis movimientos. A medida que me acerco, ella retrocede hasta que ya no hay a donde más ir, porque el escritorio bloquea su escape.
La observo hambriento, deseoso, como un guepardo a su gacela. Desplazo mi mirada lentamente por su cuerpo y lamo mi labio inferior.
—Olvidemos eso por un momento y enfoquémonos en el hecho de que me estoy muriendo por quitarte ese vestido.
Me detengo frente a ella. Acaricio sus hombros con mis manos, luego llevo una a su mejilla, volteo su rostro con delicadeza y acerco mi cara a su cuello. Aspiro su dulce aroma antes de tocar su piel con mis labios. Ella suspira y aprieta mi camisa cuando mi lengua lame sobre su pulso.
Traslado mis besos hacia sus labios. El contacto de sus labios sobre los míos me enloquece y todo mi cuerpo se enciende en un deseo intenso. Bajo las tiras que se sujetan de sus brazos, exponiendo sus pechos. Los acaricio con mis pulgares, apretando ligeramente; Vico chupa mi labio, haciéndome gemir.
Me separo de ella; esta vez yo tengo el control. La despojo de su vestido, este cae al suelo y ahora su única prenda de ropa son sus bragas. Comienzo a desabotonar mi camisa, pero ella me detiene.
—Espera, ¿qué tal si alguien nos descubre? —pregunta preocupada.
—¿No es más emocionante así? —sonrío. Me deshago de mi camisa y atraigo su cuerpo al mío, de manera que nuestros pechos se tocan.
—Pero estamos en la escuela. No podemos hacer esto aquí —continúa diciendo.
—No vamos a follar —aclaro y ella frunce las cejas.
—¿Entonces?
Una sonrisa torcida se forma en las comisuras de mis labios. Victoria cae en cuenta, sin embargo, mis labios cubren los suyos antes de que pueda articular palabra alguna. Llevo mis manos a su trasero y lo aprieto a la vez que froto mi dureza contra ella.
Con cada beso ella comienza a soltarse y me besa de la misma manera que yo a ella, con sus brazos alrededor de mi cuello. Mis manos se encargan de explorar toda su piel hasta detenerse en sus caderas. Meto mi mano entre nuestros cuerpos, mis dedos la tocan ahí y ella gime, separando sus labios de los míos.
Siento su humedad a través de la tela, pero quiero sentirla directamente. Hago sus bragas a un lado, deslizando mi dedo dentro de ella.
—Oh, Steve —gime, cerrando los ojos.
—Qué mojadita estás —susurro en su oído. Caliente y húmedo. La combinación perfecta. Se siente tan bien, pero tengo que controlarme. Quiero follarla cuando lleguemos a casa.
Mientras mi dedo la penetra más profundo, llevo mis besos a sus pechos. Tomo uno de sus pezones entre mis labios y chupo con fuerza. Victoria se sujeta de la mesa, gimiendo.
Cuando sus paredes vaginales aprietan mi dedo, señal de que está a punto de venirse, detengo el movimiento y lo saco, dejándola en el borde. Ella se queja y veo el reproche en sus ojos. Sonrío a la vez que me agacho. Sujeto su cintura con mis manos mientras beso su abdomen, bajando hasta llegar a mi objetivo. Me deshago del obstáculo que son sus bragas y luego las llevo hacia mi rostro para inhalar su embriagante aroma.
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Desearía que fueses mi droga (Pausada)
Teen FictionSteve Lewis es el hijo perfecto, tiene excelentes calificaciones, siempre se esfuerza por dar lo mejor de sí y es adinerado. Parece tener la vida perfecta... Sin embargo, la realidad es otra. Es un extrovertido sin amigos, todos en el instituto lo d...